Víctor Esquirol
Crítico de cine

Cuestión de visibilidad

Julia Garner se enfrenta a la terrible soledad de una oficina donde no hay aliado posible. (NAIZ)
Julia Garner se enfrenta a la terrible soledad de una oficina donde no hay aliado posible. (NAIZ)

U​na vez más, esta sección se ve –muy gustosamente– marcada por los designios del calendario, pero lo mejor de esta ocasión es que la película que hoy nos pide nuestra atención, lo hace por la impresionante (aunque muy discreta) acumulación de méritos propios. El Día Internacional de la Mujer nos invita a tomar conciencia de todo el camino que se ha recorrido en materia de igualdad entre sexos (en el entorno familiar, en el laboral, en la vida, en general)... pero también de todo el que aún falta por recorrer. Pues bien, en este punto exacto, es donde ‘The Assistant’, de Kitty Green (disponible en Filmin) brilla como uno de los títulos más imprescindibles de la última cosecha indie.

Hará ya un año, los que tuvimos la suerte de asistir al Festival de Cine de Berlín, ya fuimos prevenidos por el revuelo que había levantado en Sundance una película que se estaba promocionando como la primera propuesta cinematográfica capaz de llevarnos al infierno que acabaría desatando el movimiento MeToo.

Y en efecto, la cámara de Kitty Green (magistral tanto en la escritura como en la puesta en escena) nos lleva al epicentro de aquella calamidad. Estamos en unas oficinas. ¿Pero de qué? Pues parece que de una productora cinematográfica. ¿Y dónde estamos, exactamente? Seguramente en Nueva York, aunque por las conversaciones cruzadas que logramos interceptar, está claro que el destino de aquel lugar y de aquel equipo se juega realmente en la otra costa, es decir, en Los Angeles.

Y cuando por fin alcanzamos a oir la voz de ese jefe que emana de un aparato telefónico, ya no puede caber ninguna duda. Todo esto recuerda terriblemente a Harvey Weinstein. Apesta a él; al reino de terror y complicidades necesarias que estableció con tal de seguir perpetrando sus intolerables conductas criminales; inhumanas.

‘The Assistant’ nos lleva ahí mismo, pero esto sí, a través de una implacable política de «cero visibilidad» al monstruo. Kitty Green, harta de que el protagonismo se lo queden siempre las fuerzas del Mal, decide poner el foco en la parte habitualmente olvidada en esta(s) historia(s). Una recién graduada acaba de entrar a formar parte de una de las productoras fílmicas de moda. Como cabía esperar, empieza desde abajo, pero ostentando una posición que le otorga cierta proximidad con el mandamás. Y ahí está el peligro.

A Kitty Green, muy legítimamente, le podría hervir la sangre con todo lo que va contando, pero por el contrario, consigue mantener la cabeza fría en todo momento. ‘The Assistant’ es, por esto, un loable ejercicio de inteligencia narrativa sostenida. Cuando el cuerpo pedía gritar y desgañitarse, ella prefiere seguir observando, seguir recopilando gestos, declaraciones... pruebas de un delito asqueroso. Y de verdad, no hace falta verlo para creerlo, sino entender el ambiente que lo hizo posible. En este caso, el gris de la mediocridad, del servilismo... del miedo paralizante a levantar la voz. La oficina de “The Assistant” podría ser cualquier oficina del mundo: este es el escalofrío al que debemos prestar atención.