Alberto PRADILLA

Negociar con quien firma acuerdos en la sala contigua

La escenografía de las negociaciones a cuatro entre PSOE, Podemos, Compromís y Unidad Popular no permite tener esperanzas sobre un nuevo diálogo a partir del lunes.

Si se da por hecho que Pedro Sánchez no obtendrá los apoyos necesarios ni mañana ni en la votación del viernes, el contador volverá a ponerse a cero a partir del lunes. Es decir, que regresamos al punto de partida. Un nuevo ciclo, ya con el cronómetro en marcha hacia las nuevas elecciones, en el que los grupos que formaron la mesa de negociación a cuatro confían en un «giro a la izquierda» del PSOE. Un deseo que choca con la realidad de cómo ha gestionado Ferraz las negociaciones. En público, con insistentes «feos» a sus posibles socios. En privado, dejando claro que no había voluntad real de llegar a acuerdos más allá de lograr el aval de Podemos, Compromís y Unidad Popular sin nada a cambio.

Que en el equipo negociador del PSOE estuviesen figuras como Jordi Sevilla (economista del ala más a la derecha en Ferraz) o Rodolfo Ares (que participó en el frustrado proceso de diálogo en Euskal Herria entre 2005 y 2007) no permitía ser muy halagüeño sobre las verdaderas intenciones de Sánchez. Lo que ocurrió en aquellas salas del Congreso lo reafirma. Nada más revelador que la insistencia de los negociadores del PSOE en levantarse de la mesa para pactar con Ciudadanos en la mesa contigua, dejando con la palabra en la boca a los delegados de Podemos, Compromís y Unidad Popular. Un comportamiento que se repitió insistentemente durante el diálogo roto la semana pasada, según confirman a GARA personas presentes en la negociación.

No parece que el fracaso de Sánchez vaya a hacer cambiar de actitud al PSOE. Aunque en un contexto tan volátil, todo es posible. Por si acaso, desde Ferraz ya marcaban ayer línea y advertían que no habrá nuevas ofertas a partir del lunes. Eso llevaría a elecciones y nadie quiere volver a las urnas.