Maitane ALDANONDO

La iniciativa Sperm Select camina del laboratorio al mercado

Un dispositivo médico para la selección espermática le ha valido el Premio Toribio Echevarria a la mejor idea empresarial al proyecto Sperm Select. Tras años de trabajo de un grupo de investigación de la UPV-EHU, el kit podría comercializarse en pocos meses.

Sperm Select es un proyecto liderado por Nerea Subirán, investigadora y profesora de Fisiología de la UPV-EHU, que ha desarrollado un método de selección espermática que permite mejorar hasta un 20% las tasas de éxito de los tratamientos de reproducción asistida. Tras más de una década de investigación en el campo de la fertilidad masculina, ahora centran su esfuerzo en crear un dispositivo médico que ponga este avance al alcance de clínicas y pacientes. Esta idea empresarial fue reconocida en julio con un Premio Toribio Echevarria.

Este grupo de investigadores universitarios lleva años colaborando con clínicas de reproducción asistida, lo que les ha servido para detectar su nicho de mercado. La responsable explica que el proceso apenas ha evolucionado, «se sigue seleccionando el espermatozoide como hace 50 años», y que se desconocen las causas por las que un 20%-30% de los pacientes diagnosticados como normales no son capaces de fecundar. Conjugando la falta de estudios en ese ámbito, con su formación y las necesidades de los laboratorios, han elaborado un método en base a un biomarcador que permite identificar y escoger espermatozoides sin modificarlos.

Al llegar a ese punto no sabían muy bien qué camino seguir para llegar al mercado. Su guía fue el programa CaixaImpulse, que seleccionó la iniciativa en 2017. Les ha dado tanto acompañamiento como acceso a formación sobre transferencia del conocimiento. Subirán reconoce que le ha ayudado «a tomar decisiones con criterio», así como a determinar su estrategia de comercialización, generando una patente adecuada. «Ha hecho que mi proyecto haya sido mucho mejor enfocado, mucho mejor asesorado y que podamos avanzarlo realmente. Veo muy factible que lleguemos al mercado». En ese sentido, considera «un fallo de nuestro sistema» la falta de visión empresarial de los investigadores básicos, y opina que son necesarios expertos en transferencia de tecnología con base bio para lograr que la investigación universitaria tenga salida comercial.

A lo largo del proceso también han contado con la ayuda de la Oficina de Trasferencia e Innovación de la UPV-EHU, así como de BIC Gipuzkoa, que le ha dado formación y financiación. Ahora, además tienen el respaldo del Premio Toribio Echevarria, al que se presentaron «un poco por casualidad». Su objetivo era darse a conocer ante entidades e inversores y, a la vista de la competencia, no esperaban ganar. «No tenemos constituida la empresa ni un prototipo físico, sino una idea muy clara de cómo queremos llegar al mercado. Creo que eso fue lo diferenciador», apunta la responsable.

Sinergia universidad-empresa

Actualmente son ocho en el equipo, cinco trabajando en el laboratorio y tres dedicados a la parte empresarial, entre ellos Subirán, aunque ella está al frente de ambos. En las próximas semanas constituirán la empresa bajo el nombre Medical Reproductive Solutions y tendrá su sede en el vivero de Bic Gipuzkoa en el Parque Tecnológico de Miramon. Al tratarse de una spin off universitaria, una vez constituida, transferirán la licencia de la universidad a la empresa y firmarán un convenio de colaboración con la UPV-EHU que mantendrá el rol investigador, «para que los avances que estamos desarrollando en nuestro laboratorio puedan ser comercializados por la empresa».

El siguiente paso para llegar al paciente es crear un kit de selección reproducible y comercializable. «Rápido, sencillo y barato». Complementa los tratamientos existentes, mejorando su efectividad, y, a falta de afinar los números, supondrá unos 100 o 200 euros en un tratamiento que suele rondar los 5.000-6.000. «El coste-beneficio para el paciente puede ser muy interesante, porque podemos reducir el número de ciclos necesarios», aclara la investigadora.

Calculan que el prototipo puede estar listo en tres o cuatro meses. Una vez tengan el dispositivo, intentarán introducirlo en el mercado indio, donde ya hay una empresa interesada en su comercialización. Sin embargo, necesitarán dos o tres años para que esté disponible en Europa y Estados Unidos, ya que debe superar varias regulaciones.

Aunque existe la posibilidad de que empiecen a facturar sin necesidad de inversores, están barajando diferentes opciones de financiación. Han solicitado nuevas subvenciones y también están buscando potenciales inversores y colaboradores que les acompañen en el camino. «No cierro ninguna puerta. De donde llegue el dinero, lo pondremos en la empresa», afirma Subirán, que tiene claro que uno de sus primeros usos será la contratación de personal, porque «si no, no puedo hacer nada», concluye.