
Siguiendo la estela de los consagrados maestros del cine coreano Bong Joon-ho y Park Chan-wook, el debutante Kim Yong-hoon se suma a esa hábil mezcla de cine de género y de autor que tanto gusta internacionalmente, incluido el escritor japonés Keisuke Sone, que dijo sentirse entusiasmado de que una obra suya fuera convertida en un thriller coreano de acción a la moda. Sí, porque ‘Nido de víboras’ (2021) toma elementos foráneos, en especial del cine negro de los hermanos Coen con su sentido del humor absurdo, que combina muy bien con la filosofía oriental. Hay diálogos sobre la importancia del karma, sobre cómo las consecuencias de nuestros actos se vuelven contra nosotros mismos. Asimismo abundan las metáforas poderosas sobre la supervivencia en ambientes criminales, como la del tiburón tigre hembra y las cincuenta crías que se devoran entre si en el vientre materno para que al final solamente salga al exterior la más fuerte de todas.
En lo narrativo la apuesta de Kim Yong-hoon se decanta por el montaje fragmentado, al estilo de los guiones que el mexicano Guillermo Arriaga escribía para Alejandro González Iñárritu. El argumento no es lineal y se entremezclan dentro de una misma trama hasta seis subtramas distintas unidas por tres personajes principales, los cuales han de hacer frente a otros tantos tipos peligrosos. Las muertes violentas se suceden y el reguero de sangre conduce a un desenlace que hace que las piezas del puzzle terminen por encajar.
El elemento u objeto aglutinador es un bolso de Louis Vuitton lleno de billetes, un botín que es encontrado en principio por un trabajador de una sauna en el vestuario, sin saber que un capo mafioso o un corrupto agente policial de aduanas andan también tras el dinero, además de una joven escort y un sinfín de seres que tratan de salir de la miseria urbana en la que viven.
_copia.jpg)
Irauli ekimena: Euskal Herriko familia euskaldunen korapiloak askatzeko topagune berria
Localizada la joven de 23 años desaparecida desde el día 25 en Donostia

El primer festival Aske pone la banda sonora a una Euskal Herria libre

La Ertzaintza deja impune la desaparición del test de drogas del hijo de un jefe policial

