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Éxito de Pekín 2022 contra el coronavirus y por encima del «boicot diplomático»

Pekín ha conseguido llevar a buen puerto convertirse en la primera sede que organiza unos Juegos Olímpicos de Verano e Invierno, logrando asimismo crear una exitosa «burbuja anticovid» que ha merecido los elogios hasta de deportistas norteamericanos, y con las mujeres en el primer plano deportivo.

Ceremonia de clausura de los Juegos de Invierno.
Ceremonia de clausura de los Juegos de Invierno. (Jade GAO / AFP PHOTO)

Politizados desde su inicio por el boicot diplomático liderado por Estados Unidos, los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín, celebrados sin público, han escenificado los cambios en el orden mundial que se vienen dando, y al mismo tiempo han comporbado la firmeza y efectividad de las medidas de China para mantener a raya la pandemia de la covid-19.

La ausencia de representantes de Washington y sus entusiasmados comparsas como el Reino Unido, Canadá o Australia ha convertido al presidente ruso, Vladímir Putin, en la presencia estelar de la inauguración de los Juegos el pasado día 4 y ha ilustrado las actuales buenas relaciones entre Pekín y Moscú frente a los Estados Unidos y su extensa área de influencia.

El «boicot diplomático» –sin renunciar a enviar a los atletas, pero sí toda representación institucional– a estos Juegos tuvo lugar de puertas afuera a cuenta de los supuestos abusos contra los Derechos Humanos a la minoría uigur por parte del Gobierno chino en la región autónoma de Xinjiang, de mayoría musulmana, donde cientos de miles de personas habrían pasado por supuestos campos de internamiento –hace pocos años se tildaban como «campos de concentración»– para evitar la expansión del extremismo, algo que Pekín siempre ha negado.

De puertas para adentro, entre otros motivos, el anuncio de la construcción del gasoducto «Power Siberia 2» entre Rusia y China o la ubicación geográfica de la región autónoma de Xinjiang en el corazón del macroproyecto de «La Nueva Ruta de La Seda», quizá no haya llevado tantos titulares, pero sí más quebraderos de cabeza de lo que son las «Real Politics».

La cuestión uigur, con todo, sigue candente y la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, la expresidenta de Chile Michelle Bachelet, podría viajar este mismo año a la región autónoma, hogar de 12 millones de uigures, siempre y cuando se le permita un acceso sin vigilancia en el que pueda interactuar tanto con la sociedad civil como con funcionarios de alto nivel.

Pero pese a toda la polémica previa, el deporte ha relegado la marejada política a un segundo plano y la atención se ha centrado en la nieve –casi siempre artificial, hasta el cambio del tiempo de las últimas jornadas, eso sí– y el hielo, aunque también han concitado interés los detalles de la vida dentro de la burbuja a prueba de covid-19 en la que se ha celebrado la cita olímpica, la segunda en medio de una pandemia tras los Juegos de Tokio 2020, siendo la capital china la primera en haber albergado unos Juegos Olímpicos de Verano y de Invierno, ambos con indudable éxito.

Una burbuja exitosa

«No tengo dudas en afirmar que estos son los mejores Juegos Olímpicos en los que he podido competir con la selección de los Estados Unidos». Son palabras del snowboarder Aaron Blunck, convertido en una suerte de aval del funcionamiento de la burbuja china ante la covid-19. Unas declaraciones al que añadía una fuerte crítica a los medios de su propio país por empeñarse en mostrar una imagen negativa del evento, que le costaron al deportista que clausuraran su cuenta de twitter, amén de terminar sufriendo una fuerte caída en la final de su disciplina.

Deportistas, delegaciones y periodistas llegados del extranjero han permanecido en todo momento en un circuito cerrado y sin ningún tipo de contacto con la población local, cuya cercanía al evento olímpico prácticamente se ha limitado a seguirlo por la prensa y las redes sociales, donde los Juegos han estado omnipresentes.

Los rebrotes registrados en enero en varias zonas de China –aunque no con la variante Omicrón, casualmente–, incluida la capital hicieron que las autoridades apretaran aún más con las medidas de contención, incluido el cierre de colegios en una Pekín ya blindada, para garantizar unos Juegos libres de virus.

Salvo por invitación, los pequineses no han podido asistir a ninguna de las competiciones que ha brindado la cita olímpica, si bien la estricta estrategia anticovid ha cumpldo su función: la mayoría de los positivos se han detectado en el aeropuerto tras entrar en el país, y en la última semana apenas se han contabilizado casos dentro de la burbuja, en algunas jornadas ninguno.

En total, los positivos dentro del circuito cerrado han sumado algo más de 400 –unos 270 en frontera– y han sido diagnosticados a partir de más de 1,7 millones de pruebas PCR. Esta vez, desde que saltaron las alarmas de la pandemia del coronavirus, nadie ha puesto en cuestión las cifras oficiales de infectados.

Estos resultados no impidieron que los atletas que hayan dado positivo una vez en China hayan protestaran por las estrictas medidas de aislamiento a las que han sido sometidos para evitar la propagación del SARS-CoV-2 en las villas y sedes olímpicas.

De hecho, el asunto no ha acabado para el personal, voluntarios e informadores que viven en China, quienes tras el cierre de los Juegos deberán guardar otras dos semanas adicionales de aislamiento.

Juegos con nombre de mujer

Las caras de estos Juegos han sido femeninas, aunque por motivos muy distintos.

Los laureles se los ha llevado la saltadora china de origen estadounidense –nacida en California Eileen Gu; también conocida cono Gu Ailing–, quien ha sumado para China dos oros y una plata desatando una auténtica oleada de pasiones en el país asiático, y una oleada de incredulidad en los Estados Unidos –y de xenofobia no muy bien disimulada– al no entender la predilección por la bandera china de la deportista en lugar del país de las barras y las estrellas.

En el reverso, la adolescente patinadora rusa Kamila Valíeva, protagonista de la principal polémica de Pekín 2022 tras ser autorizada a seguir compitiendo pese a haber arrojado un positivo en las pruebas antidopaje previas a los Juegos. Un dopaje producido por trimetazidina —una medicación recetada para mayores de 18 años en caso de padecer angina de pecho y que forma parte de la lista de pastillas prohibidas a nivel deportivo, pese a no aumentar el rendimiento—.

A nivel global, Noruega ha sido la gran triunfadora de estos Juegos de Invierno, con 37 medallas en total, 16 de ellas de oro, seguida de Alemania con 27 y 12 y la República Popular de China, con 15 y 9.

A nivel oficial, el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, ha destacado el «gran espíritu olímpico» que, a su juicio, ha caracterizado a estos Juegos y las escenas positivas que han protagonizado algunos atletas pese a los enfrentamientos geopolíticos de sus países.

En concreto, Bach se ha referido a las escenas de camaradería vividas entre atletas chinos y estadounidenses o entre rusos y ucranianos a pesar de que los países a los que representan continúen enzarzados en tensiones políticas.

En general, el mandatario olímpico ha considerado que los Juegos han sido «muy exitosos» en parte gracias a la «burbuja anticovid» diseñada por los anfitriones chinos que han convirtieron a la sede en «el lugar más seguro del mundo».

La próxima cita, Milán-Cortina 2026

Por último, Pekín ha dado paso a las ciudades italianas de Milán y Cortina D'Ampezzo el testigo de los próximos Juegos Olímpicos de invierno durante una Ceremonia de Clausura protagonizada por los juegos de luces, la nostalgia de la despedida y los mensajes de concordia.

El cierre de Pekín 2022 ha estado presidido por el mandatario chino, Xi Jinping, y el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, en el Estadio Nacional conocido como «el Nido», donde también se celebró la apertura el pasado 4 de febrero y que también fue el epicentro de los Juegos Olímpicos de Verano de 2008.

A los sones del Himno de la Alegría los deportistas han desfilado ante el público y saludado con euforia a las cámaras, que se han deleitado especialmente en la citada Eileen Gu.

También llamó la atención la entrada de los abanderados chinos, ya que el patinador Gao Tingyu llevaba sobre los hombros a su compañera, la esquiadora Xu Mengtao. Ambos lograron medallas de oro en sus respectivas disciplinas en estos Juegos.

El momento más solemne de la clausura fue la entrega de la bandera olímpica por parte del alcalde de Pekín, Chen Jining, al presidente del COI, que la trasladó a los regidores de las dos ciudades italianas que albergarán las justas de invierno en 2026.

Ha llegado entonces el turno de Milán y Cortina D'Ampezzo para empezar a calentar motores con un espectáculo de baile y luces titulado «Dualidad, juntos» que durante ocho minutos ha rendido homenaje a las relaciones entre el hombre y la naturaleza, y entre las montañas y la ciudad.

Los niños han vuelto a tener un papel estelar cuando un coro infantil entonó el himno olímpico casi al final de la clausura, que ha concluido con un espectáculo de fuegos artificiales sobre la noche pequinesa, a cuatro grados bajo cero.

En total, 3.000 atletas han participado en los XXIV Juegos Olímpicos de invierno, que han dispuesto de con 109 pruebas en 15 disciplinas distribuidas en tres sedes: la propia capital, Yanqing y Zhangjiakou, localidades sitas a 80 y 180 kilómetros respectivamente de la capital china.