La argentina Mariana Barassi se apunta a un recurso cada vez más instalado entre quienes debutan en el cine, consistente en la utilización de un único escenario y pocos personajes para abaratar los costes de producción. Por eso ‘Crónica de una tormenta’ (2020) se basa en la obra teatral de la mexicana Sabina Berman ‘Testosterona’, que transcurre por entero en la redacción de un periódico y con una pareja solitaria como protagonista, más un tercer elemento en discordia.

El control sobre ese espacio reducido y la dirección actoral concentrada facilitan el aprendizaje rodando, pero el minimalismo puede resultar arriesgado cuando no se acierta a dinamizar el referente escénico mediante un lenguaje cinematográfico. A fin de conseguirlo, Barassi rodó las secuencias de un tirón, sin interrupción, incluso las que duraban un cuarto de hora.

Y no solo eso, además siguió un orden cronológico para no perder la intensidad dramática y que las interpretaciones se acercaran a las vivencias a representar dentro de una situación límite.

El encierro en la redacción se produce una Nochebuena en que una tormenta sorprende al director del periódico, Antonio (Ernesto Alterio), y a su subdirectora, Maca (Clara Lago). A pesar de los inesperado del encuentro, ambos tienen mucho de que hablar, debido a que él está enfermo y se encuentra en plenas deliberaciones para elegir a su sucesor, puesto que se disputan Maca y el redactor jefe Vargas (Quique Fernández).

Los diálogos son de trazo grueso y los temas tratados reciben un tratamiento tirando a sensacionalista, con giros efectistas de guion, por más que se pretenda defender el periodismo ético frente al amarillismo. Esté último está representado por el tal Vargas, que es un manipulador y un arribista nato, al contrario que Maca, que desea acabar con la estructura vertical y el patriarcado corporativos.