Final loco para salir bien parados
Los albiazules no estuvieron finos y fueron superados durante muchas fases del encuentro por un Girona que no supo transformar las ocasiones que tuvo. Los de Alberto López marcaron de estrategia, un apartado al que todavía no le habían sacado rendimiento.

GIRONA 2
ALAVÉS 2
El Alavés acabó sumando in extremis en un partido en el que no jugó nada bien, le faltó intensidad y dio muchas facilidades en defensa. Un envite con un final loco en el que la estrategia fue determinante y de la que, en esta ocasión, el conjunto arabarra sacó petróleo para sumar 23 puntos en este final de año. Los de Alberto López estuvieron irreconocibles durante buena parte del choque pero, a diferencia de otros precedentes, esta vez aprovechó el balón parado y sumó sin manejarse bien.
De hecho y contrariamente a lo que suele suceder, el Alavés no entró bien en el partido. No es que el inicio fuese rematadamente malo, sino que conforme avanzaron los minutos, se fue encontrando a merced de su rival. La presión del Girona, unida a su mejor hacer cuando tuvo la pelota entre sus pies, acabó por embotellar a los babazorros en su área, sin posibilidad alguna de salir de ella con claridad.
Los de Alberto López estaban desconocidos. Sin ideas, sin criterio para triangular desde atrás y aguantando a duras penas las acometidas locales, que acabaron en un achique continuo de balones. Hasta que una salida a la desesperada de Manu Fernández propició una falta al borde del área que el defensa Richy transformó con buen golpeo y tras pegar en el muslo de Juli.
Era el premio justo al mejor hacer del Girona y una situación que se convertía en bastante peligrosa para los intereses albiazules, pues los anfitriones siguieron a lo suyo, tratando de dejar finiquitado el choque antes del descanso, mientras los arabarras no parecían reaccionar al golpe. El balón parado hizo variar la complicada coyuntura que se había gestado.
Una falta muy bien botada por Xabi Castillo acabó en la cabeza de un Galán que superó a la defensa catalana para colocar el cuero abajo y pegado al poste, donde a Becerra le resultaba imposible llegar. El Alavés salvaba momentáneamente los muebles en una jugada de estrategia, que le permitía respirar, al menos, en el marcador y le insuflaba esa dosis de moral siempre necesaria para encarar de mejor manera lo que restaba de envite.
Aguantando el chaparrón
Porque el Girona aún tuvo la posibilidad de ponerse de nuevo con ventaja, pero los rápidos reflejos de Manu Fernández impidieron que el balón cruzado que pretendía Mata tras un gran pase en profundidad de Felipe acabase en las redes babazorras. En todo caso, parecía que el cuadro albiazul entraba en una mejoría en su juego y actitud, poniendo la misma intensidad que su rival, lo que animaba a pensar en una segunda mitad bastante más equilibrada.
No fue así. Los anfitriones salieron en tromba en la reanudación. Firmaron hasta cuatro claras oportunidades en otros tantos minutos, que solo su falta de puntería y la colocación de Manu Fernández impidieron se transformasen en goles. Aguantado el chaparrón, el Alavés volvió a recuperarse, mejor situado con un Sangalli que hizo bastante más en ataque que Juanma, y un Juli participativo y, a la postre, decisivo.
No se podría haber hablado de injusticia si la falta que botó Jandro en el 89 y cuyo rebote en el poste acabó siendo introducido en las mallas de plancha por un incansable Sandaza hubiese sido definitiva. Al fin y al cabo, el Girona había hecho sobrados méritos para llevarse los tres puntos y el Alavés solamente aguantar el tipo en la medida de lo posible.
Sin embargo, por aquello de que fútbol y justicia no suelen ser buena pareja, los de Alberto López acabaron igualando en el descuento. En anteriores jornadas se había jugado mucho mejor sin obtener la recompensa esperada y ayer tocaba justo lo contrario, no ofrecer la cara esperada, pero marcharse con el botín de un jugoso punto.
Coincidió en ello el preparador irundarra, quien reconoció que al equipo le había costado «entrar en los inicios de ambas partes», sin encontrarle clara explicación, si bien apuntó al hecho de que la mayoría del once había jugado en Copa y a la mini concentración lejos de Gasteiz, «única diferencia respecto a otras semanas».
Destacó, en cualquier caso, la importancia de que los suyos «no hayan bajado los brazos» tras el mazazo del 2-1, en un choque «muy disputado» frente a un rival «que te exige mucho». Además, resaltó que el Alavés hubiese marcado los dos goles en jugadas de estrategia, una faceta poco explotada por los babazorros y que permite ahora «seguir trabajando y que se crea en ella», apuntó.
En otro orden de cosas, el club hizo público el superávit de 1,7 millones de euros que se consiguió al cierre del balance económico de la pasada campaña. Gran parte del origen de ese saldo a favor hay que encontrarlo en el traspaso de Borja Viguera al Athletic, que supuso la entrada de un millón.

Tras el fin de la guerra en Ucrania, ¿confrontación Europa-Rusia?

El TEDH falla que París conculcó los derechos de Ibon Fernández Iradi

Bazofia sintética disfrazada de noticia para hacer política facha

«Sartutako zuhaitzek milaka urte iraun dezakeen basoa sortu dezakete»
