Trump y Putin se han visto durante dos horas y cuarto, en presencia también de sus respectivos ministros de Exteriores, Rex Tillerson y Sergei Lavrov. Al término del encuentro, los dos últimos han comparecido para dar cuenta de una cita que se ha desarrollado en una «atmósfera constructiva», en palabras de Lavrov.
Uno de los compromisos más palpables ha sido la aprobación de una tregua que también cuenta con el beneplácito de otros países de la región. Un portavoz del Gobierno jordano, Mohamed Momami, ha explicado que el alto el fuego se aplicará a partir del domingo en la «línea de contacto» acordada entre las fuerzas leales al régimen de Bashar al-Assad y las milicias rebeldes, según la agencia de noticias oficial Petra.
El objetivo, ha explicado, es contribuir a una rebaja «permanente» de las tensiones en la zona y al reparto de ayuda humanitaria, de cara también a crear un contexto en el que sea factible negociar una solución «política y permanente» a la guerra iniciada en marzo de 2011.
Expertos de Rusia, EEUU y Jordania han concluido su trabajo en Amman y «han consensuado un memorándum sobre la creación de una zona de distensión en el suroeste de Siria, en las zonas de Daraa, Al-Quneitra y As-Suwayda», ha explicado Lavrov.
«En esa zona regirá el alto el fuego a partir de las 12.00 hora local de Damasco del 9 de junio», ha agregado el jefe de la diplomacia rusa.
Tillerson ha admitido que aún quedan por cerrar detalles relativos a la seguridad, pero ha destacado la importancia del alto el fuego, que confía se haga extensible a otras partes de Siria.
El jefe de la diplomacia estadounidense ha dicho que tanto su Gobierno como el ruso comparten el deseo de lograr la estabilidad de Siria, lo cual pasará en algún momento por un debate sobre Al-Assad. Tillerson sostiene que el dirigente sirio no tiene cabida en el futuro del país.