España no emigra
La caverna mediática destacaba ayer que la consejera de Educación, Política Lingüística y Cultura de Lakua, Cristina Uriarte, se refiriese a los adolescentes venidos de fuera de Euskal Herria como «inmigrantes».
«El Mundo» titulaba «Euskera para `inmigrantes' españoles». Pues sí, una medida positiva y necesaria, prestar una mayor atención a los inmigrantes en cuestiones lingüísticas. Y sí, inmigrantes, del mismo modo que lo es una vasca (o un vasco) en Castilla-La Mancha. Servidora recuerda los tiempos en los que apenas había inmigración africana, sudamericana, africana o de Europa del Este, cuando la mayor parte de las y los inmigrantes eran españolas y españoles. Varias de mis amigas eran inmigrantes o de familia inmigrante, amigas que afortunadamente mantengo.
Casi idéntico título utilizaba «La Razón»: «Euskera para jóvenes `inmigrantes' españoles». Y la noticia era, igualmente, referida al entrecomillado.
En «Abc», Jaime González dedicaba al mismo asunto su irónica columna, que comenzaba así: «Entre el consejero de Salud del Gobierno vasco, Jon Darpón, que ordenó retirar el jardín de tulipanes rojos y amarillos de la subdirección de Álava, porque parecía una bandera de España, y la consejera de Educación, Cristina Uriarte, que considera `inmigrantes' a los adolescentes españoles venidos de `otras comunidades autónomas', habrá que convenir que el deseo expresado por el lendakari, Iñigo Urkullu de dar `pasos continuados hacia la convivencia' es ya una hermosa realidad». Ya, la convivencia que quiere González es la de la ley del embudo. y continuaba: «Escucho a Darpón decir que `el rojo y el amarillo no son sus colores' [y tampoco de servidora, al menos no junto], y a Uriarte equiparando a los jóvenes de la Roja, Cantábrica o Castilla y León con los inmigrantes procedentes de otros país, y maldigo el momento en el que puse en duda la voluntad integrado del nacionalismo». ¿Acaso los procedentes de otros país son de categoría inferior a los procedentes de España? Y entre otras melonar, soltaba la que sigue: «Y si un «extranjero» murciano o extremeño tiene problemas de integración, Uriarte le aplica el procedimiento de extracción. Esto es: se le arranca de raíz su españolizad, como si fuera un tulipán, y se le aplica la Agenda Estratégica del Euskera». Sí, majo, pero aquí no está prohibido el castellano, como lo ha estado éuscara hace solo unas décadas, en un tiempo que algunos añoran.

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