EDITORIALA
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Nada nuevo, ni bueno, para Euskal Herria

A algunos les parecerá incomprensible el «pacto antiyihadista» acordado por PP y PSOE. A otros les parecerá totalmente comprensible, dada la naturaleza e impulsos del PP, y opinarán que lo incomprensible es la participación del PSOE en él. Sin embargo, por su antigua y demostrada dimisión no solo de los valores de izquierda, sino también de la priorización de los derechos humanos, y su consiguiente práctica, si bien lamentable, resulta perfectamente entendible. El apoyo del PSOE a la cadena perpetua pasó de lamentable a patético tras la intervención de su secretario general, Pedro Sánchez, afirmando nada más suscribirlo que si llega al Gobierno lo retirará. Pero esa actitud no puede extrañar, al menos en Euskal Herria, y solo en Nafarroa se acumulan los ejemplos de ella en los últimos años.

Como todo ese tipo de leyes, reformas y artimañas legales y paralegales que el Gobierno español implementa, el pacto podría tener especial repercusión en Euskal Herria. La ampliación de los supuestos de «terrorismo», que incluye desde delitos contra la Corona hasta los genéricos «contra la libertad» o de «desórdenes públicos», y las medidas que afectarán a los presos tanto en la duración de sus penas como posteriormente, como la inhabilitación para ejercer la docencia a quienes han sido condenados por «terrorismo», son instrumentos propios de quienes tradicionalmente han considerado al vasco cautivo un trofeo a exhibir. A esa tradición responde el mantenimiento en prisión de decenas de preso vascos en contra de la normativa europea que dispone que se les deben descontar las penas ya cumplidas en otros estados, o la doctrina 197/2006, rechazada por el Tribunal de Estrasburgo, pero ya cuando decenas de presos habían cumplido varios años de cárcel de más.

«La unidad de los demócratas contra el terrorismo», esgrimida ayer por Rajoy y aplaudida por Idoia Mendia es un viejo lema que en Euskal Herria ha tenido y sigue teniendo nefastas consecuencias. En nombre de la seguridad, represión; en nombre de la democracia, recorte de derechos y libertades. En este país, nada nuevo, ni bueno.