Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

Conflicto entre educación y origen

RETORNO A SEÚL
Estado francés-Corea del Sur-Camboya. 2022. 115’ Tit. orig.: ‘Retour à Séoul’. Dtor. y guion: Davy Chou. Int.: Park Ji-min, Kim Sun-young, Lim Cheol-hyun, Oh Kwang-rok. Fot.: Thomas Favel.

La actriz no profesional Park-Ji Min con su callejero de la ciudad de Seúl.
La actriz no profesional Park-Ji Min con su callejero de la ciudad de Seúl. (NAIZ)

​Segundo largometraje del cineasta de origen camboyano Davy Chou, que se había dado a conocer en el festival de Cannes, dentro de la sección de la Semana de la Crítica con su ópera-prima ‘Diamond Island’ (2016), interesante crónica sobre la juventud camboyana actual, en torno al proyecto de un resort de lujo en la isla Koh Pich, al sur de Phnom Penh, con capital de empresas chinas. Está claro que el tema que más le interesa a Chou es el de la identidad asiática de las personas que como él han emigrado a Europa o incluso han nacido allí. En ‘Retour à Séoul’ (2022) se adentra más aún en las diferencias externas que afectan a estas personas mitad orientales, mitad occidentales, en la búsqueda de su verdadera naturaleza. A tal fin se basó en el caso de una amiga coreana de educación francófona, por lo que viajó con ella a Corea del Sur y la acompañó en la investigación sobre el paradero de sus padres biológicos.

Para protagonizar la película quería a una actriz que también hubiese vivido una experiencia similar y que en parte se interpretase a sí misma. Encontró a su actriz no profesional en Park Ji-min, que en el rodaje coreano tiene la oportunidad de compartir reparto con estrellas del cine local consagradas internacionalmente como Kim Sun-young o Lim Cheol-hyun. Todo resulta natural gracias al desconocimiento del idioma del país asiático, con la consiguiente dificultad para hacerse entender y para comprender a sus interlocutores.

El proceso de la protagónica Freddie es relatado en cuatro tiempos desde su llegada inicial a Seúl de forma casual, aprovechando unos días libres de sus vacaciones. Una vez allí, a pesar de que no se siente coreana, se deja guiar por su curiosidad innata y busca a sus progenitores, encontrando a su padre, que arrastra el complejo de culpa. La madre es menos receptiva al reencuentro, y todo ello complica el estado emocional de Freddie, dividida entre su educación y el choque cultural al que se expone en su indagación identitaria.