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Los bombardeos empañan las expectativas de la negociación en Ucrania

Las negociaciones entre Kiev y Moscú apuntan algunos puntos de acercamiento aunque el estatus de neutralidad de Ucrania, que exige Rusia, sigue siendo un escollo.

Columnas de humo en Kiev.
Columnas de humo en Kiev. (Aris MESSINIS | AFP)

Ucrania y Rusia mostraron ayer algunos gestos sobre los que sustentar un acuerdo que, sobre el terreno, parece lejano. El estatus de «neutralidad» de Ucrania es uno de esos asuntos clave de la negociación en la que el “Financial Times” aseguró que se han logrado «avances significativos» para lograr un alto el fuego y la retirada de las tropas rusas.

El periódico británico, que citó a tres fuentes implicadas en las negociaciones, señaló que las misiones del borrador de 15 puntos incluiría que Ucrania mantiene sus Fuerzas Armadas pero renuncia a incorporarse a la OTAN y a acoger bases militares extranjeras a cambio de recibir la protección de países como EEUU, Turquía o Gran Bretaña.

Moscú apuntó al modelo de Suecia o Austria –con Ejército propio, pero no socios de la OTAN–, aunque Kiev lo rechazó reivindicando un modelo de neutralidad propio, «ucraniano», según el asesor de la Presidencia, Myjailo Podoliak.

Con parte de su territorio ocupado después de tres semanas de invasión y bajo el bombardeo de sus ciudades, Ucrania exige mayores garantías de seguridad, aunque abandone su reclamación de integrarse en la Alianza Atlántica. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, ya mostró la víspera la renuncia a la adhesión, y estimó que las posiciones en las negociaciones son ahora «más realistas».

Pero, además de las garantías de protección por parte de países occidentales, el futuro estatus de los territorios ucranianos separatistas y la protección de su población supone otro escollo en las conversaciones.

Según el diario, Kiev estaría dispuesto a abordar por separado el estatus de Crimea y de los territorios del Donbass, cuya independencia fue reconocida por Moscú antes de la invasión, y cuya defensa fue uno de las justificaciones del Kremlin para iniciarla. El acuerdo contemplaría en cualquier caso una retirada total de las tropas rusas del territorio por el que han avanzado desde el día de la invasión.

«Hay algunos avances en varias posiciones, pero no en todas. Avanzamos lentamente», indicó el asesor presidencial ruso, Vladimir Medinsky, mientras el ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, opinó que se «está cerca» de obtenerse un acuerdo sobre las garantías de seguridad.

Rearme y bombadeos

Este aparente avance no impide que continúen el rearme y los bombardeos en muchas regiones del país.

Al menos diez personas murieron en la ciudad de Chernigov mientras esperaban en una fila para comprar el pan.

Las autoridades ucranianas denunciaron también que tres personas fallecieron en un mercado bombardeado en Jarkov y que las fuerzas rusas dispararon sobre un convoy de civiles que intentaban dejar la asediada Mariupol, ciudad en el que bombas también alcanzaron un teatro que servía como refugio para más de un millar de civiles.

El número de víctimas no se determinó de inmediato por los combates desatados en los alrededores.

Kiev, en toque de queda durante 36 horas después de que varios ataques alcanzaran edificios de viviendas el lunes y el martes, volvió a sufrir varias explosiones. También Zaporiyia ha dejado de ser un lugar seguro y fue objetivo de misiles. Muchas otras regiones están bajo fuego ruso, sobre todo alrededor de Odessa, donde las autoridades ucranianas se están preparando para el desembarco de tropas rusas desde el Mar Negro.

Zelensky, en una intervención virtual ante el Congreso de EEUU volvió a reclamar una zona de exclusión aérea –a la que tanto Washington como la OTAN se han opuesto– y más sanciones a Rusia, evocando Pearl Harbor y el 11-S que, afirmó, Ucrania vive «todos los días». «Les pido que hagan más», dijo el presidente ucraniano. La intervención de Zelensky se produce poco después de que su homólogo estadounidense, Joe Biden, firmara el martes una ley que prevé 13.600 millones de dólares en ayuda militar y humanitaria para Ucrania y los países del flanco este de la OTAN.

Después del discurso, Biden confirmó otro paquete de asistencia militar por un valor de 800 millones de dólares, que incluye el envío de 100 drones y 800 nuevos misiles antiaéreos Stinger, lo que elevará a más de 1.400 los proporcionados a Ucrania en el último año, además de 2.000 misiles antitanque Javelin, mil armas ligeras antiblindaje y 6.000 sistemas antiblindaje AT-4, entre otros equipos balísticos.

Biden acompañó este anuncio acusando al presidente ruso, Vladimir Putin, de «criminal de guerra», una declaración que el Kremlin calificó de «inaceptable e imperdonable».

El equipamiento militar que recibe Ucrania está ayudando a ralentizar el avance ruso, a pesar de lo cual Putin defendió que la ofensiva «se desarrolla con éxito en estricto apego a los planes preaprobados». El mandatario ruso justificó la invasión porque «Ucrania, alentada por EEUU y varios países occidentales» preparaba un ataque masivo y la limpieza étnica del Donbass y Crimea, y dio por agotadas por completo todas las posibilidades diplomáticas.