Dabid Lazkanoiturburu
Nazioartean espezializatutako erredaktorea / Redactor especializado en internacional

Rusia prueba sus misiles hipersónicos en la guerra contra Ucrania

El Ministerio de Defensa ruso ha confirmado el uso de un misil hipersónico «Kinzhal» (daga en ruso) por vez primera desde el comienzo de su invasión de Ucrania para destruir el arsenal subterráneo en Deliatin, en la región ucraniana suroccidental de Ivano-Frankivsk.

Cazas rusos Mig-31 que portan el misil hipersónico «Kinzhal» (daga en ruso).
Cazas rusos Mig-31 que portan el misil hipersónico «Kinzhal» (daga en ruso). (AFP)

Rusia ha utilizado previamente misiles de largo alcance para atacar objetivos en el oeste de Ucrania, no lejos de la frontera con Polonia, pero hasta ahora jamás había sido empleado este nuevo sistema de misiles aire-tierra, que equipa los cazas Mig-31, tiene un alcance de 1.000 kilómetros y forma parte de una serie de armas estratégicas avanzadas presentadas como «invencibles» por el presidente ruso, Vladimir Putin, en 2018, incluido el misil de crucero «Zircon».

Este tipo de misiles, muy maniobrables, desafía todos los sistemas de defensa antiaérea, incluido el escudo antimisiles estadounidense, según Moscú.

El anuncio coincide con un informe del Ministerio de Defensa británico en Twitter que asegura que, tras lograr en más de tres semanas «progresos mínimos» en Ucrania, el Ejército de Rusia se habría visto «forzado» a variar su planteamiento operacional y perseguiría ahora una «estrategia de desgaste» que «implicará el uso indiscriminado de fuego».

Misiles Stinger

El Ejército ucraniano cuenta con los misiles antiaéreos Stinger, estadounidenses, un arma que fue decisiva para la derrota soviética en Afganistán que puede transportar un único soldado, y capaz de derribar aviones y helicópteros en un rango de unos 8 kilómetros

El presidente de EEUU, Joe Biden, ha prometido enviar a Ucrania sistemas de defensa antiaérea de mayor alcance pero no es fácil. El Patriot, a bordo de un camión, con radar y con 100 kilómetros de alcance, mostró su «eficacia» en las guerras del Golfo e Irak, pero el Ejército ucraniano no sabe utilizarlo.

Además, supondría un salto en la entrega de armamento occidental a Ucrania y la OTAN tampoco quiere que caiga en manos de los rusos, que podrían analizarlo y replicarlo.

El Ejército ucraniano sí sabe manejar, paradójicamente, el S-300 ruso, con menor radio de acción pero capaz de proteger a Kiev y Jarkov, cercanos a la frontera rusa.

Problemas de suninistro y plazos

Países de la antigua órbita soviética y hoy en la OTAN como Eslovaquia y Bulgaria podrían cederlos, incluso Grecia, pero exigen que EEUU les suministre Patriots a cambio.  

Alemania y Holanda están dispuestos a proporcionárselos, pero llevaría hasta mediados de abril. Si EEUU decidiera enviar sus stocks, de producción limitada, podrían llegar tarde para Ucrania. Rusia asegura que ha destruido casi la mitad del centenar de S-300 ucranianos.

Washington ha pedido ayuda militar a Japón. Las satrapías del Golfo, que cuentan con muchas baterías antiaéreas made in USA frente a Irán, no parecen dispuestas a socorrer a Ucrania. Se han realineado detrás de Rusia.