La entrada de John Lasseter y Pixar en casa del tío Walt ha traído muchos beneficios al estudio de Burbank, pero hoy toca resaltar su firmeza para acabar de una vez por todas con el tradicional sexismo de Disney. Lo de los cuentos de princesitas que sólo gustaban a las niñas ya se ha acabado, al convertirlas en rebeldes heroínas de acción que asombran por igual a ellas y a ellos. La revolución aplicada en «Brave» sirve asimismo para la franquicia de «Campanilla», con la que los ejecutivos de la compañía tampoco sabían qué hacer desde el punto de vista comercial. La quinta entrega, titulada originalmente «Tinkerbell and the Pirate Fairy», plasma ya de manera fehaciente la profunda transformación obrada en el mundo de las hadas.

El hada Zarina o hada-pirata es todo un hallazgo de Lasseter, que así enriquece la galería de personajes Disney con un hada que escapa a lo hasta ahora visto. Frente a la ñoñez de Campanilla representa el sentido primigenio de la aventura hecha mujer, unido a un inequívoco espíritu contestatario, que no sólo no es reprendido o moralizado, sino que sale finalmente triunfante.

Pero es que Lasseter y el habitual guionista de la serie, Jeffrey M. Howard, no se quedan ahí y, además, aprovechan la novedad para llevar a cabo un relectura de viejos mitos creados por el tío Walt, convirtiendo lo que en teoría debía ser una simple entrega más en una «precuela» muy sorprendente de «Peter Pan»

Se nos cuentan los comienzos del Capitán Garfio, cuando sólo era el grumete James y el cocodrilo que ya empezaba a perseguirle no era más que una cría. Todo resulta tan divertido como revitalizador, sin salirse de la fidelidad argumental a la historia principal y su reconocible estética miniaturista. El detallismo made in Disney queda a salvo, porque la calidad visual del producto se sitúa muy por encima de lo que prometía el proyecto inicial destinado al mercado doméstico. Afortunadamente puede ser disfrutado en salas de cine con una magnifica animación en 3D, sin desmerecer frente a los grandes lanzamientos.