
La productora A 24 se ha constituido en la mayor impulsora del terror de autor, con películas tan influyentes en los últimos años como ‘The Witch’ (2015), ‘Hereditary’ (2018) o ‘Midsommar’ (2019), un selecto grupo al que ahora se suma ‘Saint Maud’ (2019), la aclamada ópera prima de Rose Glass. La debutante ha arrasado en los premios del cine independiente británico BIFA con un total de 17 nominaciones, que debe de ser todo un récord.
Esta prometedora cineasta se ha fijado mucho en el cine de los años 60, cuando se hacía un terror psicológico más creativo, que no necesitaba de efectos especiales para generar inquietud en la audiencia.
La enajenación mental de la protagonista hace que realidad y delirio se confundan, dentro de una perspectiva narrativa alterada. El personaje de la enfermera fanática religiosa encarnado por Morfydd Clark remite a los personajes polanskianos de Catherine Deneuve en ‘Repulsión’ (1965) y Mia Farrow en ‘La semilla del diablo’ (1968).
Pero la verdadera referencia argumental se encuentra en el clásico de Bergman ‘Persona’ (1966), toda vez que la relación que allí mantenían Liv Ullmann y Bibi Andersson se asemeja a la que ahora entablan la Clark y Jennifer Ehle. La primera quiere salvar el alma de la segunda, mientras la cuida de su cáncer terminal e intentar vivir al máximo el tiempo que le queda.

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