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Unánime reconocimiento del paso de EPPK, con matices diferentes

Las reacciones al comunicado de EPPK han llegado desde un extremo a otro del arco político y social, y todas en sentido positivo aunque con matices que han crecido con el paso de las horas. Sortu plantea al resto de fuerzas que «sean exigentes con ellas mismas y hagan su propio 18 de Octubre».

Imagen de una marcha a la prisión de Martutene. (Jon URBE/FOKU)
Imagen de una marcha a la prisión de Martutene. (Jon URBE/FOKU)

El comunicado de EPPK sobre los ongi etorris ha provocado una unanimidad quizás inédita hasta la fecha. Con sus matices propios, desde víctimas de ETA a representantes de la izquierda abertzale lo han calificado de positivo y esta vez ni siquiera se ha recurrido al habitual latiguillo de la «insuficiencia».

Desde las víctimas de ETA, Maria Jauregi ha saludado la declaración del Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK) en un tuit. «Vamos adelante. Paso a paso. Qué buena noticia», ha escrito.

 

 

Consuelo Ordóñez ha reconocido una «buena noticia» y se lo ha atribuido incluso como un efecto de los llamamientos de Covite, que había mostrado su conformidad con los recibimientos junto a la prisión pero no en un espacio público. La organización ha querido matizar luego en un hilo de tuit que «nadie espere que ahora les tengamos que dar las gracias por dejar de homenajear públicamente a asesinos y terroristas. Que nos alegremos de esta noticia es una cosa, y otra muy diferente es que tengamos que reconocérselo como un gesto por 'la paz y la convivencia'».

Josu Elespe, hijo de Froilán Elespe –concejal del PSE muerto en atentado de ETA–, ha considerado que «or encima de todo, esta noticia es una grandísima victoria de las víctimas y de la gente de bien que trabaja sin calculos por la convivencia en este país».

Para Sara Buesa, hija de Fernando Buesa –también víctima de ETA–, «es significativo que las personas presas digan que no quieren protagonizar recibimientos públicos». Ve en ello «una aproximación al dolor de las víctimas, a la que ojalá prosiga la reflexión sobre el daño injusto e irreparable causado por sus actos».

Para Maite Araluce, presidenta de la AVT, «es un alivio a las víctimas pero es una decisión que llega tarde. Para conseguir la normalidad en el País Vasco y realmente para que las víctimas descansemos tranquilas deberían colaborar con la justicia para resolver casos sin resolver». «No era normal que en una sociedad sana hubiera estos actos», ha añadido.

Tanto en el caso de Covite como de la AVT, ha sido elocuente que a las primeras valoraciones positivas del lunes les han sucedido el martes otras que rebajan la satisfacción.

Tras la Declaración del 18 de Octubre

Desde el independentismo de izquierdas, el coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, ha valorado que «la decisión política» hecha pública por EPPK «es una aportación de indudable significado y valor» de cara a «construir puentes y no trincheras, una condición indispensable para la convivencia democrática».

 

 

El secretario general de Sortu, Arkaitz Rodríguez, ha subrayado ya el lunes noche que «la izquierda abertzale hace lo que dice y dice lo que hace», en clara alusión a la Declaración del 18 de Octubre que enunciaron en Aiete él mismo y Arnaldo Otegi.

Este martes tarde, en una comparencia expresa para valorar la posición de EPPK, Arkaitz Rodríguez ha reiterado este punto pero ha añadido además otras cuatro consideraciones. La primera es el recordatorio de que no es la primera vez que el Colectivo hace una aportación de este tipo, porque ya en los comunicados de 2013 y 2016 hizo un reconocimiento del daño y mostró su compromiso de «intentar mitigarlo». Ha añadido aquí que «estas personas fueron determinantes en su momento para sacar la violencia de ETA de la ecuación».

Como tercera idea, el líder de Sortu ha recordado que la convivencia requiere además de este paso el reconocimiento y la reparación a las víctimas del Estado; ha citado que hay unos 400 personas fallecidas y más de 5.000 torturadas «que siguen hoy negadas y discriminadas».

Le ha añadido la necesidad de «dar una solución integral y definitiva» a la situación de las personas presas: «Es hora de acabar con toda excepcionalidad, de aplicar la ley ordinaria a todos estos presos y presas, y con Justicia transicional o restaurativa ofrecerles una perspectiva de libertad razonable».

Como quinta idea, Arkaitz Rodríguez ha puesto sobre la mesa la existencia de un conflicto político «que existía antes de ETA y sigue existiendo ahora. Y que se resolvería por el único modo posible en democracia: dar la palabra y la decisión a Euskal Herria». Para todo ello ha planteado que las diferentes fuerzas hagan su propia «declaración del 18 de Octubre, sean por una vez exigentes con ellos mismos», y que enfoquen el futuro desde el principio básico de «todos los derechos para todas las personas».

Etxerat, Sare, Foro y Bake Bidea

Etxerat ha expresado su «aplauso y valoración muy positiva de la decisión que nos traslada el colectivo de presos políticos vascos de que los ongi etorris a los presos que salen en libertad se celebren de modo privado y discreto».

«Queremos subrayar que la decisión de nuestros familiares presos es una inequívoca aportación al reconocimiento del dolor causado por la violencia y una  contribución para continuar sanando heridas. Desde Etxerat consideramos que esta aportación a la convivencia y la paz que de manera individual y colectiva realizan las y los presos vascos muestra total sintonía con lo que desea la sociedad vasca. Y por lo tanto, entendemos que, también en consonancia con el anhelo de la sociedad vasca, los estados español y francés deben acabar de igual manera y a todos los niveles, con la excepcionalidad penitenciaria, para que los presos y presas vascas puedan continuar su recorrido jurídico-penitenciario en la perspectiva de su libertad».

Sare ha valorado el comunicado en una comparecencia esta mañana de martes para anunciar movilizaciones en Navidad. «Entendemos el paso dado por el Colectivo de Presos y Presas Vascas como un sólido ejercicio de empatía, valorándolo como una aportación importante en el camino hacia convivencia. Una y otra vez hemos dicho que nuestro pueblo recoge múltiples vivencias y sufrimientos, y que la clave está en la búsqueda del equilibrio entre todas ellas. Con ello queremos decir que a todos nos corresponde actuar con responsabilidad y empatía, que a todos nos corresponde posibilitar ese equilibrio y que está en manos de todos y todas seguir dando pasos hacia adelante».

«Ojalá esa misma voluntad de avanzar en la convivencia se vea reflejada en quienes hoy todavía mantienen una política penitenciaria de excepción que tanto daño está ocasionando a estos presos y presas, con tan clara voluntad de avanzar», ha añadido Sare.

Bake Bidea y los artesanos de la paz han valorado «muy positivamente esta importante aportación» de EPPK a «la convivencia y la paz». «Mientras en la sociedad vasca día a día va aumentando la voluntad de convivencia, todavía quedan lejos los pasos que deberían dar los estados español y francés en ese camino», han destacado. Por ello, les han emplazado a «actuar con madurez y responsabilidad» y a que «terminen con las medidas de excepción y traigan a los presos a casa».

Además, han subrayado que ahora más que nunca serán «imprescindibles los acuerdos y las dinámicas y movilizaciones que desarrollemos», por lo que han llamado a secundar las manifestaciones de Baiona y Bilbo del 8 de enero.

En una nota, el Foro Social Permanente ha definido como «relevante» y como «una aportación a la convivencia democrática» el comunicado de EPPK, que con esta decisión «hace causa común con la mayoría social y política de este país, decidida a dar pasos en la resolución del conjunto de las consecuencias del ciclo de violencias y a que se destierren definitivamente actitudes de obra o palabra que puedan generar más dolor en cualquier tipo de víctima».

El Foro Social Permanente indica que desde 2019 viene trabajando «de manera confidencial» en esta cuestión, manteniendo reuniones con gobiernos, partidos políticos, sindicatos y el colectivo de presos, constatando «un amplio consenso en torno a dos cuestiones: la empatía y los derechos. Empatía, porque nuestra sociedad no acepta más sufrimiento hacia las personas que lo han padecido o padecen; y derechos, los de las familias y allegados a recibir y abrazar a las personas que han cumplido íntegramente sus condenas, en muchos casos en condiciones de extrema dureza».

Esta declaración del EPPK supone, según el Foro Social, «una aportación cualitativa en la consolidación de los consensos para poder afrontar una solución integral a la cuestión de las personas presas que pase, simple y llanamente, por la aplicación de una política penitenciaria ordinaria».

Tres gobiernos

El Gobierno de Nafarroa se «congratula» del «paso importante» de EPPK, según ha manifestado la consejera de Relaciones Ciudadanas, Ana Ollo, este martes. Ha valorado además lo que supone ese comunicado en la línea de «reconocer, de reparar a esas víctimas del terrorismo que veían que ese tipo de actos les volvían a sumergir en el dolor y la revictimizaicón de los sucesos ocurridos».

Desde el de Lakua, su portavoz, Bingen Zupiria, ha hablado de «un paso más» en el camino de construcción de la convivencia, aunque apostillando que hacen falta «más gestos».

Por parte del Ejecutivo español, el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, ha estimado que el comunicado de EPPK es «una buena noticia» aunque estima que «llega tarde» y añade que ha sido fruto del trabajo de las víctimas «Podrían haberlo hecho mucho antes y muchas víctimas se hubieran ahorrado sufrimiento», ha añadido.

El delegado del Gobierno español en la CAV, Denis Itxaso, reaccionó ya el lunes a través de un hilo de Twitter, en el que en primer lugar responde a EPPK que reclamar el fin de los recibimientos públicos a los presos no es ser «irresponsables» ni buscar excusas o confrontaciones «gratuitas», sino «una cuestión de respeto y empatía hacia las familias de víctimas que nunca volverán a casa». Acto seguido afirma que el comunicado del Colectivo es un paso «en la buena dirección», que espera que se plasme en hechos «cuanto antes» y que a su juicio demuestra que la «presión social y política desde firmes valores cívicos y éticos, da resultados».

PSOE, PNV, derecha española y Pablo Iglesias

Desde la misma formación, el nuevo secretario general del PSE, Eneko Andueza, ha afirmado en redes sociales que la decisión de EPPK «es fruto del justo empeño de los colectivos y de la presión social e institucional para acabar con los denominados 'ongi etorris'».

El PNV ha sido el último en reaccionar. Ha sido en una entrevista a su presidente, Andoni Ortuzar, en Radio Euskadi, en la que ha dicho que «bienvenido es cuando ha llegado, no importa que llegue tarde». Tras ello, ha recurrido a la batalla del relato al pedir a presos y presas «que reconozcan que ETA no debió existir», lo que entiende que «sí abriría un nuevo panorama político en el país».

La voz más divergente de todas ha sido quizás la del presidente del PP en la CAV, Carlos Iturgaiz, para quien «el pacto Sánchez-Otegi de presos por presupuestos avanza». «Lo dicho por Otegi en Eibar se activa, pasan a privados los vomitivos recibimientos y así conseguir de Sánchez la excarcelación de asesinos etarras y blanquearles», ha indicado.

En línea similar ha ido el alcalde de Iruñea, Enrique Maya (Navarra Suma), al hablar de «estrategia de blanqueo» y ligarlo también a la relación entre el Gobierno español y EH Bildu: «Ahora les viene bien dar esa imagen porque Bildu está controlando el Gobierno de España y el de Navarra. Hay una estrategia de hacer ver que ETA ya pasó y que no quieren hacer daño a las víctimas.

Por contra, desde Unidas Podemos se ha expresado en un comunicado que la posición de EPPK es un avance para la «convivencia y la superación del conflicto», al mostrar «por fin sensibilidad» hacia las víctimas.

Para el expresidente del Gobierno español y ex líder de Podemos Pablo Iglesias, el hecho de que «los propios presos de ETA renuncien a los ongi etorris demuestra la autoridad y la responsabilidad de la izquierda abertzale a la hora de dar los pasos que les corresponden para la reconciliación. No reconocerlo es carecer de sentido de Estado».