Las señas de identidad como mejor camino hacia el triunfo
Los errores arbitrales de Munuera obligaron a los rojillos a jugar casi todo el segundo tiempo con uno menos.

OSASUNA 2
VALLADOLID 1
Mes y medio después, Osasuna se reconcilió con la victoria y, lo que es más importante, se reencontró con unas señas de identidad que había dejado aparcadas tanto tiempo como desilusiones había ido acumulando. De paso, salvó la cabeza del técnico Jan Urban, que pendía de un hilo en función de lo que sucediese contra el Valladolid.
Los rojillos tuvieron que echarle toda la casta del mundo, sobre todo en la segunda parte, al quedarse en inferioridad tras ver Javier Flaño en el 52 una rigurosa segunda tarjeta amarilla, acorde al ínfimo nivel arbitral que mostró Munuera Montero, con continuos fallos y mal asesorado por sus ayudantes, lo que perjudicó a ambos equipos.
Con cuatro cambios respecto al once que sucumbió en Anduva -dos de ellos obligados por las lesiones de Vujadinovic y De las Cuevas- y una variación táctica en forma de trivote, el conjunto navarro acabó rápido con el maleficio de no anotar, que se venía prolongando durante cinco partidos seguidos.
Sin embargo, lo que debía ser un bálsamo para asentar el juego de la escuadra osasunista se transformó en un acicate para un Valladolid que la tocó mucho mejor, que no paró hasta conseguir la igualada y que buscó el triunfo en un partido de ida y vuelta, con ocasiones alternas que muy bien pudo caer también del lado visitante.
De hecho, del 1-2 que pudo ser, si Jeffren y Bergdich hubiesen llegado a empujar una magnífica asistencia desde la izquierda de Mojica, se pasó al 2-1, a la postre definitivo, gracias a una de las pocas penetraciones que realizó por banda Roberto Torres. A esas alturas de partido, Munuera Montero ya había cometido varios fallos, que se acentuarían tras el descanso.
Y llegarían a su clímax cuando dejó a los anfitriones con uno menos apenas iniciada la segunda mitad. Haciendo de la necesidad virtud, en los dirigidos por Urban aparecieron a partir de entonces esas señas de identidad que tanto estaba echando de menos la grada. Los rojillos se vaciaron físicamente para tapar huecos, cortar líneas de pase e incluso intentar salir rápidos a la contra, generando casi tantas oportunidades como en los primeros 45 minutos.
Los pucelanos achucharon lo suyo -pasaron a una defensa de tres hombres y abrieron el campo todo lo que pudieron-, más en cuanto a dominio que en acercamientos claros, aunque Óscar Díaz tuvo la igualada a falta de un minuto para el tiempo reglamentario. Pero los rojillos apretaron los dientes, sabedores de la importancia de los puntos, con la garra y ahínco que se espera de ellos. Así, sí.
«Este triunfo tiene un sabor diferente»
Consciente de lo que había en juego, especialmente a nivel particular, el técnico rojillo Jan Urban admitió al final de su comparecencia que no le habían gustado algunas de las cosas que se habían hablado sobre su futuro durante la semana. «No sé si seguiré adelante, ahí está la directiva, hubo bastantes quinielas y hay cosas que no me han gustado, pero no voy a hablar ahora», dijo mordiéndose la lengua.
En todo caso, optó por ver el lado positivo de una victoria con un regusto especial. «Este tipo de victorias tienen un sabor especial al superar tantas adversidades y ver al equipo vaciarse. Son tres puntos muy importantes para el club, en el que hay muchísima gente por detrás a la que le importa», explicó.
El preparador polaco analizó el choque, en el que «queríamos presionarles porque al Valladolid no le gusta jugar sin balón, pero ellos han sabido salir muy bien de esas apreturas y no se han puesto nerviosos. Estaba claro que teníamos que estar muy agresivos, muy encima de ellos, y creo que lo hemos hecho bien en ese sentido e incluso creando ocasiones».
Al míster rojillo se le preguntó especialmente por las actuaciones de Nekounam y Sisinio. Respecto al iraní, aseguró que «ha sido el líder, ha sacado su veteranía y experiencia para dirigir y corregir», mientras que sobre el futbolista albaceteño destacó que «no solo no le ha dejado a Mojica cuando se ha colocado de lateral derecho, sino que encima nos ha aportado cosas en ataque».
Por su parte, el entrenador del Valladolid, Rubi, se quejó de lo poco que se jugó en la segunda parte. «A base de casta y orgullo, Osasuna ha llevado el partido a su terreno, se ha parado muchísimo, sin continuidad. Si el que debe hacerlo no lo compensa con el tiempo de descuento... Lo hemos intentado con defensa de tres y abriendo el campo», resumió. N.M.

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