La infancia en la clandestinidad
La competición oficial de Zinemaldia se cerró ayer con la proyección de «Vie Sauvage», una historia dirigida por Cédric Kahn y basada en una historia real. Una pareja decide criar a sus hijos en un entorno natural y alejado de la sociedad actual. Cansada de ese estilo de vida, la madre decide un día terminar con ello. El padre, sin embargo, regresará con sus hijos a la naturaleza y emprenderá un periplo clandestino que se prolongará durante once años.

La educación de los hijos es una cuestión debatida en cualquier pareja. El tipo de centro escolar en el que ingresará, el tiempo que sus padres pasarán con ellos, la conciliación de la vida familiar con el trabajo... Cédric Kahn, sin embargo, plantea otro modo de encauzar la educación y el modo de vida de los progenitores. «Vie Sauvage», última película a concurso de la Sección Oficial, se nutre de una historia real para desarrollar su relato. Una pareja francesa decide vivir en medio de la naturaleza, sin apenas recursos económicos y sin escolarizar a sus hijos. Con un estilo de vida seminómada, serán ellos mismos sus educadores y los encargados de encontrar una vivienda para la unidad familiar. Lo harán todo en conexión con un estilo de vida al que no estamos acostumbrados.
Okyesa y Tsali conviven con su padre, Philippe Fournier (conocido como Paco), su madre, y otro hijo de esta en una caravana. Fue un proyecto acordado entre los adultos, aunque las duras condiciones de vida llevarán a la madre a abandonarlo todo y a regresar con sus tres hijos a la vivienda de sus padres.
La legalidad francesa le otorgará la custodia de los tres menores, pero Paco no comprende la vida de sus hijos dentro de un sistema del que, precisamente, decidieron alejarlos. La incomprensión por la decisión de la madre y la rabia generada por la actuación de la justicia (se siente un padre marginado) le obligarán a iniciar un nuevo periplo.
Devolverá a Okyesa y Tsali al lugar donde nacieron y pasaron sus primeros años de vida, al contacto directo con la naturaleza y, también, a vivir en la clandestinidad. Tras la denuncia de la madre, quien le acusará de secuestrarlos, deberá vivir huyendo de la Policía. En principio planeó que la situación se prolongaría durante algunos meses, confiando en que la justicia tomaría cartas en el asunto y dejaría decidir a los menores sobre su futuro. Pero sus pronósticos no se cumplieron y Paco vivió de esta manera con sus hijos durante once años.
En la rueda de prensa posterior a la proyección, además de los dos actores principales y el director, también participaron los dos hombres que vivieron en sus propias carnes la historia que Cédric Kahn ha llevado a la gran pantalla. Y, según dijeron, no se arrepienten de todo lo que vivieron junto a su padre. «Con 7 y 8 años, respectivamente, decidimos quedarnos con nuestro padre y vivimos en la clandestinidad para vivir lo que queríamos vivir», explicaron.
«Vivimos esos once años como una experiencia muy fuerte en la que aprendimos muchas cosas. No solo vivimos en los bosques y en el monte, estuvimos también en el mundo real, con gente de diferentes clases sociales», añadieron. A su juicio, fue una experiencia que «nos aportó muchísimo». Reconocieron que fue «una vida difícil», pero que les ha servido «para ser más fuertes ahora».
La madre de ambos pasó once años sin tener noticias de sus dos hijos. «Nuestro padre siempre nos decía que podíamos volver con nuestra madre y nosotros decidíamos qué hacer».
Si la niñez fue una época bastante más fácil de controlar para Paco, en la adolescencia se tuvo que enfrentar a varias contradicciones. Kahn apuntó que su intención era exponer las ideas del padre, las contradicciones de la madre y de los dos adolescentes. «En la adolescencia tenían ganas de socializarse, de vivir una vida más normal», dijo. Y añadió que «quería tocar los conflictos internos de cada persona; me interesaba saber cómo iban creciendo en ese modo de vida que eligieron».
Los dos protagonistas reales de la historia también hicieron referencia a este tema: «No podemos decir que era un mundo aparte y aislado fuera del sistema. Nosotros también vivimos el sistema y experimentamos en el sistema».
El cineasta francés, autor de títulos como «L´ennui», «Roberto Succo» o «Une vie meilleur», aseguró que el 60% del film cuenta la historia tal y como fue, aunque reconoció que «esta vez me he tomado algunas libertades» a la hora de desarrollar la trama.
«Los elementos del suceso me parecían increíbles. Un padre y una madre que luchan por la custodia de sus hijos y el contexto de la historia era extraordinario», afirmó.
Kahn deja al descubierto la ayuda y solidaridad que recibió Paco durante ese «viaje», sobre todo la de «varias mujeres con hijos, que, paradójicamente, no se identificaron con la lucha de la madre».
El director y los dos protagonistas subrayaron una cosa positiva sobre la película: que los cinco miembros de la familia aceptaron que se hiciera el film y quedaron satisfechos con el resultado.

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