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El amor al balón para devolver la ilusión a los amputados en Gaza

Con 12 años, Abdel Rahman Nofel no esperaba poder volver a jugar al fútbol después de haber sido herido de bala en la frontera entre la Franja de Gaza e Israel. Pero pese a haber sido amputado de una pierna, está disputando un partido, apoyado en sus muletas.

Un momento del encuentro jugado hoy en Gaza. (Mahmud HAMS/AFP)
Un momento del encuentro jugado hoy en Gaza. (Mahmud HAMS/AFP)

El joven de Gaza Abdel Rahmane Nofel, de 12 años de edad, es uno de los miles de palestinos heridos en las protestas y enfrentamientos que se sucenden desde hace un año en la frontera entre la Franja de Gaza e Israel para exigir el fin del bloqueo de más de diez años impuesto por el régimen sionista sobre este enclave palestino y reivindicar el derecho al retorno de los refugiados.

Forma parte también de uno de los seis equipos de mutilados que existen actualmente en este enclave palestino y que disputan el sábado su primer torneo, con el apoyo de Cruz Roja.

Todas semana, los habitantes de Gaza protestan a lo largo de la frontera israelí, fuertemente vigilada por soldados israelíes que disparan material antidisturbios y munición real contra los manifestantes para que no se acerquen a la línea de separación. Algunos se acercan para atacar la valla y lanzar piedras contra los militares.

La mayor parte de los participantes en las protestas se mantienen a una distancia supuestamente más segura, en ocasiones reunidos en familia y con niños. Pero incluso allí suelen ser víctimas de las balas disparadas por los soldados ocupantes

Messi, su ídolo

Abdel Rahmane Nofel estaba jugando a fútbol con unos amigos en esta área, cuenta él mismo, cuando fue alcanzado por una bala. Para ser tratado, fue trasladado a la Cisjordania ocupada, donde recibió una prótesis.

Apasionado por el fútbol, como tantos niños palestinos, pensó que no volvería a  jugar hasta el día en que su padre recibió una llamada de teléfono. Al otro lado de la línea estaba un miembro del que iba a ser el futuro equipo de Abdel. «Le dijeron que había un partido para amputados», recuerda el menor.


Hoy es el jugador más joven de su equipo y sueña con ser tan famoso como Lionel Messi.

«Perder una pierna no hace que te tengas que quedar encerrado, que ya no sirvas para nada», afirma el irlandés Simon Baker, secretario general de la Federación Europea de Fútbol para Personas Amputadas, que ha viajado a la Franja para asistir al partido.

«El deporte, sea cual sea, es un medio excelente para reconstruirse y para reinsertarse en la sociedad después de una vivencia traumática o una enfermedad», subraya Baker, que perdió una extremidad en un accidente.

La Franja de Gaza tuvo sus primeros equipos de amputados antes del movimiento de protestas iniciado en marzo de 2018. Las guerras y los actos violentos extendidos en el tiempo han dejado un número importante de mutilados, aunque la cifra ha aumentado en los últimos meses.

Pudor futbolístico

Más de 200 palestinos han muerto por disparos israelíes a lo largo de la frontera en los últimos doce meses, más de 6.500 han resultado heridos de bala, la inmensa mayoría en una pierna, y unos 125 han sido amputados, según las estadísticas palestinas.

Israel, acusada de un uso excesivo de la fuerza por los palestinos y por organizaciones de defensa de los derechos humanos, e incluso Naciones Unidas, dice que únicamente se dedica a defender su frontera.

Simon Baker afirma que quiere dejar el fútbol al margen del conflicto israelo-palestino. «Ninguno de estos jugadores habla de lo que le pasó y no se lo pido porque estamos aquí para jugar al fútbol», dice.

Jaled al-Mabhooh, de 32 años, es el entrenador del equipo y afirma que se enfada cuando piensa en el número de heridos. Él no ha sufrido amputaciones.

Los responsables del equipo se quejan también de falta de medios, de los pocos terrenos de juego disponibles y de la mala calidad de las muletas. Todo ello constituye una motivación extra para hacer frente a la adversidad.

«Estamos haciendo un milagro», afirma Naji Naji, el capitán de 27 años, que perdió una pierna en unos disturbios en 2007.