Iraia OIARZABAL
BILBO
Interview
JULEN ELGETA
PRESIDENTE DE HETEL

«La FP tiene su pequeño puesto en la cadena de valor de una empresa»

El día a día de Julen Elgeta gira en torno a la FP como presidente de Hetel, Asociación de Centros de Formación Profesional de Iniciativa Social. Un total de veinte centros concertados de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa conforman este grupo, cuya oferta se dirige mayoritariamente a la formación industrial (65-70%) y está caracterizada por una creciente relación con las empresas.

Mucho ha cambiado la Formación Profesional y la visión que se tenía de la misma, pasando de ser un salida para quien no tenía vocación de estudiar a ser una opción consolidada para obtener una alta cualificación técnica. Julen Elgeta nos desgrana las claves de un camino emprendido por centros de formación y empresas.

¿Cuáles son las líneas generales de la FP actual?

Ahora mismo tenemos en marcha el IV Plan Vasco de Formación Profesional que marca cuatro pilares fundamentales: la formación inicial, el emprendizaje, la innovación y la internacionalización. A través de esos pilares se desarrollan proyectos e iniciativas. Otra cuestión importante es la Ley de Formación Profesional, que está en marcha en el Parlamento, necesaria para dotarle de un marco jurídico.

¿Qué perspectivas se abren con esa ley?

Todas, porque actualmente los centros de FP no tienen nada que ver con los de hace diez años. Ahora mismo nos dedicamos a muchas cosas: tenemos alumnos de formación inicial, jóvenes, mayores que se han quedado en paro y optan por la FP, aulas con edades e intereses diferentes...

Metodológicamente hablando, hemos dado un gran salto. Ahora se trabaja con proyectos, no se trata de estudiar de una forma tradicional. Un centro emprende, es un vivero de empresas formadas por los propios alumnos, y para eso también hay programas. Además de formar a los trabajadores, también realiza servicios tecnológicos a empresas; lo que se llama innovación aplicada. Podemos decir que tiene su pequeño puesto en la cadena de valor de una pequeña empresa.

En cuanto a las prácticas, se ha puesto en marcha lo que se conoce como formación profesional dual. La tasa de inserción laboral en la FP es alta, pero las empresas nos están pidiendo más cosas y estamos trabajando en esa especialización.

Por tanto, ¿el modelo dual se ha visto alimentado por la demanda de las empresas?

La relación con las empresas siempre ha existido. Ahora es distinta. No se trata de mandar a un alumno para que practique, sino que se le contrata durante un año y va a aprender en el centro de FP y en la empresa. El compromiso de la empresa aumenta y debe haber un consenso entre centro y empresa.

Durante años la tendencia ha sido relacionar la FP con una salida para quienes no querían hacer estudios universitarios. ¿Ha evolucionado la visión de la sociedad al respecto?

Sí, ha cambiado. Yo creo que la imagen social de la FP está cambiando a mejor. Probablemente tiene que cambiar más pero, como en todo, no hay atajos. Hay que ir quemando etapas. Es cierto que antes se relacionaba más con gente que no quería estudiar, como si en la FP no hubiese que estudiar. Las empresas tienen alta tecnología y para atenderla bien y contribuir a que esa empresa sea competitiva hay que tener unos conocimientos muy altos.

La industria es el peso fuerte en Euskadi. Si no hay industria no hay servicios adjuntos. Todo va unido. Lo que está pasando es que desde etapas inferiores, Primaria y Secundaria, el número de alumnos que apuesta por ámbitos científico-tecnológicos ha bajado. Habrá cada vez más problemas ya que la inserción laboral de las ramas industriales es muy alta pero la matriculación no es del 100%, quedan vacantes. Si le unimos que con el relevo generacional hará falta gente para puestos más cualificados, esa baja matriculación puede ser un problema.

En este sentido, también influye la baja participación de las mujeres en ciclos industriales.

La matriculación de mujeres en familias industriales es anecdótica, en torno al 3-5%. Se han hecho planes de sensibilización pero no han dado resultado, lo cual significa que no se ha acertado con el diagnóstico. Es un tema global, no solo de los centros de formación, también de la familia, de la sociedad... A nosotros el problema nos queda grande, alguien desde más arriba debería moverlo.

Estamos dejando a la mitad de la población fuera de los nichos de mayor empleo y salarios más altos. Curiosamente, los cuadros de mayor salario son aquellos donde no está la mujer. Es decir, la mujer está insertada en aquellas familias profesionales cuyo salario mensual es más bajo, se trata generalmente de ramas de servicios y atención sociosanitaria. Los roles están marcados. Si entras a un aula de márketing o gestión administrativa veremos el porcentaje inverso: cantidad de mujeres y muy pocos hombres.

¿La crisis ha afectado a la FP?

La influencia directa de la crisis en la FP ha sido que ha habido un aumento de matriculaciones. Ha aumentado la gente que ha retornado al aula, incluso desde la universidad. Veremos si se consolida o no; si realmente hemos mejorado el prestigio social de la FP y ha calado el mensaje de que la inserción laboral es muy buena y los puestos de trabajo son de alta cualificación.

¿Cuáles son los principales retos a futuro?

Entre los más próximos –esperamos que para setiembre–, los programas de especialización, que consisten en un año más de formación especializada dentro del modelo dual. Las empresas van cada vez más por ahí. No pretende ser algo general, sino adaptarse al diagnóstico y necesidad que tenga la empresa.