Este original experimento ganó en el Festival de Málaga el premio del público y el de mejor documental, repitiendo este segundo reconocimiento en el Documenta Madrid. El proyecto partió del encargo que la ONG Ojos del Mundo hizo al cineasta argentino Sebastián Alfie para realizar un corto de tres minutos sobre la recuperación de la vista. Alfie viajó a Bolivia con la idea de hacer una película más amplia sobre la ceguera, y allí encontró al director de fotografía Gaber Bene, que al perder la visión pasó a dedicarse al alquiler de material óptico. Le propuso colaborar en el rodaje como asesor de cámara, utilizando para ello su extraordinaria y muy desarrollada memoria visual.