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Hosteleros paran diez minutos para reivindicar un plan de rescate

Algunos establecimientos hosteleros de Bilbo han parado durante 10 minutos a partir del mediodía para reivindicar un plan de rescate en el sector. Precisamente, en el Botxo, con ciertos problemas para su adquisición, continúa la campaña de bonos de apoyo.

Varios clientes en las terrazas de establecimientos hosteleros en Bilbo, en una imagen de archivo. (Monika DEL VALLE/FOKU)
Varios clientes en las terrazas de establecimientos hosteleros en Bilbo, en una imagen de archivo. (Monika DEL VALLE/FOKU)

A convocatoria de asociaciones de hostelería, algunos locales de Bilbo han secundado la movilización aunque lo cierto es que quienes gestionan estos establecimientos están más pendientes del desarrollo de la campaña de bonos impulsada desde el Consistorio.

«Con siete personas tenemos el bar lleno, así es imposible», han lamentado los hosteleros de la calle Ledesma, durante el paro de diez minutos que han realizado esta mediodía para llamar la atención sobre la «situación límite» de sus negocios.

Varios locales de Ledesma, desde el decano Artajo hasta el Atseden, el Molinillo, el Ledesma o la Taberna, han bajado sus persianas, secundando el paro convocado por hosteleros del norte de la península, que en la CAV ha tenido alguna repercusión en Bilbo y Donostia.

Rubén González Gómez, que gestiona tres locales en la céntrica calle bilbaina, ha explicado que su situación es aún más grave porque solo les permiten tener las terrazas al 50 por ciento, mientras que en el resto se toleran al cien por cien de aforo. «Necesitamos ayudas para tirar para adelante, porque esto se hace muy largo. Seguimos con las mismas restricciones que en octubre, y el tema se está haciendo muy cuesta arriba», ha lamentado.

«Los alquileres son los mismos, hay costes aunque la gente está en ERTE, y aquí seguimos; con el 50 por ciento (de aforo) dentro y tres mesas en la terraza fuera es imposible subsistir», ha expuesto.

Este hostelero ha cobrado una ayuda que pidió en abril del año pasado, la única, que fueron entre 1.200 y 1.500 euros, en función de los empleados de cada local. «Con 1.500 euros, los alquileres te puedes imaginar lo que son, prácticamente no cubres ni una décima parte del mes», se ha quejado.

Ha pedido dos nuevas ayudas, pero todavía no han recibido más. «Entendemos que somos muchos y hay que repartir, pero son ayudas de 1.500-2.000 euros, con eso no hacemos nada. Hemos estado cerrados de de mitad de marzo a junio, nos han vuelto a cerrar en noviembre, en enero, y la hucha se acaba», ha advertido.

«Imposible subsistir»

Rubén González Gómez ha insistido en que con tres mesas de terraza «es imposible subsistir. La gente pasa y dice que Ledesma está lleno. ¿Cuántos caben?, con siete personas tienes un bar lleno, porque a la gente le cuesta entrar dentro todavía».

En Donostia la repercusión no ha sido grande pero algunos sí han mantenido la persiana medio bajada, como José Luis, del bar Sport, en la calle Fermín Calbetón, en el corazón de la Parte Vieja. Fuera de su local, ha comentado que se ha adherido a la convocatoria aunque «no sirva para nada» porque a los hosteleros se les toma «por el pito de un sereno».

Las ayudas «son insignificantes» y «ni han llegado», afirma este tabernero que incide en que la pandemia pilló a la hostelería donostiarra en un momento «de boom» en el que los turistas llegaban a raudales, había mucho trabajo y se contrató a mucho personal. En su caso la plantilla consta de 18 personas.

A su juicio, para los bares y restaurantes es «vital» ampliar el horario de cierre «por lo menos hasta las 22.00 horas» porque además esto potenciaría el consumo en la franja de las 19 a las 20.00 horas.

Uno de los que no ha secundado el paro ha sido el encargado del Bar Bide Bide, que ha señalado a Efe que el sector esta «lo suficientemente mal» como para tener que decir a un cliente que no se le sirve durante diez minutos. «Además, el mediodía en un momento en el que muchos de ellos son personas que bajan un momento a tomar un café rápido y tienen que volver a sus trabajos», ha explicado.

A su juicio, está bien marcar un acto simbólico para reclamar las ayudas «que no llegan», pero debería haberse realizado una concentración que diera visibilidad a la protesta en lugar de «dejar de facturar por poco que sea». Además de las ayudas, el encargado de este bar remarca la necesidad de ampliar las horas de cierre porque a las 20.00 «es muy temprano» y se quedan «sin servicio de cenas».

En Gasteiz, el paro no ha tenido repercusión visible en los establecimientos hosteleros.