Agnès Jaoui y Jean-Pierre Bacri forman una solida pareja creativa, que se entiende a la perfección. Se han ganado credibilidad con sus anteriores trabajos conjuntos «Para todos los gustos», «Como una imagen» y «Háblame de la lluvia». En su cuarto largometraje el reparto de funciones sigue estando igual de claro: los dos actúan y escriben el guión, siendo ella la que dirige.

Mantienen el estilo de comedia coral como marca de la casa, realizando una amplía caricatura social de la que no se escapa nadie. Es un humor inteligente, basado en el gusto por el detalle a la hora de captar los defectos mundanos. Con «Au bout de conte» la pareja ganó el premio al mejor guión en la Seminci de Valladolid.

El Príncipe Azul

La traducción literal del título original debería ser «Al final del cuento», que en la tradición suele ser «fueron felices y comieron perdices». Algo muy concreto y significativo, que desaparece en el doblaje con ese matiz de una procedencia que no tiene porque ser tal. «Un cuento francés» despista del objetivo postrero, en cuanto que la película se nutre de las fábulas clásicas universales. Son reconocibles personajes y situaciones de «La Cenicienta», «Caperucita Roja», «Blancanieves», «El Príncipe Azul» o «La bella durmiente».

El paralelismo entre los cuentos y la realidad actual se establece narrativamente mediante una representación infantil, la cual sirve de hilo conductor. La propia Agnès Joaui interpreta a una maestra de guardería que monta un teatro con los niños y niñas en edad preescolar.

Los adultos responden igualmente a esos perfiles sacados de los cuentos, pudiéndose reconocer a quienes actúan a diario sin desprenderse de su niñez. Todo parte de la joven que espera a su príncipe azul, hasta que conoce a un ser atractivo pero peligroso que es el lobo en persona. A su alrededor también hay hadas madrinas, brujas, doncellas, cabritillas y demás. La fotografía de estilo pictórico viene a transformar las escenas en las páginas ilustradas de los cuentos.