Aritz Intxusta
Redactor de actualidad

La subida del coronavirus y los virus respiratorios cambian el escenario

La incidencia del coronavirus está en aumento y el deterioro de la situación parece haber comenzado a acelerarse. La conjunción de SARS, gripe y otros virus que el año pasado apenas tuvieron presencia por las restricciones genera preocupación e incertidumbre.

Una joven se coloca una mascarilla en exterior. (Idoia ZABALETA/FOKU)
Una joven se coloca una mascarilla en exterior. (Idoia ZABALETA/FOKU)

La incidencia acumulada de casos de covid está subiendo de forma continuada en Hego Euskal Herria y también, aunque no de forma notable, la ocupación hospitalaria por esta enfermedad. Los casos, hasta la fecha, no se están disparando ni el alza se ha confirmado exponencial, aunque su aceleración los últimos días preocupa. Los servicios de epidemiología, en cualquier caso, no han dado la voz de alarma, más allá de seguir recordando que el uso de la mascarilla sigue siendo imprescindible para los espacios cerrados y, también, para cuando se acude visitar a personas vulnerables. No obstante, el incremento constante de casos genera fundada inquietud, pues el frío acaba de comenzar y nadie sabe hasta cuándo subirá.

Una de las diferencias esenciales de este incremento con respecto a las anteriores ondas del SARS, además del porcentaje de vacunados que está en 80% de la población total (incluidos menores de 12), tiene que ver con el resto de virus respiratorios. Los servicios de epidemiología están detectando una mayor incidencia de rhinovirus, parainfluenza, enterovirus, adenovirus, coronavirus clásico y bocavirus. Y, particularmente, destaca el aumento de VRS, que está generando una onda muy adelantada para lo que acostumbra. 

Este ascenso de la circulación de virus respiratorios constituye una dificultad analítica. No se sabe si el coronavirus se está comportando como uno más de estos virus, que generan ondas estacionales que se agotan sin necesidad de que la sociedad tome acciones suplementarias, o si la subida actual puede requerir puntualmente la adopción de medidas más estrictas. Nafarroa, cuyo deterioro va más adelantado, no descarta implementarlas en breve. Esta semana va a discutir un posible pase sanitario.

La situación en otros estados de Europa, donde se han disparado ondas de importancia, hace sonar las alarmas. Pero no está claro aún que esa situación pueda exportarse a Euskal Herria. En países del Este las tasas de vacunación son muy bajas, apenas el 30% en Rumania, pero hay otros países, como Alemania, que han llegado a situaciones preocupantes con tasas de vacunación no tan bajas (69% del total poblacional, once puntos menos que en Hegoalde). 

De otra parte, la presencia de otros virus respiratorios que apenas tuvieron circulación el invierno pasado puede favorecer la sobrecarga del sistema, independientemente de que la correspondencia de casos de covid con ingresos hospitalarios haya descendido por efecto de la vacunación (la tasa de ingreso es 12 veces menor y el Ispln la equipara con la de la gripe). Si se comportan como otros años, las semanas posteriores a las navidades van a tener una presión asistencial considerable. 

En este aspecto, resulta relevante la información sobre la campaña de la gripe que ofrece el Gobierno navarro, que indica que la vacunación está yendo mejor que de habitual, pero todavía lejos de lo que se consiguió el pasado año. Quizá la concienciación no es la suficiente.

Ausencia de precedentes 

Otra dificultad que se presenta a la hora de entender cómo va a evolucionar la enfermedad es la falta de referencias. La epidemiología es una ciencia, sobre todo, observacional. Se sabe que los virus respiratorios infectan más en meses de frío, pero no se conoce exactamente por qué, sino que se enuncia una conjunción de factores (sitios cerrados, aerosoles, calefacción, irritación de las mucosas…) sin cuantificar qué peso tiene cada uno de ellos. 

En consecuencia, conocemos, más o menos, en qué rango de fechas llegan las olas de cualquier virus, cuánto suelen durar, y conocemos, también, que acaban bajando sin que necesariamente hayan infectado a toda la población susceptible de enfermar. Lo que desconocemos es cuánto de esto se puede aplicar a un virus nuevo en una población que ha adquirido una inmunidad de forma muy reciente cuya duración y fiabilidad está por determinar.

En este sentido, no se sabe cuál debería ser la circulación «normal» –o no epidémica– del coronavirus para estas fechas. Porque este virus va a circular siempre. Su erradicación en una zona concreta, sin adoptar cierres y medidas draconianas, es una quimera. Hego Euskal Herria está sometida a reentradas constantes del virus y si está subiendo en otros países, lógicamente esto también se tiene que notar aquí. Tomando como ejemplo la variante Delta Plus, el primer caso conocido en el mundo se detectó en julio en Reino Unido y en solo ocho semanas ya había llegado a Euskal Herria.

Fuera de lo que es el marco general, los datos más detallados que se han hecho públicos desde Osakidetza y Osasunbidea llaman a una moderada calma. Gipuzkoa es el territorio que mayor incidencia está registrando, pero el aumento de los casos se está dando principalmente entre menores no vacunados, que por lo general cursan la enfermedad de forma leve. 

Hay que tener en cuenta que prácticamente toda la población va a enfermar antes o después y, si no se les ha vacunado, es porque se ha decidido que es preferible que los menores de 12 se inmunicen de forma natural. Al menos, hasta que se dé el visto bueno a una vacuna para ellos, que puede que no tarde mucho.

La incidencia de casos covid en el grupo 6-12 años estaba el lunes pasado por encima del 300 en la CAV (el triple que la del conjunto de la población). En Nafarroa, por su parte, la incidencia del grupo 5-14 era el miércoles de 119 a 7 días y el grupo con menor tasa de incidencia era el de 0-5 años. Los datos con detalle ofrecen las autoridades ya no son diarios, sino semanales, de ahí la desactualización de cifras.

Las terceras dosis, otra clave

Existe la falsa idea de que la vacunación ha terminado. No es así. Los mayores de 70 están siendo revacunados y esto implica que su protección sigue mejorando. Y esto es importante. Si se atiende a la edad de los ingresos hospitalarios que hubo en la CAV hace dos semanas (últimos disponibles), los datos dicen que los mayores de 60 años supusieron casi dos de cada tres ingresos hospitalarios. Y además, uno de cada cinco ingresados tiene más de 84 años. 

Aun así, la protección de las vacunas tiene un límite. En las residencias se vacuna casi al 100% cada año de la gripe y todos los años registran muertes por gripe. Con el coronavirus no va a ser mejor. Este año van a morir por coronavirus ancianos que hayan recibido las tres vacunas. 

No obstante, es fácil predecir que, si los ingresos se concentran a partir de los 60 años y en personas que han decidido no vacunarse, las autoridades comiencen a ofrecer las vacunas en franjas de edad cada vez más bajas. El último informe del Ispln navarro parece moderadamente optimista (y no suele serlo) con esta tercera dosis. «La vacunación adicional con la tercera dosis para mayores de 70 años puede ayudar a controlar este aumento de incidencia y a minimizar sus posibles efectos». 

Por otro lado, otra de las cosas que parecían aprendidas es que hacía falta un determinado nivel de incidencia para que los contagios en edades avanzadas comenzaran a subir, pues el virus primero acostumbraba a transmitirse en edades donde el nivel de socialización es mayor y desde ahí permeaba hacia otros grupos. Esta vez el patrón no se cumple. Tomando como referencia a la CAV, la franja 19-39 es, prácticamente, la que menos se está contagiando pese a ser la más activa socialmente y la que tiene un menor porcentaje de vacunados. 

En suma, poco se puede predecir. Toca ir viendo. El ritmo de incremento de la incidencia en brotes epidémicos es variable, pero no parece tolerable que se acelere mucho más, porque no sabemos si esta subida tiene un techo, ni la sobrecarga que puede llegar a generar. Desde el punto estrictamente solidario, más allá del marco legal, el uso de todas las medidas que hemos aprendido para la contención del coronavirus –autotest, relacionarse en espacios abiertos, uso de mascarilla, evitar eventos masivos...– va a ser muy recomendable durante los meses de frío. Eso, independientemente de que las autoridades obliguen a adoptar o no estas u otras medidas. 

Pase sanitario

En cuanto a las posibles nuevas restricciones, se ha coqueteado bastante con la idea del pase sanitario. El Gobierno navarro discutirá las posibilidades de implementarlo esta semana. Pero lo cierto es que la medida no tiene el mismo sentido que en otros países –en Austria ha funcionando muy bien– donde el rechazo a la vacuna ha sido mayor. En Hego Euskal Herria se ha vacunado ya al 91% de la población diana, por lo que el margen de mejora no es demasiado grande. A pesar de ello, la tasa de vacunación entre los 20 y los 40 años, se encuentra en un 83% aproximadamente, unos 12 puntos por debajo de otros grupos de edad.

Sí puede mejorar significativamente la protección de rebaño una eventual aprobación de la vacuna para los menores entre 6 y 12 años. Actualmente, del total de la población se ha vacunado a un 80% y la vacuna para este primer grupo de menores podría hacer subir el total en otro 5%. Aunque la acogida de la vacuna para menores puede despertar recelos. Al respecto, no hay que olvidar que las vacunas se inoculan, en su mayoría, en los primeros años de vida. Eso sí, esas otras vacunas protegen de enfermedades que generan casos de mayor gravedad en menores.