Joseba VIVANCO
Hoy se cumplen 25 años de la destitución de Howard Kendall

Y un inglés se fue de Bilbao

El laureado técnico llegado del Everton y que llevó a la UEFA a los leones dejó un hondo recuerdo entre la afición rojiblanca.

«Hoy a la mañana, último día en Lezama, entrenador del Athletic. El mejor club en el mundo. Si voy para Inglaterra o posible para otro club... es abajo, este club es el mejor». Fueron las sentidas y emotivas palabras de despedida del inglés Howard Kendall, hoy hace 25 años, del banquillo rojiblanco. Un adiós entrañable, tanto como el recuerdo que desde el Botxo se le profesa a un técnico que caló hondo en su afición, tanto como el club bilbaino en su corazón. Ha pasado un cuarto de siglo, pero muchos athleticzales le recuerdan con cariño y no dudan en saludarle por la calle cuando, como hace unos meses, en abril, acudió al nuevo San Mamés a presenciar un Athletic-Málaga.

Dieciséis años después de la era Ronnie Allen, como la canción de los txikiteros, otro inglés vino a Bilbao, a pesar de las quejas públicas de Javi Clemente y su ultradefensa de un técnico «de la casa». Howard Kendall dejaba atrás una trayectoria exitosa en el Everton de sus amores para poner orden en un Athletic que venía de una campaña desilusionante y necesitaba un golpe de timón. Eso sí, no logró que el club aceptase su orden de que los entrenamientos se hicieran sin público. Era 1987 y este inglés sonrosado y rasgos bonachones sustituía a José Ángel Iribar. Habían dejado el club Goikoetxea, Urkiaga o De la Fuente. En su primer partido oficial sentó a Sarabia y confió a Félix Sarriugarte la punta.

Un aviso a navegantes sobre los nuevos tiempos que se avecinaban en el Athletic y de los nuevos cachorros que con él iban a emerger: Ferreira, Mendiguren, Alkorta y Lizarralde, el primer año; Garitano, Urrutia y Lakabeg, el segundo; Eskurza en el tercero... «Hacer un buen equipo de fútbol lleva más de cinco minutos», dijo poco antes de su cese. Pero la realidad es que cogió las riendas del equipo y en su primera campaña clasificó al conjunto bilbaino en la cuarta posición y disputó la Copa de la UEFA, y en la siguiente, más desilusionante, acabó séptimo. Dos campañas que no hacían presagiar los nubarrones que se cernían sobre la tercera.

Arrancó la temporada 1989-90 con triunfo por la mínima en el derbi ante la Real Sociedad. En las filas rojiblancas se alineaban dos exrealistas como Loren, el fichaje más caro hasta entonces en la historia del club -300 millones de pesetas-, e Iturrino, además del osasunista Patxi Rípodas. Los objetivos eran altos y el propio Kendall reconocía que acabar entre los tres primeros era una meta en el horizonte. Pero nada salió como se esperaba. Loren y Uralde acabaron la campaña con seis goles cada uno. Para mayor desgracia, las lesiones de Joseba Agirre, Garitano después y, finalmente, Patxi Salinas mermaron mucho el potencial del equipo.

El definitivo 4-0 en el Bernabéu

La irregular trayectoria de los leones tendría un punto y a parte con la visita al Bernabéu, el 11 de noviembre de 1989. Un par de semanas antes, el ambiente en el vestuario y la entidad ya estaba enrarecido. La visita europea a Turín se saldó con un 5-1 ante el Juventus y la polémica desatada después de que Kendall dejara caer ante la prensa su posible marcha, para sorpresa de jugadores y directiva. Malos entendidos o no -el Newcastle llamó a su puerta esos días-, aquello condicionó el devenir futuro.

De paso, Javi Clemente no cejaba en sus insinuaciones de que le gustaría volver a dirigir a los rojiblancos, hasta que el inglés, harto del baracaldés, le respondió en público: «Clemente es muy listo porque quiere volver al Athletic, en el que sabe que hay un gran cuadro. ¿Por qué no quiere volver al Español, al que dejó con 10 negativos?». Es más, tiró de ironía y dijo que le invitaría a una copa de champán en mayo si ganaban la Liga.

Llegó ese 11 de noviembre, tras una pañolada en San Mamés después de un 0-1 ante el Barça, y el Athletic salió vapuleado, 4-0, ante el Real Madrid. Kendall estaba sentenciado. La noche del 14, la Junta Directiva presidida por Pedro Aurtenetxe cesaba al técnico «de mutuo acuerdo» entre las partes. «Es lo mejor para el equipo», reconoció el inglés, que se despidió con la misma caballerosidad de la que hizo gala durante sus más de dos años en Bilbo.

Quedaban atrás 102 partidos oficiales. El equipo estaba undécimo en la tabla. Su mano derecha en todo ese tiempo, Txetxu Rojo, le sustituiría en un cargo en el que el de Begoña no triunfaría, culminando la campaña el duodécimo tras una errática singladura. Nuevo ciclo, nuevo presidente, José Julián Lertxundi, y nuevo entrenador, Javi Clemente, que en marzo de 1991 tras el humillante 0-6 ante el Barça y la derrota en Castellón, dejó paso a Iñaki Sáez.

Tras dejar Bilbo, Kendall continuó su carrera en el Manchester City, Everton, Xhanti de Grecia, Notts County y Sheffield United antes de acabar en el Everton en 1998. No lo hizo sin antes recibir el homenaje de sus dos equipos del alma, Everton y Athletic, en Goodison Park, en agosto de 2006, con victoria de los entrenados, casualidades de la vida, por Sarriugarte y gol de un joven Aduriz.

El 14 de noviembre de 1989 un inglés se había ido de Bilbao. El último representante de las Islas en ocupar el banquillo del equipo más british de la Liga.