«Europa es extremadamente hipócrita con el genocidio»
Haidar Eid era profesor de Literatura de la Universidad Al-Aqsa de Gaza, hoy destruida por Israel. Es una de las voces más respetadas en su Palestina natal. Fundador del movimiento BDS, es autor de libros que desmantelan el etnocentrismo sionista, como “Descolonizando la mente palestina”.

¿Qué opina del plan Trump y de la resolución de la ONU para el futuro de Gaza?
Creo que es un reciclaje de las políticas coloniales y de apartheid de Israel que han ignorado nuestro derecho fundamental a la autodetermina- ción que es inalienable, según el derecho internacional. Y creo que dos años de sufrir un genocidio sistemático, e incluso 77 años después de la Nakba, la catástrofe y la limpieza étnica, se presenta este plan con un profundo y grave desprecio por la historia palestina, nuestros derechos y sacrificios. Queda claro que el deseo de EEUU e Israel es imponer una solución que menoscabe a mi pueblo durante más tiempo. Lamentablemente, cuentan con el apoyo de importantes países árabes e islámicos.
¿Cree que si prosperan estos planes podrían quedar sin efecto los procesos penales abiertos en las cortes internacionales de Justicia contra los autores del genocidio?
Absolutamente no. El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, ha sido muy claro y el Departamento de Relaciones Internacionales y Cooperación sudafricano también lo ha sido: los procesos interpuestos ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) continuarán. Esta decisión cuenta con el apoyo de países como Brasil y Turquía, que decidieron unirse a Sudáfrica en su demanda penal contra Israel. En cuanto a la Corte Penal Internacional (CPI), podemos decir lo mismo. [Benjamin] Netanyahu y [Yoav] Galant son criminales de guerra en búsqueda y captura por las matanzas cometidas en estos dos últimos años y que hoy siguen cometiendo. El plan de [Donald] Trump no significa dejar sin efecto las consecuencias de sus atrocidades, de sus responsabilidades directas en la planificación y ejecución del genocidio. Por lo tanto, los cargos continuarán vigentes sin lugar a dudas.
¿Qué efectos puede tener el plan de Donald Trump sobre el pueblo palestino?
Ninguno, porque no aporta nada positivo. Al contrario. Sin embargo, también considero que los palestinos de Gaza necesitaban un respiro, un alivio, algo de consuelo por las matanzas y la destrucción que han vivido. El promedio de asesinatos era de 100 personas al día. Eso es terrible. Necesitaban descansar de tanta violencia aunque el genocidio no se haya detenido. Ahora bien, la implementación del plan de Trump significará la reanudación del exterminio. La vida de los palestinos no va a mejorar en nada porque no hay ni una sola referencia a nuestros derechos legítimos, a nuestra cultura y a nuestro patrimonio histórico. Solo encuentro referencias a una rendición sin condiciones. Algo que no sucederá pese a que el 90% de los edificios de la ciudad de Gaza estén destruidas o que el 100% de las de Rafah hayan sido barridas. Beit Hanoun y Beit Lahia, dos ciudades al norte de la Franja, han sido reducidas a escombros. A todo esto habría que sumar el hecho de que no llega la ayuda humanitaria necesaria. Israel sigue violando el alto el fuego. Lo ha hecho 400 veces matando a varios cientos de personas.
¿Qué siente un palestino cuando Israel justifica estos crímenes como un derecho legítimo a su defensa y acusa a quienes le critican de «antisemitas»?
Las acusaciones de ‘antisemitismo’ que realiza Israel contra todo aquel que le critique por sus crímenes carecen de respaldo internacional. Diría que hay un consenso casi global, con la excepción de los Gobiernos occidentales. Todas las organizaciones de derechos humanos del mundo, desde Amnistía Internacional hasta Human Rights Watch y la organización israelí B'Tselem, entienden que acusar de genocida al Estado sionista no es una crítica subjetiva, es un hecho. Israel está cometiendo un exterminio planificado en Gaza. Incluso Naciones Unidas, a través de una comisión especial encabezada por la jurista sudafricana Navi Pillay, ha certificado los gravísimos delitos que ha cometido en Palestina.
Intelectuales de la talla del historiador israelí Ilan Pappé, el filósofo palestino Edward Said o usted mismo siempre han considerado que la idea de los dos Estados es un proyecto racista. ¿Por qué?
Absolutamente. Pero no solo lo han dicho Ilan Pappé y Edward Said. Hay muchísimas personas, algunas muy destacadas del ámbito político internacional, que consideran que la solución de los dos Estados es un proyecto racista. Estoy seguro de que usted y los lectores conocen el proyecto que la minoría blanca intentó desarrollar en Sudáfrica para segregar a la mayoría negra, los bantustanes, las llamadas patrias independientes que el régimen racista ideó como reservas aisladas para la población negra. Aquello es idéntico al proyecto de los dos Estados, que no es otra cosa que la separación etnorreligiosa de dos grupos de población, donde uno de ellos, el de los musulmanes y cristianos, es recluido en ‘bantustanes’ mientras los judíos israelíes dominan el resto del territorio. Eso es racismo, porque discrimina a la población indígena de Palestina que tiene el derecho irrenunciable de regresar a los pueblos y aldeas de las que fueron expulsados en virtud de la limpieza étnica perpetrada por Israel en 1948. La solución de los dos Estados no tiene en cuenta nada de esto. En la práctica, significa que los judíos israelíes obtendrían el 78% de la Palestina histórica, dejando solo el 22% para los palestinos. Pero, incluso, la mayor parte de ese 22% ya ha sido expropiado y anexado a colonias o asentamientos israelíes ilegales. Entonces, la pregunta es: ¿dónde podemos los palestinos establecer nuestro Estado?
¿Qué puede hacer la sociedad civil internacional para cambiar la situación impuesta por EEUU y Europa a favor de Israel?
La sociedad civil palestina emitió una declaración en 2005 en la que instaba a la comunidad internacional a boicotear el apartheid israelí. A desinvertir en ese Estado racista, en las empresas internacionales que se benefician de las violaciones de los derechos fundamentales palestinos y a forzar a los Gobiernos para que impongan sanciones hasta que Israel cumpla con sus obligaciones internacionales. Esto es lo que quieren los palestinos. Quieren que la sociedad civil internacional boicotee la política segregacionista de Israel, porque solo a partir de ahí podremos hablar de un futuro mejor.
Es exactamente lo que sucedió en Sudáfrica con el apartheid y fue un triunfo. Pero también hay que recordar que la comunidad internacional tardó más de 30 años en atender al reclamo del movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) que lideró la población negra de Sudáfrica, el Congreso Nacional Africano (ANC), el Partido Comunista de Sudáfrica y el movimiento antiapartheid. Aquello fue lo que marcó los acontecimientos ocurridos a finales de los 80, cuando el régimen racista de Pretoria, completamente aislado internacionalmente, se vio en la tesitura de liberar a Nelson Mandela que años después se convirtió en el primer presidente negro de la Sudáfrica multirracial, multicultural y multirreligiosa. Esto es lo que la sociedad civil internacional puede hacer ahora mismo. En el Estado español, hay un movimiento organizado importante en esta dirección.
Sin embargo, los Gobiernos europeos son muy reacios a implementar sanciones. Desafortunadamente, Europa ha sido extremadamente hipócrita con el genocidio. Todos sabemos que la política de apartheid de Israel sería insosteni- ble sin su apoyo. No es que Europa sea cómplice de las matanzas que comete el Estado sionista, es que está directamente involucrada. Ha participado en los crímenes de guerra y contra la humanidad que viene perpetrando con total impunidad. Alemania es el segundo mayor exportador de armas a Israel. No tengo duda de que Europa y Reino Unido también deberían rendir cuentas ante la CPI por haber permitido la consumación de las matanzas en Gaza.
¿Mantiene la esperanza de ver, pese a los terribles obstáculos, una Palestina libre?
Por supuesto que tengo la esperanza de ver una Palestina libre entre el río Jordán y el mar Mediterráneo. Más que esperanza, tengo1 la convicción de que así será. Y de que será un Estado laico y democrático para todos sus ciudadanos, sin importar su religión, etnia o género. Sé que no ocurrirá mañana o pasado porque, citando a Antonio Gramsci, vivimos sumergidos en una época de monstruos a la espera de que el viejo mundo muera y el nuevo termine de emerger. Estamos en un tiempo de interregno, de tránsito. ¿Cuánto durará? Nadie lo sabe, pero quién hubiera imaginado en los años 70 y 80 que Mandela acabaría convirtiéndose en presidente de Sudáfrica o que la URSS colapsaría en 1989. Pensarlo entonces era inverosímil. Lo mismo ocurre con el proyecto colonial sionista en Palestina.
Qatar y Egipto instan a Israel a retirarse de Gaza
Qatar y Egipto, países garantes del cumplimiento del alto el fuego, que Israel viola a diario, pidieron ayer la inmediata y total retirada de las tropas israelíes de la Franja de Gaza y el despliegue de una fuerza militar internacional de estabilización para consolidar la frágil tregua que entró en vigor el 10 de octubre. Señalan que hasta la retirada israelí y el retorno de la estabilidad en Gaza no se puede considerar que haya un alto el fuego.
De hecho, ayer, Israel mató a otras siete personas en Beit Lahia, el barrio gazatí de Zeitoun y Yabalia, todos en el norte del enclave, entre ellas una mujer de 70 años y su hijo, que fueron perseguidos y atacados por un avión no tripulado. Ya son más de 370 las personas a las que Israel ha matado desde la entrada en vigor de la tregua. A la mayoría por traspasar, según Israel, la «línea amarilla» tras la que siguen apostadas sus tropas.GARA

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