Mikel Insausti
Crítico cinematográfico
PERFIL: RUBEN ÖSTLUND

El mejor cineasta satírico actual

Ruben Östlund.
Ruben Östlund. (Lou BENOIST | AFP)

Si al italiano Nanni Moretti le marcó el waterpolo, es lógico que el nórdico Ruben Östlund se obsesionase con el esquí, deporte clave en su celebrada obra maestra ‘Fuerza mayor’ (2014), ganadora de seis premios Guldbagge del cine sueco, incluido el de Mejor Película, además del Premio del Jurado en la sección Un Certain Regard del festival de Cannes, y del Giraldillo de Oro a la Mejor Película en Sevilla. Este largometraje sirvió de apertura a la trilogía sobre la masculinidad actual, que continuó exitosamente con ‘The Square’ (2017), que obtuvo la Palma de Oro en Cannes, junto con seis premios EFA del cine europeo. Y, como no hay dos sin tres, la culminación ha llegado con ‘El triángulo de la tristeza’ (2022), con la que conseguido su segunda Palma de Oro consecutiva.

Todas las realizaciones de Östlund acumulan premios y reconocimientos fuera y dentro de su país, empezando por su ópera prima ‘The Guitar Mongoloid’ (2004), que recibió el premio FIPRESCI de la crítica internacional en el festival de Moscú. Su siguiente ‘Involuntario’ (2008) fue seleccionada por Suecia para el Óscar de Mejor Película Internacional, mientras que ‘Play’ (2011) le valía sendos premios a la Mejor Dirección en el festival de Tokio, en el de Xixón y en los Guldbagge del cine sueco. A sus detractores, que los tiene, les parecen un número excesivo de recompensas, al igual que piensan que su propio cine es exagerado.

El próximo proyecto de Östlund tampoco va a ser de su agrado, porque versa acerca de un vuelo de largo recorrido de 14 horas de duración en el que el sistema de entretenimiento del avión se cae, con lo que cunde el pánico entre el pasaje. No sufren porque el aparato se vaya a estrellar, sino porque tienen miedo de aburrirse o de no saber qué hacer sin su maldita tecnología.
Este tipo de miradas críticas sobre la sociedad moderna son las que convierten a Östlund en el mejor cineasta satírico del momento, y los festivales hacen bien en mimarlo como rara avis que es. No en vano es el alumno aventajado del maestro del surrealismo sueco Roy Andersson, su inspiración junto a Don Luis Buñuel.