En el tablón de deseos para el 2016 que la Quincena Musical ha instalado en la entrada del Auditorio Kursaal, y en el que un par de centenares de abonados han dejado ya por escrito aquello que les gustaría escuchar dentro de dos ediciones, hay una petición que se repite constantemente: ballet. Con las idas y venidas presupuestarias de los últimos años la presencia de la danza ha sido irregular en el festival y parece que el público lo echa de menos.

Muestra de esa predilección es que se agotaron las entradas para disfrutar del Víctor Ullate Ballet, que trajo a Donostia tres producciones muy representativas y que resumen el trabajo de Ullate como coreógrafo. La primera fue "Jaleos", uno de los grandes éxitos de la danza del Estado español en tiempos recientes, convertido ya en un clásico moderno tras su estreno en Nueva York en 1996. "Jaleos" tiene la extraña virtud de condensar la esencia española partiendo casi exclusivamente de la técnica clásica, sin acudir apenas al flamenco. Se trata de una coreografía limpia, ordenada en su escansión en forma de cánones, con una partitura minimalista, pero llena de fuerza y una "chulería" noventera que la hace tremendamente divertida. La compañía al completo la defendió con energía y notable precisión.

La segunda parte comenzó con "Tres", de Eduardo Lao, director artístico de la compañía. Una creación bastante reciente, del 2008, sobre música de Beethoven, que expone las dudas de un hombre atrapado entre dos mujeres. Un tema clásico para un tratamiento coreográfico igualmente clásico, expresivo pero un tanto gris. Volvió Ullate con "Après toi", un tour de force para solista que fue ejecutado con tremendo virtuosismo por Josué Ullate. Bailarín de gran técnica, superó con solvencia la enorme densidad de movimientos que emplea Ullate para traducir el interior de un hombre atormentado, abatido bajo la sombra de una cruz.

La velada finalizó con uno de los últimos trabajos de Ullate, "Bolero", llena de sensualidad y que hace coincidir la culminación del gran crescendo musical de Ravel con el éxtasis sexual del dúo protagonista.