ALAVÉS 2

ALBACETE 1

El Deportivo Alavés hizo saltar a sus seguidores ayer en las gradas de Mendizorrotza porque primero se alegraron, luego sufrieron y después respiraron tras conseguir remontar un partido que se les complicó tras un tanto en propia meta de Einar.

Todos los goles tuvieron toque albiazul, pero solo dos entraron en la portería correspondiente. Y eso que pudieron ser más porque Juli puso de su parte para que el marcador fuera más tranquilizador, e incluso acercándose a la anterior vez que los babazorros ganaron al Albacete en Gasteiz, un 5-1 del siglo pasado.

Ayer no llegaron a tanto, pero acabaron con dos meses de sequía de victorias en su estadio -desde el pasado 18 de octubre, con un ajustado triunfo frente al Lugo (1-0), no se había vuelto a ver ganar al Glorioso en casa- y con tres derrotas consecutivas, dos en Liga y una en Copa. El Alavés salió decidido a sentenciar por la vía rápida y desarboló a un Albacete descompuesto que se vio superado por el empuje local. En la primera jugada por la derecha un centro de Medina lo cazó Juli en el área pequeña para sorprender al meta y abrir el marcador en el minuto cinco. En la siguiente acción el mismo Juli pudo ampliar la renta con un zapatazo desde 30 metros que repelió el larguero.

El Albacete no pudo superar la presión e intensidad impuesta por el Alavés desde el saque inicial, en lo que fue la mejor puesta en escena de la temporada.

Pasado el cuarto de hora empezó a estirarse el cuadro manchego y dio el primer aviso al ceder el empuje local. Gonzalo tocó en el área pequeña una falta botada por Cidoncha y Pulido apenas tuvo tiempo para dirigir el balón que se estrelló en el poste derecho de la meta albiazul. El duelo cambió de dueño a la media hora y fueron los de Luis César Sampedro quienes demostraron su buen manejo de balón. Así, un centro de Keko le llegó a Jorge Díaz, que se adelantó a Medina y cruzó en exceso el testarazo, y después Portu puso a prueba al portero local con un disparo desde 25 metros.

En su tercera aparición no perdonó y logró la igualada, dos minutos antes del descanso. Keko buscó el hueco en la frontal del área y cedió a Núñez, que puso un balón envenenado que el albiazul Einar desvió a su portería en el intento de despeje.

Nada tuvo que ver la reanudación con el inicio del duelo. El Alavés siguió a merced del Albacete y sin fluidez ni ideas como para generar ocasiones de peligro. Al borde de la hora de partido Juanma culminó un contragolpe con una volea que se escapó por muy poco junto al poste de Dorronsoro.

En una de sus escasas apariciones encontró el máximo premio el Alavés con el segundo tanto. Ion Vélez se anticipó a los centrales y remató picado un centro de Juli desde la banda derecha que sorprendió a Dorronsoro y que pudo hacer algo más. El Albacete no tuvo más remedio que poner toda la artillería en el campo con la entrada de César Díaz, Samu y Rubén Cruz en busca de sacar algo positivo para no salir de colista, pero fue inútil y no funcionó.

«Siempre que metes un gol que vale para el triunfo es una doble alegría. Hoy -por ayer- ha sido un partido un poco extraño. Era vital ganarlo», definió un satisfecho Ion Vélez.