Gerardo Arreola
La Jornada, 2014/12/18
HEMEROTEKA

Señales del hoy y del mañana

(...) La primera fue que ambos lados debían primero recuperar a sus presos. Los dos gobiernos ya habían recurrido a la práctica de canjes de la guerra fría. (...)

Pero en esa ocasión todo fue de manera oblicua. Esta vez hubo un pacto claro, directo y explícito.

(...) «Obama aprendió esa lección y lo hizo como recomendaba Maquiavelo: sin anunciar nada, de un golpe, incluyéndolo todo (lo que estaba en su dominio), que ha resultado ser muchísimo, desde normalizar relaciones hasta autorizar viajes y tarjetas de crédito», agregó Hernández y recordó que Raúl Castro desde hace tiempo estaba abierto al acuerdo.

Queda pendiente una pieza estructural y compleja del conflicto: la ley estadunidense Helms-Burton, que reúne el paquete de represalias económicas y condiciona las relaciones a que haya un «gobierno de transición» en la isla.

No parece que el Congreso estadunidense quiera derogar esa ley ahora, ni que Obama esté en condiciones de negociar nada para obtenerlo.

Pero el plan de Obama relaja en gran medida la coerción contra la isla, sin tener que esperar el cambio legislativo. Entre otras implicaciones, abre la puerta a la negociación a tres bandas (Cuba, Estados Unidos y México) de la riqueza petrolera en aguas comunes.

(...) Obama lo hizo ahora, que no tiene nada que perder. Su costo político interno es restringido y conocido, mientras en el exterior todos son parabienes.

Raúl Castro cierra el ciclo que inició hace más de medio siglo con su hermano Fidel (...).

No dejaron a las nuevas generaciones la negociación más importante que pudieran haber hecho desde que tomaron el poder en 1959. Los futuros gobernantes cubanos ya tienen el primer tramo recorrido, con la firma de los líderes históricos.

Otra señal clara, aunque ya perfilada con abundancia de datos: Miami «no tiene la llave de los truenos» de la política hacia Cuba, recordó Hernández. «La lección de hoy es que los desafíos en la región y en el mundo son tanto que ya el de Cuba ha perdido peso». (...)