David Torres
Público.es, 2014/12/26
HEMEROTEKA

Matar a Kim Jong-Un

Hay términos demasiado fuertes para aplicar en una sala de cine y «libertad de expresión» quizá sea de los más arriesgados. Si una productora cinematográfica se acoge a ese derecho, puedes apostar lo que quieras a que está tratando de inflar la factura. Pero cuando Sony Pictures habla de «arte», la cosa ya se pone estupenda, es como ver al tío Gilito hablando de la pincelada suelta de Goya. (...)

Gracias a una de las operaciones publicitarias más rocambolescas y exitosas de los últimos años, The Interview, una película que partía con el marchamo de boñiga tres estrellas, va a petarlo estas navidades. Todo el mundo habla de ella, todo el mundo quiere verla, aunque sea como acto de protesta, rebeldía y desagravio por el ciberataque que casi desmantela la web de Sony. Una vez que ya se han probado todas las demás estrategias de venta, la censura es la mejor publicidad posible. Esta es la película que Kim Jong-un no quiere que veas, disfrútala con unas palomitas y una lata de Coca-cola. Es el mismo procedimiento por el cual la Casa Real española consiguió que una portada de una revista satírica, que apenas habrían visto unos cuantos miles de personas, diera la vuelta al mundo.

Ya que no la película, al menos la operación de marketing les ha salido redonda (...).

(...) Con la de injusticias y maldades que pueden reprocharse legítimamente al régimen de Pyongyang, tiene gracia que precisamente desde Washington, el negrero de Guantánamo se ponga a defender ahora la libertad de expresión. Hace casi catorce años, desde el 11 de septiembre de 2001 en que el gobierno de Bush Jr. impuso el toque de queda informativo, la censura de prensa ha sido la unánime ley del silencio acatada humildemente por todos los periódicos, televisiones y medios del país. Prohibieron incluso a John Lennon. (...)