Joseba VIVANCO
¿Fortuna en San Paolo? La misma que hubo en su día ante el Schalke o el Sporting lisboeta en los partidos de ida

Lecciones napolitanas

Valverde retiró la presión alta de Beñat por un San José más retrasado y el equipo terminó muy atrás.

El meritorio 1-1 que el Athletic se trajo de San Paolo ha sido interpretado, en general, de manera favorable, pero más por el propio resultado que por su juego. Perdonables sus primeros minutos de nerviosismo en su estreno Champions, en un estadio Champions y ante un equipo Champions, se ha señalado sobre todo ese cuarto de hora final en que a punto estuvo de lapidar la eliminatoria. Pero ya lo dijo Ernesto Valverde, que a un rival como el Nápoles habrá que concederle al menos y en su campo que tenga tres o cuatro ocasiones claras, incluso ese arreón final. Y no le falta razón.

¿Acaso el Athletic de Bielsa llegó a una final europea solo por su fútbol? Quizá el partido firmado en Old Trafford fuera para guardar en la hemeroteca de la historia del fútbol, pero ¿acaso no se heló casi de frío en una pésima segunda parte ante el Lokomotiv moscovita?, ¿no las pasó canutas en el partido de ida ante el Schalke cuando durante muchos minutos estuvo contra las cuerdas a pesar del 2-4 final? ¿qué hubiera pasado si el Sporting lisboeta hace el 3-1 en aquella ocasión postrera del peruano Carrillo en el minuto 83, tras un cuarto de hora final taquicárdico? Aquella fortuna que acompañó a los leones en su singladura hasta Bucarest es la misma que se les apareció en la ciudad italiana este martes.

Que Callejón fallara, que Michu no se atreviera, que Higuaín se topara con Iraizoz -el portero también cuenta ¿no?- entra dentro del juego, de la misma manera que el Athletic pudo haber sentenciado tras el descanso y no acertó a hacerlo.

Pero más allá de los «imponderables», que diría el Loco Bielsa, el partido nos dejó también otros detalles a analizar. Como el bajón físico de Iturraspe en el tramo final del encuentro, tras una aceptable primera parte, aunque hay que recordar que al de Abadiño le costó varios partidos mostrar su mejor versión la pasada campaña e incluso Valverde lo dejó sin convocar al inicio de la temporada. Cuando él bajó los brazos, sobre todo en ese último cuarto de hora (Morán le sustituyó en el 87), el grupo lo notó e Ibai Gómez se vino hacia adentro en su ayuda, lo que dejó solo a un también cansando De Marcos ante el inspirado De Martens, y por ahí llegaron las ocasiones de gol de los partenopeos.

Quizá Txingurri debiera haber dado entrada a un fresco y más defensivo Iraola por el de Guardia para frenar al belga. Sin embargo, si algo notó el equipo en ese que pudo ser fatídico cuarto de hora, fue la salida de Beñat y su presión alta, por un San José que se incrustó mucho más atrás, con lo que el Nápoles pudo progresar con facilidad y acumular más hombres cerca del área rojiblanca. ¿Se equivocó Valverde en ese cambio?

El de Igorre cumplió con el cometido, al menos el de presionar arriba a la defensa italiana, porque lo que es a la hora de distribuir y acompañar el juego en la zona de ataque, Beñat fue junto a Aduriz el que menos pases recibió de sus compañeros, 17, y él al delantero donostiarra solo pudo darle un balón. Por cierto, ¿saben de quién recibió más balones `Adu'? De Iraizoz.

Beñat fue, además, uno de los que menos precisión a la hora de pasar la pelota, un 70%; tampoco le anduvo lejos otro que no brilló, Balenziaga, con un 75% de acierto, aunque la palma se la llevó un gris Susaeta, solo un 59% de precisión en sus pases. En términos generales, el Nápoles acertó en el 87% de sus pases... el Athletic en el 75%. Desde luego, hubo errores en ese aspecto, alguno de Iturraspe o San José en esa parte final, que a punto estuvieron de terminar en más que un susto.

De Marcos fue una de las sorpresas agradables de la noche, sobre todo su mentalidad ofensiva que fue la que propició el gol de Muniain. Esa proyección por banda se refleja en que el alavés recibió hasta 5 pases de su compañero Susaeta, en tanto él dio al eibartarra solo 2; en la otra banda, queda claro el protagonismo de Muniain, al que Balenziaga dio hasta 9 pases.

Ayer fue el lateral zurdo el que compareció tras el entrenamiento para reflexionar sobre el Nápoles y el arranque liguero en Málaga. «Enfrente tuvimos un pedazo de equipo y es normal que en momentos puntuales nos puedan meter atrás. Quizá muy atrás nos metimos, pero el equipo dio muy buena cara, estuvimos bien y lo más importante son esas sensaciones», algo que les ayudará de cara a mañana, donde no cree que el rodaje superior a los malacitanos les vaya a favorecer. «Los dos equipos estaremos parecidos. Nosotros estamos preparados y lo afrontamos como el de Nápoles. Es importante empezarla bien, vamos a aprovechar que estamos bien», analizó.

«Nos escoltaron hasta el estadio como en una película de acción»

Los expedicionarios del bus-litera fletado por la Peña Deusto a Nápoles retornaron ayer a la capital bilbaina, tras cuatro días de viaje y satisfechos por el resultado que se trajó el equipo, y la buena experiencia vivida en la ciudad italiana. «De cine», resumía ayer Vicente Hidalgo, el integrante que más expediciones europeas sumaba de todos. «Había cierto temor por lo que habíamos oído de sus aficionados, pero no ha habido ningún problema. Nos han tratado bien», aclara, tanto que lo más llamativo fue la protección policial con la que acudieron al estadio, «como en una película de acción, escoltados, no dejaban a ningún coche acercarse al autobús», recuerda.

No tuvieron problema para moverse por la ciudad antes del partido, se acercaron a jalear al equipo hasta su hotel e incluso cantarle a Gurpegi en su cumpleaños. Luego, ya en el estadio, «a pesar de que éramos pocos, también animamos, pero en cuanto lo hacían, ellos se ponía a cantar. Es más, hasta que empataron, y tras meter nosotros, estuvieron apagados, luego sí, cuando con el gol, aquello atronó». Se cuenta que el rugido de San Paolo tras un gol se escucha en cinco kilómetros a la redonda. Al final, empate, buen ambiente y con ganas de repetir. «La verdad es que en estos viajes hay gente muy heterogénea, mayores, niños... De la Peña solo éramos cinco, así que es una miniconvivencia entre gente distinta pero con muy buen rollo y ganas de volver a hacerlo», cuenta Hidalgo. Un largo viaje, una buena experiencia, un prometedor resultado, y la experiencia europea no ha hecho más que empezar. J.V.