«Magical Girl» hizo doblete y «Loreak» mereció, pero no pudo ser
No fue lo que muchos esperaban, pero la clausura de Zinemaldia dio para lo que dio. «Magical Girl» fue la cara de la moneda con la Concha de Oro y la Concha de Plata para su director Carlos Vermut. La cruz se la llevaron otros, que se fueron de vacío a casa a pesar de copar el ranking de los aspirantes a conformar el palmarés oficial. «Une nouvelle amie», «Phoenix» o «Haemu» fueron algunos de ellos. «Loreak», la gran esperanza vasca, también quedó descolgada.

No cabe duda de que la noche de ayer fue la noche de «Magical Girl». La cinta se despidió de la 62 edición de Zinemaldia con la Concha de Oro y con la Concha de Plata al Mejor Director, galardones que anoche recogió el propio Carlos Vermut junto con otros miembros de su equipo. Aunque la gala de clausura no se caracterizó precisamente por un carácter emotivo, el director madrileño le puso el tono «pastel» a la parte final del acto, al dedicar el premio a su pareja y dedicar «tanto amor al cine».
«Magical Girl» no es una película fácil y a veces puede llegar a incomodar al espectador, pero transmite una mirada diferente sobre los límites que puede atravesar una persona para conseguir ciertos objetivos. En este caso, Luis y Bárbara (interpretados por Luis Bermejo y Bárbara Lennie) traspasan las fronteras de su propia dignidad. Luis lo hará por hacer cumplir el último deseo de su hija Alicia, enferma de una leucemia sin posibilidad de curación. Bárbara, por su parte, evitará a toda costa que su marido siquiatra tenga conocimiento de la relación sexual que mantuvo en la noche que conoció a Luis. Entre los dos protagonistas se cruzará la vida de Damián (José Sacristán), profesor de matemáticas jubilado que, al igual que Bárbara y Luis, será capaz de llevar a cabo sus acciones sin un razonamiento limitado.
El toque crítico a la gala de clausura, que fue presentada por José Coronado y Edurne Ormazabal, llegó de la mano de Javier Gutiérrez, que recibió la Concha de Plata al Mejor Actor por su interpretación en «La isla mínima». Se dio la casualidad de que el premiado se encontraba ayer mismo en el Teatro Arriaga de Bilbo interpretando la obra «Macbeth», de Shakespeare, y fue su compañero de reparto Raúl Arévalo el encargado de recibir el galardón y de leer una extensa carta que le hizo llegar el propio Gutiérrez.
Las muestras de gratitud hacia el jurado, la organización de Zinemaldia y el equipo de «La isla mínima» dieron comienzo a su mensaje que, ni mucho menos, concluyó de forma tan dulce. Tras elogiar los esfuerzos que se realizan en la industria del cine español, con nombres y apellidos nombró directamente a Mariano Rajoy, a quien reprochó la «indiferencia y maltrato» que recibe el cine estatal por parte de su Gobierno. «No olvide que el cine español también es el suyo», le recriminó.
La de Gutiérrez no fue la única intervención que aludió a la política. El director donostiarra Borja Cobeaga, que recibió el Premio Irizar al Cine Vasco por «Negociador», hizo referencia directa a la situación política vasca. Nombró a Jesús Eguiguren e implícitamente hizo lo propio con Arnaldo Otegi. «Las personas que más han hecho por la paz en este país, uno está defenestrado, y el otro está en la cárcel», dijo ante un Kursaal repleto de estrellas, directores, invitados y cinéfilos que asistieron a la gala final.
Retomando la lista de premiados del palmarés oficial, el jurado otorgó su Premio Especial a la última película de Cédric Kahn, «Vie Sauvage». El propio director recogió el galardón y se apresuró en dedicarlo a la familia en la que se ha inspirado para el largometraje. Una historia de dos padres que luchan por la custodia de sus hijos sobre una estructura quebrada: criar a los menores en pleno contacto con la naturaleza y lejos de la sociedad actual. Los dos protagonistas del film pasaron once años en la clandestinidad con su padre, quien decidió seguir adelante con los planes iniciados con su mujer antes de que esta decidiera romper con todo.
En la interpretación femenina, el premio fue a parar en manos de Paprika Steen («Silent Heart»), mientras que Dennis Lehane, autor de películas como «Mystic River», se apoderó de la Concha de Plata al Mejor Guión por «The Drop». La Mejor Fotografía fue para Álex Catalán, por «La isla mínima», que introduce impactantes imágenes aéreas que ilustran el inicio del largometraje con los paisajes de las marismas del Guadalquivir. El jurado consideró que la mejor dirección novel de esta edición ha sido la de Kristina Grozeva y Petar Valchanov por «Urok» («The Lesson»).
El premio Horizontes se lo ha llevado este año «Güeros», de Alonso Ruizpalacios, mientras que el de Cine en Construcción ha ido a parar en manos de «Magallanes», de Salvador del Solar.
Nada para «Loreak»
La de ayer, sin embargo, no fue la noche de las grandes favoritas y tampoco la noche de «Loreak», que llegará a las salas de Euskal Herria el próximo 31 de octubre. El primer film íntegramente grabado en euskara que concursaba en Sección Oficial se marchó de vacío y las esperanzas de muchos de ver a alguno de sus integrantes sobre el escenario se quedó al final en eso, en una mera esperanza.
Pero «Loreak» no fue la única que no pisó el escenario del Kursaal. Otras películas que a lo largo de esta edición han sonado para formar parte del palmarés oficial regresaron con las manos vacías. Uno de ellos fue François Ozon, que ya conoce qué es ganar la Concha de Oro en Donostia (lo hizo con «Dans la maison» en 2012). Su «Une nouvelle amie» no convenció al jurado presidido por Fernando Bovaira, a pesar de que Ozon muestra su lado más alocado y fetiche, con una propuesta sobre la construcción de una nueva identidad.
A la lista de favoritos que no resultaron premiados se sumaron la surcoreana «Haemu», la alemana «Phoenix» o «Tigers», de Danis Tanovic, que a última hora se coló en la lista de los posibles candidatos.
La gala de clausura, que arrancó a las 20.30 de la noche en el Kursaal donostiarra, se caracterizó por una estructura bastante sobria que no dio paso a grandes momentos informales. Raúl Arévalo fue de los únicos que se atrevió a «saltarse el guion» cuando recogió la Concha de Plata al Mejor Actor en nombre de su compañero Javier Gutiérrez. Pero el acto, en sí, no dio para mucho más. Con todos los premios ya anunciados y otorgados, Zinemaldia dio por finalizada su 62 edición con la proyección de «Samba», film que se encargó de dar el cierre a nueve días de ultramaratón cinematográfica.
En la entrevista publicada por este diario el pasado 19 de setiembre, José Luis Rebordinos auguraba que esta edición contaría con las películas de mayor calidad de los últimos años. Lo cierto es que las quinielas siguen casi sin acertar, y que la unanimidad es algo todavía intangible. Pero sí, es cierto que lo de este año no ha estado nada mal.

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