La Prefectura de Pirineos Atlánticos ha anunciado pasadas las 13.00 de hoy que la muga se abrirá en la noche del sábado al domingo.

La institución que representa al Estado francés ha esperado al día anterior a que caduce una clausura que ha durado tres meses largos y ha generado un sinfín de problemas a los vecinos de las zonas colindantes para anunciar que «adelanta en 24 horas» la apertura de los pasos.

Eso sí, cuando ya era sabido que el Gobierno español abriría las fronteras el 21 de junio, el pasado martes el prefecto Eric Spitz anunció en un comunicado que el cierre se mantendría hasta el mismo domingo y que la reapertura de pasos no sería, por tanto, efectivo hasta el lunes 22.

Lo había advertido ya con anterioridad, en declaraciones a este medio el presidente de la Mancomunidad Vasca, Jean-René Etchegaray.  Madrid y París se debatían en ese momento entre otras dos fechas diferentes, la del 15 de junio y la del 1 de julio, para liberar las mugas.

El dirigente centrista tildaba de «simplemente insostenible» que se jugara con fechas diferentes para el levantamiento de las barreras que desde el 11 de abril cierran completamente diez pasos internos de Euskal Herria.

Y advertía, entre alusiones a la prioridad de garantizar las condiciones sanitarias, en contra de las «decisiones improvisadas».

Hoy la prefectura, tras anunciar la fecha del 21 de junio ha animado a los ciudadanos a «actuar con prudencia» cara a evitar aglomeraciones en los pasos de muga.

Desde mediados de marzo

Aunque la restitución de fronteras entró en vigor el 16-17 de marzo, desde ese sábado 11 de abril de abril, para más señas víspera de Aberri Eguna, solo quedaron abiertos al tránsito de conductores o viandantes con salvoconducto cuatro pasos: Irun-Hendaia por Santiago, Dantxaria, A63-Biriatu y el paso desde Donibane Garazi.

Ello ha obligado desde entonces a numerosos ciudadanos a realizar largos trayectos diarios para buscar un paso alternativo, y ha motivado las protestas de alcaldes de ambos lados de la muga.

Los primeros en dirigirse a la prefectura fueron los primeros ediles de Zugarramurdi, Urdazubi, Etxalar, Bera y Baztan, algunas de las localidades más afectadas por el cierre de los considerados pasos menores.

Ya en las cuatro mugas abiertas, y en particular en el paso desde Irun a Hendaia, miles de ciudadadanos se han visto obligados a hacer largas colas diarias para ir a trabajar o a cuidar de un familiar.

Máxime tras el efecto embudo creado por la decisión de mantener los controles permanentes sin variación alguna pese a que la desescalada marcó una vuelta a la normalidad laboral.

Sólo en las localidades más cercanas respecto a la muga de Hendaia-Irun viven unas 5.000 personas originarias del sur vasco. Según los informes de la Mancomunidad Vasca, unas 3.000 se desplazan a diario, principalmente entre Lapurdi y Gipuzkoa.

A ello hay que sumar el flujo natural de vecinos de Sara, Etxalar, Bera, Arnegi, Baigorri, Ainhoa.. que trazan sus relaciones al margen de los límites impuestos por los estados.

Queja de alcaldes

Los alcaldes de Hendaia e Irun, Kotte Ezenarro, y Jose Antonio Santano no dudaron en dirigirse por carta a París y Madrid para pedir que se abriera al menos el paso interno de Behobia, cara a descongestionar Santiago.

Días después, y a la vista de la situación cada vez más insostenible en la muga entre Irun y Hendaia, el 11 de junio se ponía finalmente un parche con la apertura de lunes viernes de la pequeña salida de Biriatu anterior al peaje de la A63. Como era de esperar, apenas nada cambió en Santiago.

Tras la autoenmienda hecha hoy por la Prefectura, y después de un sinfín de anuncios, matices, deesmenidos y malentendidos, ya se puede afirmar que a las 00.01 del domingo el cierre de fronteras será historia.

Quedará la tarea de sacar lecciones de los prejuicios causados, y mirando más allá queda el reto pendiente de que esa «realidad transfronteriza» que reconocen los tratados europeos -los cuales, por cierto, han quedado en papel mojado durante esta crisis- tenga una vigencia real.

Parece lo más realista si de lo que se trata es de que la ciudadanía vasca cuente a futuro con los mecanismos que le permitan gestionar todos sus intercambios de país, sin verse estrangulada ya sea por una cumbre del G7 o por la gestión externalizada de una pandemia.