
El 8 de octubre se producirá otro hito en la ampliación del Museo de Bellas Artes de Bilbo, con la reapertura del rehabilitado edificio de 1970, donde se centrará la actividad de la pinacoteca hasta que el 24 de junio de 2026 finalice la ejecución del proyecto liderado por Norman Foster y Luis María Uriarte. Entonces, se cerrará el primero de los inmuebles del complejo, el inaugurado en 1945, obra de Fernando Urrutia y Gonzalo Cárdenas, para acometer trabajos que integren esta infraestructura cultural referencial.
Ejecutada al tiempo que se construye la nueva arquitectura ‘Agravitas’, ambos edificios compartirán el acceso desde la plaza Chillida y el núcleo vertical de comunicación. La rehabilitación integral de la que fue la primera ampliación del Bellas Artes entre 1963 y 1970 ha respondido a la necesidad de adaptar la estructura y las instalaciones a las necesidades actuales, recuperando aspectos singulares del museo de arte contemporáneo ideado por Álvaro Líbano y Ricardo Beascoa, tal y como ha señalado su director, Miguel Zugaza.
Zugaza ha dicho que se ha tratado de «recuperar viejos volúmenes sin hacer ruido» y, como ha vuelto a recordar, manteniendo abiertas al público las salas del museo. Ha insistido en que ha sido un «reto» que se ha logrado gracias al esfuerzo de todas las personas implicadas en el proyecto.
La presidenta del patronato y diputada general de Bizkaia, Elixabete Etxanobe, ha expuesto en la presentación que se trata de poner en valor el que fue el primer edificio de nueva planta construido para el arte contemporáneo en el Estado español, que ha sido durante cinco décadas un referente.
La intervención sobre cerca de 6.000 metros cuadrados ha requerido de un proceso técnico de «gran exigencia y complejidad», por tratarse de un elemento de alto valor arquitectónico. Así, de la mano del equipo de Foster y Uriarte se han resaltado los rasgos más significativos del edificio, pero sin eliminar las transformaciones de las que ha sido objeto a lo largo del tiempo, como el cierre del porche original, acometido en dos fases –en 1983 y 1993–, según el diseño de Rufino Basañez y Álvaro Líbano.
Más tarde, en 2001, bajo la dirección del propio Luis María Uriarte, se acometió la conexión entre los dos edificios y otras mejoras.
Además, tal y como se ha explicado en la presentación, en la que han estado presentes los componentes del Patronato del Bellas Artes, el núcleo de comunicación del edificio reformado servirá al volumen de ampliación ‘Agravitas’, de modo que se evitan duplicidades y se favorece la eficacia operativa.
Con la apertura de la plaza Chillida –donde a partir del 8 de octubre se instalará ‘Elogio del hierro III’, del escultor donostiarra que la da nombre– y el traslado de la actividad pública al este edificio remozado, dará comienzo el tramo final de las obras. Al tiempo, en el museo primigenio se procederá a ejecutar, bajo la escalera monumental del halla Pedro de Icaza y Aguirre, el paso que comunicará el inmueble original de 1945 con el nuevo atrio Arriaga.
Programación de reapertura
Para el 8 de octubre, han avanzado, está prevista la apertura de la exposición titulada ‘Ataria (bat)’, donde una treintena de obras ocupará el espacio del viejo porche o atrio abierto en la planta baja del edificio de Líbano y Beascoa, que recupera su condición de plaza cubierta.
Se mostrarán piezas tan relevantes como el mural articulado ‘Euskadi’ (1977-1979), de Agustín Ibarrola, recientemente restaurado; la maqueta de ‘La materia del tiempo’ (1994-2005), de Richard Serra, pensada para el Guggenheim; el cuadro de Juana Cima ‘Sugoi’ (1985), que estuvo en el café Lamiak del Casco Viejo bilbaino; y una serie de trabajos producidos por centros de arte de la villa, a cargo de Itziar Okariz (Bilbaoarte), Gema Intxausti (Sala Rekalde) o Elena Aitzkoa (Azkuna Zentroa).
Asimismo, esta exposición prestará especial atención a los proyectos creados en el propio Bellas Artes, como las intervenciones de José Luis Zumeta, Darío Urzay, Jon Mikel Euba, Maider López y June Crespo.
En esa fecha, en la primera planta, se podrá disfrutar de medio centenar de pinturas creadas en la última década por el alemán Georg Baselitz, uno de los pintores más influyentes de la segunda mitad del siglo XX. En la década de 1960 se dio a conocer con una pintura figurativa de gran formato y marcado carácter expresionistas que se identifica con la generación que cuestionó los valores que desencadenaron la Segunda Guerra Mundial.
En febrero, llegará la muestra retrospectiva de Denise Scott Brown, una de las arquitectas más relevantes de la segunda mitad del siglo XX, en la que se exhibirán por vez primera más de cien obras originales, entre dibujos, fotografías, carteles, mobiliario y maquetas.
El 28 de abril, a dos meses de la inaguración de ‘Agravitas’, coincidiendo con el 125 aniversario de Iberdrola, se expondrán más de 300 piezas de arte moderno y contemporáneo de la compañía energética.

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