Natxo MATXIN
GIRO DE ITALIA

Pogacar hace la «manita» en una etapa recortada por la adversidad climática

Una extraña estrategia de Movistar le puso en bandeja la quinta victoria al ciclista esloveno, que volvió a mostrar su insultante superioridad en el tramo final de una jornada que se vio reducida en 80 kilómetros por la desfavorable climatología.

Tadej Pogacar celebró con una «manita» su quinto triunfo parcial en este Giro.
Tadej Pogacar celebró con una «manita» su quinto triunfo parcial en este Giro. (Luca BETTINI | AFP PHOTO)

Pogacar se hizo con su quinta victoria parcial en este Giro, una jornada con final en Monte Pana y marcada por las adversidades climatológicas, lluvia especialmente, y que se vio reducida en 80 kilómetros por las demandas de un pelotón que incluso se planteó no salir de no ser atendidas. Así, la salida de esta decimosexta etapa se trasladó a Lasa -el inicio estaba previsto en Livigno-, evitándose el paso y el peligroso descenso de Giogo de Santa Maria (Col de l'Umbrail, en versión alemana), una cima a 2.498 metros.

En este sentido, el organismo admitido por la UCI que agrupa a los ciclistas, Cyclistes Professionnels Associés (CPA), ya había avanzado que «todos los equipos declararon por unanimidad que no participarían en la etapa en las circunstancias actuales». Sin duda, era algo que se veía venir, pues el lunes ya se mantuvo una reunión con el director de la ronda transalpina, Mauro Vegni, junto a CPA y la asociación de los equipos (AIGCP), de la que surgieron varias medidas sobre el protocolo para condiciones climáticas extremas y la seguridad de los corredores.

La etapa tuvo un comienzo inusual, pues el banderazo de la salida neutralizada se produjo junto a una gasolinera y, una vez iniciada la prueba en sí, se sucedieron numerosos ataques, al principio sin éxito. Hasta que se formó un cuarteto compuesto por Julian Alaphilippe (Soudal), Davide Ballerini (Astana), Andrea Piccolo (Education First) y Mirco Maestri (Polti Kometa), que fue agrandando su diferencia de manera gradual.

Así, llegaron a acumular una distancia de dos minutos a falta de 50 kilómetros para meta, no pasando de ese listón por el trabajo que en cabeza del pelotón llevó a cabo Movistar, a la espera de un posible ataque de alguno de sus líderes. La brecha se redujo a la mitad en los siguientes 15 kilómetros, coincidiendo con el inicio del Passo Pinei, con unas primeras rampas al 9%, en las que el cuarteto se fue desgranando poco a poco, con Alaphilippe en cabeza abriendo hueco respecto a sus compañeros de fuga.

EXTRAÑA ESTRATEGIA

El de Soudal recuperó una diferencia de minuto y medio respecto a un pelotón del que saltó Pelayo Sánchez para hacer de puente de algún compañero de equipo, mientras Nairo Quintana cogió la cabeza con la idea de poner un ritmo más exigente. El colombiano se desgastó en muy poco tiempo, descolgándose más tarde y dejando el relevo a un Pelayo que bajó ritmo de pedal -se supone que por órdenes desde el coche telefónico- para ponerse al frente del grupo.

Sin embargo, al no ser seguido por Einar Rubio, el asturiano optó por volver a irse en solitario, pero un problema con el cambio le obligó a pararse y meter a mano la cadena en el plato pequeño. La estrategia de Movistar fue valiente y un tanto extraña, a la par que muy poco efectiva. Fue el momento en el que UAE tomó la iniciativa, mientras Alaphilippe coronaba con 40 segundos de ventaja y emprendía un descenso de cuatro kilómetros muy peligrosos por la cantidad de agua.

Superado ese arriesgado tramo, la carrera entró en la ascensión definitiva al Monte Pana. A cinco kilómetros de meta, Ewan Costiu (Arkea), Christian Scaroni (Astana) y Giulio Pelizzari (Bardiani) dieron alcance al dos veces campeón mundial. La brecha mermó hasta los 20 segundos cuando Rafal Majka (UAE) marcó el golpe de pedal del pelotón y Alaphilippe terminó de descolgarse, quedando solo un trío en cabeza, atacando Costiou en las rampas más duras, con un posterior contrataque de Pelizzari.

A 1,3 de la llegada, Pogacar impuso su descomunal paso, sin atacar, a su ritmo, para dejar atrás a todo el mundo e ir a la búsqueda del italiano de cara a embolsarse un nuevo triunfo parcial en Monte Pana. Con un pedaleo como si fuera sin esfuerzo, el esloveno le superó a 700 metros de meta sobre una pendiente del 16% y entró en solitario, firmando su quinta etapa como quien no quiere la cosa. Lo celebró al entrar en meta con una “manita” que plasma a la perfección su gran superioridad.