Cuatro décadas en una final
Martínez de Irujo busca su quinta txapela y Julen Retegi estrenarse en la vuelta de la final más importante a su templo del Atano III.
El Manomanista evocará a su esencia esta tarde con la vuelta de la final al Atano III, recinto que ha sido el hábitat natural del llamado partido más importante del año. En total, la de hoy será la final número 40 que se dispute en el frontón del barrio de Amara, donde se ha forjado gran parte de la leyenda de este deporte, donde se han jugado casi todos los partidos más recordados por los pelotazales.
Curiosidades o caprichos del destino, el desarrollo del campeonato de este año ha querido que, en el cincuentenario de la inauguración del recinto donostiarra, las cuatro décadas de estas finales tengan su presencia con Irujo y Retegi Bi.
Azkarate y García Ariño I fueron los dos primero pelotaris que se enfrentaron en una final (1964) en el Atano III, por aquel entonces conocido como Anoeta, pero no hubo que esperar mucho, apenas cinco años, para que Juan Ignacio Retegi diera comienzo a la saga más importante del Manomanista.
Los 70 fueron los años en los que el delantero de Eratsun labró gran parte de sus seis títulos, una cifra que solo pudo ser superada en la década siguiente, cuando su sobrino Julián elevó el listón hasta las 11 txapelas, una marca que, como la de Javier Sotomayor en altura, lleva camino de ser eterna.
1993 fue el año en el que terminó la dinastía de Eratsun y, tras unos años de cierta zozobra, el Manomanista recuperó vigor con la irrupción de dos jóvenes, uno de los cuales, Patxi Eugi, tratará de llevar a su pupilo Martínez de Irujo a su quinta txapela. Sus duelos con Rubén Beloki, hoy director deportivo de Asegarce, protagonizaron el cambio de siglo, con todas sus finales con el Atano III donostiarra como escenario.
En 2004, el mismo frontón asistió a la irrupción de Martínez de Irujo, pelotari que con su nueva forma hizo temblar los cimientos de tantos años de historia. El de Ibero también tuvo su alter ego, un Aimar Olaizola hoy ausente en Donostia y que ha privado en los últimos dos años al de Aspe, en el exilio de Bilbo, de sumar una quinta txapela con la que subir al tercer cajón histórico del torneo.
Dudas en las manos
Esa experiencia en este tipo de factores es la que hace que el delantero de Ibero salga como claro favorito en las apuestas ante un Julen Retegi que afronta su primera gran final, por mucho que en 1993 ya estuviera en el Atano para ver in situ como su padre -y hoy botillero- se imponía a Ladis Galarza por 22-19.
Por mucho que los corredores acudan dispuestos a cruzar apuestas de 100 a 40 por el más veterano, la trayectoria de ambos pelotaris en este campeonato hace pensar que la de hoy puede ser una final también bastante peloteada. Y es que Julen Retegi ha superado los 300 pelotazos en los tres partidos que ha disputado en su camino a esta final, donde ha dejado en la cuneta a Joseba Ezkurdia -el día que quizá más sufrió-, a Aimar Olaizola -cuando confirmó que este año estaba llamado a algo grande-, y a Mikel Idoate en semifinales, cuando terminó mucho más entero que un portento físico como el de la Txantrea, confirmando el paso adelante que ha dado en ese importante apartado físico.
Sin embargo, todo esto no le ha salido gratis y ha sido su mano derecha la que ha tenido que pagar la factura. El de Eratsun se presenta en la final con apenas un entrenamiento en las dos últimas semanas y habrá que ver cómo le responde esta tarde en un partido en el que sabe que el peloteo será clave.
No es menor la incertidumbre en torno a la zurda de su rival, Juan Martínez de Irujo, que lleva ya varios meses jugando partidos guardando su zurda. Por contra, su derecha parece estar más fresca que nunca, desde el Parejas le ha servido para abrir muchos huecos y hoy también será una de las vías por donde puede llevar el partido a su terreno, ya que es un pelotari mucho más largo que Retegi.
Al margen de esto, imprimir un ritmo muy fuerte desde el principio será uno de los deseos del de Ibero, sabedor de que Julen Retegi es un pelotari más clásico, de dar más tiempo a la pelota, y las intenciones de Martínez de Irujo quedaron bastante claras en la elección de material que se llevó a cabo el jueves.
Pero Julen Retegi también cuenta con sus bazas. Aparte de que es una de las bases del mano mano, el punto flojo del Irujo actual está muy localizado en la zurda, por lo que arrimar la pelota a pared adquiere una importancia aún mayor y en eso, por herencia genética o aprendizaje, el de Eratsun es un artista. Sabe que está ante su gran oportunidad y que tiene sus opciones, por lo que generar la ansiedad será otra clave.

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