En medio de la tormenta, Trump ha roto su silencio para mostrar una posición menos integrista que las leyes antiabortistas de Alabama y hacer un llamamiento a la unidad de su base electoral. «Como todo el mundo sabe –tuiteó– soy fuertemente partidario de la vida, salvo en tres excepciones: violación, incesto y la protección de la vida de la madre; estoy en la misma posición que Ronald Reagan».
El presidente de EEUU sabe que el aborto es un tema controvertido y que los cristianos evangélicos, el núcleo más numeroso y vibrante de sus votantes, quieren restringirlo al máximo e incluso prohibirlo por completo. Para satisfacerlos avanzó que el aborto será un «tema central» de la batalla electoral del próximo año.
Hasta el Tribunal Supremo
Los partidarios de la legislación antiabortista de Alabama saben que probablemente esta será bloqueada en los tribunales, pero están convencidos de que su estrategia puede tener éxito.
Su esperanza radica en que el proceso de apelaciones lleve el tema cuanto antes hasta el Tribunal Supremo, ahora de mayoría conservadora con los dos jueces nombrados por Trump, Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh. Los cristianos evangelistas creen que ahí tendrán su oportunidad de oro: para anular la sentencia del «caso Roe contra Wade» de 1973 que oficialmente legalizó el derecho al aborto en EEUU, en todos y cada uno de los 50 estados del país.