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José Ignacio Goirigolzarri cierra una dilatada carrera de fusión en fusión bancaria

José Ignacio Goirigolzarri ha cerrado este miércoles una etapa en su dilatada carrera profesional, de fusión en fusión bancaria, comunicando su renuncia voluntaria al cargo de presidente ejecutivo de Caixabank, donde le sucederá Tomas Muniesa, su actual vicepresidente.

José Ignacio Goirigolzarri ha anunciado que termina su etapa en Caixabank en su dilatada carrera.
José Ignacio Goirigolzarri ha anunciado que termina su etapa en Caixabank en su dilatada carrera. (Rober Solsona | Europa Press)

José Ignacio Goirigolzarri ha cerrado este miércoles otra etapa en su dilatada carrera en la banca española al comunicar su renuncia voluntaria al cargo de presidente ejecutivo de CaixaBank, que ocupaba desde la absorción de Bankia, en marzo de 2021. Será sustituido por Tomás Muniesa, hasta ahora vicepresidente de la entidad.

La salida del banquero bilbaino se produce al término de un ciclo estratégico para la entidad, que presentará su hoja de ruta 2025-2027 el próximo 19 de noviembre, y en un contexto en el que el Banco Central Europeo (BCE) presiona para separar las funciones ejecutivas y no ejecutivas de las entidades bajo su paraguas.

Goirigolzarri era presidente ejecutivo de CaixaBank desde 2021, cuando la entidad absorbió a Bankia, donde también ocupaba el cargo de presidente desde 2012. La integración de ambas entidades creó el mayor banco del mercado español.

CaixaBank ha detallado en un comunicado que el todavía presidente ha decidido desvincularse también voluntariamente de todas las responsabilidades que ocupaba en el grupo.

Gonzalo Gortázar, consejero delegado de la entidad desde junio de 2014, se mantiene como primer ejecutivo del banco, informará directamente al consejo de administración y preside el comité de dirección.

El consejo de CaixaBank ha valorado como «enormemente positiva» la gestión llevada a cabo por Goirigolzarri, y ha destacado su «contribución fundamental en el ejemplar y exitoso proceso de integración de Bankia».

Tras haber disparado el beneficio más de un 25% en el primer semestre del año, hasta 2.675 millones de euros, CaixaBank dará a conocer este jueves los resultados financieros correspondientes al tercer trimestre.

Las atribuciones de Goirigolzarri se limitaban ya a comunicación, auditoría interna y relaciones institucionales, con gran parte del poder ejecutivo en manos del consejero delegado.

Con el relevo, el banco recupera una estructura similar a la que encabezó Jordi Gual entre 2016 y 2021, cuando la presidencia tampoco tenía atribuciones ejecutivas, y da el primer paso hacia un nuevo periodo de tres años que estará previsiblemente marcado por una relajación de la política monetaria del BCE.

En el borrador de una guía para la gobernanza de las entidades publicada en julio, el Banco Central Europeo aboga con firmeza por la separación de las funciones ejecutivas y no ejecutivas en los órganos de administración, una separación habitual en la eurozona pero que no está marcada en bancos españoles como BBVA, Santander y hasta ahora CaixaBank.

El BCE reconoce que la legislación en algunos Estados permite que el presidente tenga funciones ejecutivas, pero subraya que «no es la mejor práctica» y recomienda que se «revisen los casos existentes».

Como principio general, el banco emisor considera que el presidente del órgano de dirección debe ejercer una tarea de supervisión y recomienda, como mejor práctica, que sea también un miembro independiente.

Fin a una etapa

A sus 70 años, Goirigolzarri es una de las figuras destacadas de la historia reciente de la banca estatal. Alumno de los Jesuitas de Indautxu y la Comercial de Deusto, su carrera en la élite del sector comenzó en 1994 al incorporarse al comité de dirección del Banco Bilbao Vizcaya, que luego se fusionó con Argentaria para formar el BBVA, en el que ejerció de consejero delegado entre 2001 y 2009. Ese año abandonó el banco acogiéndose a una jubilación anticipada a los 55 años, con una pensión anual de tres millones de euros.

Su papel más notable llegó en 2012, cuando fue nombrado presidente de Bankia en uno de los momentos más críticos para el banco y el sistema financiero español tras la dimisión de Rodrigo Rato.

Uno de sus cometidos fue sanear la entidad después de que fuera rescatada con unos 22.400 millones de euros. En esa operación, cerró más de 1.000 oficinas y despidió a unos 7.000 trabajadores.

Tras la fusión con CaixaBank, Goirigolzarri asumió la presidencia de la entidad resultante, que se convirtió en el mayor banco del Estado español en términos de activos.

En su extensa vida profesional ha sido consejero y vicepresidente de Telefónica, vicepresidente de Repsol y presidente de la Fundación España-USA, consejero de BBVA Bancomer en México y consejero de Citic Bank en China.