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Un túnel bajo Londres y un campamento en las copas de los árboles contra la Alta Velocidad

Un túnel excavado bajo el suelo de Londres y un campamento sobre las copas de los árboles son el campo de acción de activistas contra el proyecto de tren de alta velocidad HS2 que une la capital británica con Escocia. Tras un primer desalojo, varios siguen en el túnel dispuestos a resistir semanas.

Policías tratan de bajar a los activistas instalados en tiendas de campaña en los árboles del parque Euston. (Justin TALLIS/AFP)
Policías tratan de bajar a los activistas instalados en tiendas de campaña en los árboles del parque Euston. (Justin TALLIS/AFP)

Decenas de manifestantes y activistas ha sido desalojados este miércoles de las copas de los árboles y de un túnel excavado por ellos mismos bajo el centro de Londres en protesta contra la construcción del ferrocarril de alta velocidad HS2, que enlazará la capital con el norte de Inglaterra.

Los manifestantes describen el proyecto del tren de alta velocidad como «el mayor acaparamiento de tierras en la historia británica moderna».

Activistas del grupo Rebellion HS2 instalaron tiendas de campaña entre las ramas del parque Euston, que unieron con tirolinas para poder desplazarse de unos a otros pero que fueron destruidas mediante grúas por la Policía Nacional británica.

Dispuestos a resistir semanas

Ademñas, los activistas llevaban meses excavando por las noches, con cubos y palas, un túnel secreto bajo el parque en el que aún muchos siguen instalados con la pretensión de permanecer bajo tierra «todo el tiempo necesario para detener las construcciones del HS2».

El túnel, que ha llegado a tener unos 30 metros de profundidad, está sostenido por vigas de madera y tablas gruesas para evitar su derrumbamiento y en su interior han sido guardados depósitos de agua y comida para la supervivencia de los manifestantes, que aseguran que podrán resistir los intentos de desalojo durante semanas.

«Estamos intentando proteger los árboles que serán talados por el HS2 para convertir esto en un parking de taxis», ha afirmado Marcin Andryjanczyk, detenido este miércoles cuando se disponía a entrar en el túnel, después de cuatro meses viviendo en el parque.

La entrada al túnel está oculta por una gran fortaleza fortificada construida con palets, con torres apodadas «Buckingham Pallets», denominación de sonoridad similar a «Buchkingham Palace».

«Tengo amigos y familiares aún dentro del túnel que no se rendirán fácil. Esto tardará en ser desalojado una o dos semanas porque hay muchísima gente ahí abajo, unas 28 personas», ha añadido el manifestante, arrestado violentamente al enfrentarse a los cuerpos de seguridad.

«No importa dónde estés, si en España, Australia o Estados Unidos, estas compañías están destruyendo nuestra fauna y a los animales que viven en ella», ha denunciado una activista del movimiento Wasp Collective, quien también lleva instalada en los jardines de Euston varios meses.

43 bosques afectados

«Es el momento del cambio y la revolución, seguiremos aquí asentados», ha proclamado la activista de este movimiento que ha subrayado su estrategia no violenta.

Por su parte, HS2 han señalado, según “The Guardian” que estas protestas «son un peligro para la seguridad de los manifestantes, nuestro personal y el público en general, y ejercen una presión innecesaria sobre los servicios de emergencia durante una pandemia. Los manifestantes actualmente están invadiendo tierras que están legalmente en posesión de HS2», advirtiendo del entrenamiento de sus equipos de seguridad.

El proyecto de la línea HS2 tiene como objetivo unir Londres con el norte de Inglaterra y Escocia a través de un tren de alta velocidad por el cuál se verán afectados 43 bosques entre Londres y Crewe, en el noroeste de Inglaterra, según ha reconocido la compañía ferroviaria.

Acumular costos

Se suponía que HS2 seguiría desde la conexión Eurostar del sur de Londres hasta enlazar con París. Pero ha hecho poco más que acumular costos desde que se propuso formalmente por primera vez hace más de una década.

Empresas británicas, francesas, españolas o austríacas pujan por hacerse con alguno de los lotes licitados para construir este proyecto, dividido en cuatro contratos valorados en más de 2.100 millones de euros.