Iratxe FRESNEDA
DONOSTIA

Historias de las cinematografías «pequeñas»

Iratxe Fresneda
Iratxe Fresneda

Txepe Lara recibía ayer el Premio Zinemira a toda una carrera como productor. A el le debemos títulos como ‘Justino un asesino de la tercera edad’ dirigida por ‘La cuadrilla’ o ‘El cielo gira’ de Mercedes Álvarez entre muchas otras arriesgadas y, diría que incómodas películas. Cuenta esta última directora que, Lara siguió adelante con ‘El cielo gira’ a pesar de las exigencias de un rodaje-investigación fuera de los cánones de la industria convencional (y de la ficción de aquel momento).

La película fue un éxito internacional inesperado, se vendió y fue seleccionada en prestigiosos festivales internacionales de medio mundo recibiendo excelentes críticas y numerosos reconocimientos. Leí hace poco una entrevista de Lara en la que decía: «Estoy arruinado. No tengo un puto duro». Algo inherente a los que arriesgan haciendo cine, buscan los desvíos y lugares nada comunes para aportar formas nuevas de retratar nuestras realidades y fantasías.

Ayer el cine vasco se vestía de gala para, además de premiar al incombustible productor, estrenar ‘Agur Etxebeste’, de Asier Altuna y Telmo Esnal. Viejos amigos del festival, los realizadores guipuzcoanos presentaban la secuela de ‘Aupa Etxebeste’, una película que, de algún modo, simboliza la normalización del cine hecho en euskara; quién nos diría en otros tiempos que sería posible rodar una secuela (con lo que nos cuesta sacar adelante una película).

Cuando realizamos reivindicaciones feministas vinculadas al cine, decimos que la «normalidad» llegará cuando las mujeres directoras puedan llevar a buen puerto películas, malas, buenas y mediocres (lo sé, estos apelativos son muy relativos). Creo que esta máxima es aplicable al cine creado en euskara, cuando tengamos «de todo», se trabajen todos los géneros, se produzca de un modo diverso (a lo grande y desde los márgenes), estaremos ante una situación de «normalidad». Tengo la sensación de que estamos en ello, pero tenemos que seguir trabajando por y para la cultura del cine, para que la diversidad y la pluralidad de propuestas sean parte de nuestro día a día, eso nos situará también en el mundo como una ‘cinematografía’ más.

Las palabras clave en este momento son apoyar con fuerza el desarrollo de todo tipo de proyectos y trabajar duro en fomentar la distribución (ya sea nacional o internacional). Quizá así, productores y productoras, cineastas valientes como Txepe Lara, no tengan que decir que «no tienen un puto duro».