La Real aprovecha al máximo la ola en la que todo le acompaña y ayer consiguió su tercera victoria consecutiva, la cuarta en cinco encuentros y cerró la fase en la que no ha podido contar con Carlos Vela de inicio con cuatro triunfos, dos empates y una única derrota que han alejado el peligro del descenso y permiten mirar solo hacia arriba.

La victoria resultó más difícil de lo que se podía esperar cuando en el minuto 6 el colista Córdoba, que encajó ayer su novena derrota consecutiva, se quedó con un jugador menos de manera más que rigurosa porque Agirretxe no se encontraba ante una ocasión manifiesta de gol, motivo que esgrimió Velasco Carballo para expulsar a Pantic.

Esa jugada condicionó el encuentro totalmente y confirmó la importancia de las dinámicas en el fútbol. Cuando un equipo se encuentra en una racha positiva todo le acompaña, también los arbitrajes, y al que está en la negativa le perjudican. Pese a esa ventaja a la Real le costó mucho ganar porque su nivel de juego está muy debajo de los resultados que obtiene y porque no es fácil atacar contra un equipo encerrado en su área.

Necesitó de un gran remate de Agirretxe y de una jugada de contragolpe que nació en una parada sensacional de Rulli, decisivo una vez más, para que Chory Castro lograra el segundo gol. Inmediatamente el Córdoba se quedó con nueve y acabó con ocho después de que Finnbogason se estrenara como goleador en Liga a pase de Carlos Vela.

Difícil hasta contra diez

El resultado final no reflejó lo que fue el partido. Decía Moyes que no esperaba una victoria fácil y resultó difícil a pesar de tener la ventaja de jugar en superioridad numérica casi todo el partido. Parecía que la expulsión de Pantic en el minuto 6 allanaba el camino a la victoria, pero los blanquiazules empezaron muy mal y Florin adelantó a su equipo en unos minutos de desconcierto de los de Moyes.

Los andaluces tuvieron otros dos remates de cabeza similares seguidos y el público se enfadó con su equipo, al que le costó media hora entrar en el encuentro y algo más empatar en un remate tan meritorio como complicado de Agirretxe de cabeza, que tuvo que girar su cuello al máximo para enviar a la red un centro de Sergio Canales.

Aunque el Córdoba pudo volver a adelantarse en un remate de Bebé al larguero, la Real tuvo ocasiones suficientes para adelantarse en los últimos minutos del primer tiempo con un remate de Joseba Zaldua al poste y otro de Rubén Pardo que se fue fuera por poco.

No adelantarse en el primer tiempo provocó que el Córdoba creyera en su trabajo defensivo e incluso tuviera dos opciones para marcar el segundo gol por mediación de Bebé, su mayor peligro, e Iñigo López, antes del minuto clave del encuentro, en el que Rulli evitó el 1-2 y Chory Castro marcó el 2-1 en dos contras en superioridad numérica.

El Córdoba apenas salió de su área en la segunda parte, en la que se encerró en su área para defender el empate y se volvió a demostrar que es muy difícil atacar contra un equipo que junta nueve jugadores de campo en muy pocos metros.

A la contra

Ni con el cambio ofensivo introducido por Moyes al dar entrada a Vela, cuya vuelta fue recibida con las luces del móviles y una gran ovación, permitió encontrar fisuras en la defensa visitante cuando estaba organizada. Así el gol de la remontada tuvo que llegar a la contra tras una jugada en la que el Córdoba atacó con cuatro jugadores contra tres defensores realistas y Rulli estuvo providencial al sacar con el pie el remate de Bebé, un peligro todo el partido.

En el contragolpe posterior el Córdoba solo defendió con cinco jugadores y la Real atacó con siete y ahí sí que aprovechó su superioridad numérica para lograr el gol de la victoria.

La expulsión de Iñigo López, dejó al Córdoba con nueve y sin capacidad de reacción. Moyes recompuso su equipo con la entrada de Markel para recuperar el control del partido y dio a Finnbogason unos pocos minutos que resultaron suficientes para que aprovechara el regalo de Carlos Vela.

El detalle del mexicano de brindar la oportunidad de marcar al que más lo necesitaba y la celebración del gol fue lo más bonito de la tarde. Todo el equipo se fundió en una piña feliz porque marcó su primer gol e Primera. Una unidad y un espíritu de grupo que ha permitido solventar una temporada muy complicada a todos los niveles.

La Real tampoco jugó ayer un buen partido, pero volvió a ganar, que es lo más importante en el fútbol. Y la tercera victoria consecutiva, la racha de 12 de los últimos 15 puntos, deja a los blanquiazules en la novena posición con 36, a ocho de la séptima plaza que debe conducir a Europa y con once sobre el descenso. Como decía Moyes, tras tres victorias seguidas la Real solo puede mirar arriba.

Pero también debe aprovechar el encuentro de ayer para calibrar el nivel de Finnbogason y de jóvenes de la cantera, cuando se asegure la permanencia el filial, para que en verano resulten necesarios menos jugadores de los que se querían traer en el mes de enero.