«Los ataques ganan partidos y las defensas campeonatos». Entre la multitud de frases hechas que inundan el mundo del deporte, esta es una de las que merecen mayor atención. Lo más importante no es que se cumpla siempre o no, sino asimilar la importancia del trabajo defensivo en un deporte de equipo y en una competición de muchas jornadas. En el ataque ofensivo tiene mucha importancia la aptitud, el talento natural y el que hayan desarrollado de las jugadoras, e incluso la inspiración en un lapso determinado de tiempo. Para la defensa cuenta mucho más la actitud, la voluntad para mantener la continuidad de un esfuerzo en principio más ingrato -porque el premio inmediato no es el gol-. Pero la defensa devuelve mucho a un equipo, en cohesión del grupo, en confianza porque genera segundas oportunidades cuando hay baches en ataque, y a la larga produce mucho rendimiento.

Bera Bera es el mejor ejemplo de este planteamiento. Desde la temporada 2004-05 hasta la 2010-11 encajaba entre 25 y 27 goles de media por partido, y acabó entre la 4ª y la 6ª plaza de la Liga. A partir de ahí redujo radicalmente los goles que encajaba: 21,81 en la 2011-12, en la que fue subcampeón tras Itxako; 21,00 y 20,50 en las dos siguientes, en las que fue campeón, y esta temporada lleva 19,25 de media en 12 partidos. Solo una vez en 24 temporadas en la máxima categoría acabó la Liga con menos de 20 de media por partido, en la 1993-94, con 19,83.

El derbi vasco en Lasesarre del pasado sábado pudo ser un ejemplo de dos equipos que priman cosas diferentes. Zuazo se ha convertido en uno de los equipos más goleadores de la categoría, pero solo otros dos han encajado más goles que ellas, y ambos pelean por la permanencia (Castelldefels y Málaga). Quizá sea porque las vizcaínas están en plena progresión y aún no les ha llegado su momento, pero en el deporte pocas veces hay segundas oportunidades si no pones toda la carne en el asador. Un dato estadístico -otro clásico en el deporte, que unas veces tiene más importancia que otras-: solo hay un equipo en la División de Honor que lleve menos exclusiones que Zuazo, el Granollers (26). Las vizcaínas llevan 37, y quizá -solo quizá- se deba a su falta de agresividad defensiva, o a la descompensación entre la importancia de la labor ofensiva y la defensiva, interiorizada así por las jugadoras. En comparación, en la jornada 12, en la pasada Liga llevaban 51, y en la anterior 52. También cuenta la organización defensiva, por supuesto, pero esa necesaria agresividad -controlada- es esencial, y depende sobre todo de la actitud.

Entre los aspirantes a la Liga también puede observarse su evolución en este sentido. Rocasa, que en las dos últimas temporadas se ha visto en situación de aspirar a los títulos, parece no haber reparado en la importancia de mejorar su trabajo defensivo. En cierto modo, parece que entendió que el fichaje de Silvia Navarro en la portería era suficiente para resolver este aspecto del juego, pero hace 15 días en Bidebieta volvió a comprobar que no, que es una labor que concierne a todo el equipo. Las canarias meten más goles que nadie, pero no acaban de ofrecer imagen de solidez en los partidos verdaderamente decisivos.

Quien sí parece transitar por esa senda es el At. Guardés, que además de reunir un equipazo y de mejorar su ataque, ha reforzado específicamente su defensa, sobre todo con Inés Hernández y la angoleña Ferreira en la zona central, y con otras jugadoras como Egozkue de gran intensidad defensiva. Su objetivo, ya sin tapujos, no es ganar solo partidos, sino el campeonato.