Después de encontrarse en la final de la ACB de 2002 y 2006, en la Final Four de la Euroliga de 2007 y en la final de Copa de 2009, Unicaja y Baskonia dejaron de cruzarse en partidos en pos de algún gran título. Los malagueños, por culpa de una gestión deportiva -y ya veremos si económica- bastante mala, han desperdiciado temporadas enteras con enormes gastos en jugadores y técnicos, pero sin resultados. Según parece, la llegada de Joan Plaza les ha traído la calma y ya la pasada campaña llegaban a las semifinales de la Liga ACB, poniendo en serios aprietos al Real Madrid.

La trayectoria de Laboral Kutxa Baskonia es de sobra conocida, así como la comparación con el club malagueño cuando empezaba torcerse su habitual buen hacer. La «unicajización» baskonista definía un elevado gasto en jugadores y técnicos que no rendían o que carecían del otrora diferencial carácter.

El culmen de esta cuesta abajo se puede encontrar en el triunfo de Unicaja en el pasado 27 de febrero, dentro del Top 16 de la Euroliga. Un 71-81 en el debut de Lamar Odom, que se saldó con un Zurbano muy enfadado con el juego de su equipo, hasta el punto de que el entonces entrenador, Sergio Scariolo, debió pedir disculpas públicamente.

Con estos antecedentes sobre la mesa, se puede decir que ambos equipos vuelven a encontrarse en el rellano de la escalera. Unicaja que, a pesar de perder a Dragic, mantiene en gran medida el bloque del año pasado, debutaba con triunfo ante el Andorra, mientras que los de Marco Crespi no pudieron evitar perder por 87-65 en Barcelona, pese al partido de Bertans. Ha pasado una semana y los gasteiztarras, que debutan como locales, buscan darle la primera alegría a los suyos.

«El primer partido es como el primer día de escuela. Es muy importante que el equipo contagie a la afición para que nos ayude. Es un equipo que todavía está encontrando su seguridad y tener a la afición puede ayudar de manera positiva a correr y trabajar», dijo Marco Crespi.