Nagore BELASTEGI DONOSTIA
62 EDICIÓN DE ZINEMALDIA

Premio Donostia al «esfuerzo» de un «animal cinematográfico»

Benicio del Toro recibió ayer por la noche el segundo Premio Donostia de la 62 edición de Zinemaldia. El galardón, que le fue entregado de la mano del cubano Jorge Perugorria, sirve para reconocer el trabajo que ha realizado hasta ahora a lo largo de medio centenar de películas. Una de ellas, «Escobar: Paraíso perdido», basada en la vida del narcotraficante colombiano Pablo Escobar, fue presentada en la sección Perlas con muy buena acogida.

Ya tenía un Óscar, un Globo de Oro, un Bafta y un Goya, entre otros varios galardones más, pero no por ello Benicio del Toro tomó su Premio Donostia a toda su carrera con menor ilusión.

«Recuerdo la primera vez que estuve aquí. Una noche salí con unos amigos a un restaurante y en la pared había una foto; aparecían unos pescadores en un barquito. Uno de ellos estaba fundido, tal vez herido, y me llamó la atención. Le pregunté a la camarera qué le pasaba y dijo: `el esfuerzo'. Ahora yo miro este premio y me pregunto: `¿Y esto?', y me respondo a mí mismo: `el esfuerzo'», dijo dotándole a su discurso el toque de humor que le caracteriza. Pero explicó que ese esfuerzo no es solo suyo. «Mucha gente me ha ayudado y quiero compartir este premio con ellos, y quisiera dedicárselo al pedacito de tierra de donde yo vengo», continuó el puertorriqueño.

Otro latino, el actor cubano Jorge Perugorria, fue quien le entregó la farola plateada. En 2012 era Del Toro el que se la entregaba a un amigo, a John Travolta. El actor ha participado en medio centenar de películas como su reciente «Guardianes de la Galaxia», «21 gramos», «Traffic», «Snatch: cerdos y diamantes», «Miedo y asco en Las Vegas» o «Sospechosos habituales». Ayer presentó en la sección Perlas «Escobar: Paraíso perdido», del director italiano Andrea Di Stefano. Acudió la rueda de prensa junto a él y el resto de los protagonistas de la cinta pocas horas antes de pisar la alfombra roja.

Ya en esa ocasión adelantó lo importante que era para él recibir el Premio Donostia: «Es un honor recibirlo porque es la primera vez que me dan un premio de este tamaño. También es un honor porque es Zinemaldia quien me premia, un festival que personalmente es de los que más me gusta». Admitió que cuando empezó a actuar no pensó jamás que recibiría un premio a su carrera y reconoció el valor de otros actores al ponerse delante de la cámara. «A muchos les vi en películas en blanco y negro -dijo- ellos me han ayudado a soñar». Respecto al oficio de actor comentó que «en Hollywood hay mucho rechazo y para no ahogarte en él hay que tener memoria corta, o piel de cocodrilo, como quieras».

Como era de esperar, Benicio del Toro acaparó prácticamente toda la atención de la prensa, pero también el resto tuvo la oportunidad de comentar su punto de vista sobre el film que tiene como protagonista a Pablo Escobar, narcotraficante colombiano fallecido en 1993. Su particularidad fue que parte del dinero que ganaba con sus negocios con la cocaína lo invertía en infraestructuras para los barrios de Medellín. Sin embargo, por orden suya fueron asesinadas miles de personas.

«Leí muchos libros en año y medio. Procesé todos los elementos y tuve que elegir qué momento contar porque ya se habían hecho muchos documentales sobre Escobar. En esta cinta se ve un amplio espectro de cómo era este hombre, lo bueno y lo malo que tenía. ¿Cómo contar esta historia respetando las emociones del público? He sido lo más realista posible y he mostrado las dos caras de la moneda», explicó Di Stefano a lo que añadió que es «una buena película que da una lección moral».

El protagonista de la noche y del film contó que ahora sabe más sobre la figura de Escobar. «¿Quieres que haga un examen? -bromeó-. Él dio esperanza a un pueblo y ese momento en que se involucra en la política fue crucial. Escobar ayudó a algunas personas y por eso sigue siendo una especie de Robin Hood, pero para la mayoría es un monstruo. Sentí el dolor que hubo en Colombia», explicó. Continuando con las comparaciones con otros personajes, subrayó que Escobar «llegó a ser como el Joker en un cuento de Batman. Hizo que el gobierno de un país se arrodillara ante él. La película empieza suave y se va convirtiendo en `Godzilla'».

Cómodo con sus compañeros

Hace años que Benicio del Toro empezó a preparar este papel, que aceptó por el resto de actores que le acompañarían en la aventura. Carlos Bardem interpreta a uno de los secuaces del «Patrón» Escobar. «He tenido la suerte de pertenecer a la guerrilla de Benicio Guevara», apuntó el actor madrileño haciendo un guiño a la película «Che: Guerrilla» en la que ambos participaron.

Benicio del Toro también tuvo en cuenta la participación de los jóvenes actores Claudia Traisac y Josh Hutcherson. Traisac es conocida por su papel en la serie de televisión «Luna», pero no había participado nunca antes en una producción de este tipo. «Este papel fue un regalo. Tuve que hacer siete audiciones. Era muy difícil pero era mi sueño. Me costó porque no dominaba el inglés, pero Andrea [Di Stefano] confió en mí desde el principio», declaró.

Por el contrario, su compañero Hutcherson es de sobra conocido, sobre todo por el público más joven por interpretar a Peeta Mellark en la versión cinematrográfica de «Los juegos del hambre». Mientras que Benicio del Toro acaparaba las cámaras y miradas profesionales, el estadounidense fue aclamado por una legión de fans que esperaba desde las dos y media de la tarde. Gritos, pancartas con simpáticos mensajes, tatuajes temporales en la piel, pósters y, sobre todo, selfies.