El reconstruido barco ballenero San Juan, que navegó en aguas de Ternua a mediados del siglo XVI, saltará a las aguas del Cantábrico el próximo viernes 7 de noviembre. Así lo han confirmado este miércoles desde la factoría Albaola de Pasaia, donde se empezó a construir en 2014.

Desde entonces ha ido tomando forma usando casi exclusivamente las técnicas de construcción y materiales de aquella época, salvo que le resultaba ya imposible replicar por el paso del tiempo. Y con una importante aportación de trabajadores voluntarios.

En las últimas semanas cientos de personas han pasado por Albaola para participar en las visitas organizadas para ver cómo está la nave y cómo ha sido el laborioso proceso de construcción.

Llega ahora un momento especialmente peliagudo, que es la botadura de la nave y por tanto el momento de confirmar su flotabilidad. Será ya sobre el agua cuando se culminen los equipamientos, incluidas las velas.

A partir de ahí, 2027 es la fecha marcada por el momento para acudir a Canadá, con un amplio programa de actividades en mente. La Nao San Juan no solo será un barco de época, sino todo un museo flotante.

Lo mismo ha ocurrido con Albaola, que ha trascendido su condición de astillero de la San Juan para convertirse en todo un foco promotor de la cultura del mar. Las técnicas allí usadas han servido ya para otras funciones, como es el caso de la reconstrucción de la puerta del santuario de Aralar que había sido saboteada, y que fue llevada hasta San Miguel a lomos de bueyes, también a la antigua usanza.

1565 y 1978

El galeón vasco original se hundió en las aguas de Terranova en 1565. El hallazgo en 1978 en Red Bay posibilitó lograr una ingente fuente de información de carácter arqueológico primero e histórico después, permitir descubrir muchos aspectos de cómo trabajaban los pescadores vascos en aquella aguas. La historia Selma Huxley tuvo un papel predominante en esos estudios.

El proyecto de reconstrucción se inició en el marco de la Capitalidad Cultural Europea que Donostia ostentó en 2016. De hecho, esta fue la fecha inicial planteada para que la Nao San Juan estuviera materializada, aunque luego se fueron imponiendo una técnica de trabajo más reposada y unos plazos más realistas.