Resaca del 10N: el unionismo pierde 8-15, hay dos grupos vascos ¿y un ministro del PNV?
El 10N ha dejado en Euskal Herria dos hechos nuevos poco remarcados: una derrota histórica del unionismo en número de diputados (8 de 23, apenas un tercio cuando hasta 2011 fue mayoría con claridad) y dos grupos vascos en el Congreso (rompiendo el «monopolio» del PNV). El pacto Sánchez-Iglesias abre la puerta a un tercero hipotético.
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El avance de EH Bildu y PNV en las elecciones del domingo es una constatación general, pero ha pasado desapercibida una primera consecuencia con tintes históricos. Por primera vez, la parte unionista de la representación vasca ha estado a punto de quedar en menos de un tercio, hasta que el PP ha rascado escaño en Bizkaia con el voto CERA: son apenas ocho diputados sobre 23 (cinco del PSOE, dos de Navarra Suma y uno del PP frente a seis del PNV, cinco de EH Bildu y cuatro de Unidas Podemos).
Esto consolida un vuelco total en esta última década, puesto que hasta 2011 prácticamente siempre fueron más (incluso dos tercios) los diputados de los dos grandes partidos españoles que no aceptaban el derecho a decidir ni la existencia de la nación vasca frente a quienes sí lo hacen.
Así, en las primeras estatales de 1977 la representación soberanista apenas llegaba a nueve diputados (ocho de PNV y uno de EE) sobre un total de 26 (entonces Bizkaia tenía diez electos, dos más que en la actualidad, y Gipuzkoa siete, uno más). En 1989 puntualmente se logró un empate (trece a trece, con cinco del PNV, cuatro de HB, dos de EA y dos de EE), pero luego la balanza volvió a desequilibrarse muy claramente hacia el lado españolista, durante los 90 y también en la primera década de este siglo, coadyuvada ya por la ilegalización de la izquierda abertzale.
La tendencia cambia totalmente desde 2011, con el nuevo escenario político sin lucha armada de ETA. Por primera vez el bloque unionista queda por detrás: diez diputados frente a los trece de Amaiur (siete), PNV (cinco) y Geroa Bai (uno). Y la brecha se agranda primero con la irrupción de una nueva fuerza estatal de izquierda que acepta el derecho a decidir, Podemos, y posteriormente con el avance PNV y EH Bildu. En 2015 y 2016 la relación de fuerzas era ya de ocho frente a quince, el 28A se repetiría, y el domingo ha estado a punto de quedar en un 7-16, corregido finalmente por el voto de vizcainos y vizcainas que viven fuera del Estado español.
Dos grupos vascos
También es novedoso que este 10N vaya a dejar dos grupos vascos en el Congreso. EH Bildu se ha ganado el suyo con los cinco diputados en cuatro circunscripciones en las que ha superado el 15% del voto, cuestión reglamentaria de la que echó mano la Mesa del Congreso dirigida por el PP para vetárselo a Amaiur en 2011.
No parece que la pérdida del «monopolio» haya sido del agrado del PNV. «Nosotros somos el Grupo Vasco», respondió abruptamente su presidente, Andoni Ortuzar, cuando se le preguntó por ello el martes en Radio Euskadi. Será curioso ver qué denominación adopta EH Bildu.
Este grupo tiene además una representación más homogénea, ya que ha logrado escaños en los cuatro herrialdes y presenta unos porcentajes muy similares en Bizkaia, Araba y Nafarroa (del 15,05% al 16,96%), que crecen al 25,90% en Gipuzkoa. El PNV cosecha un arrollador 35,2% en Bizkaia pero no concurre en Nafarroa y su marca amiga Geroa Bai ha quedado esta vez en un residual 3,8%.
¿Y un ministro del PNV?
En el Estado español se va a conformar por vez primera en esta etapa posfranquista un Gobierno de coalición. PSOE y Unidas Podemos son socios seguros, pero ¿es descartable que se abra a otras fuerzas, y en concreto al PNV? La hipótesis aparece cíclicamente y de hecho estuvo en el debate público tras la moción de censura que aupó a Sánchez a La Moncloa. Entonces Aitor Esteban la rechazó elegantemente, sin dar argumentos que pudieran pillarle los dedos al PNV de cara al futuro.
Es pronto para saber si esa opción existirá o no, pero a favor de ella juegan elementos como el afán del PNV en presentarse como paladín de una «agenda vasca» en Madrid o el interés del PSOE en presentar al partido jelkide como un contrapunto al independentismo catalán. Si se observan los análisis de medios estatales sobre las perspectivas para la investidura, el PNV aparece en el bloque de formaciones regionalistas como Coalición Canaria, el PRC cántabro o Teruel Existe, frente a otro claramente independentista conformado por EH Bildu, ERC, JxCat, CUP y BNG, de quienes se espera como mucho la abstención ante Sánchez. Y todo ello sin olvidar otro dato: PSOE y PNV ya gobiernan juntos en todas las principales instituciones vascas e incluso también con Podemos en Nafarroa (vía Geroa Bai).
El PNV nunca hasta la fecha se ha implicado a tal nivel en la gobernabilidad española, aunque sí lo hizo durante la guerra del 36 con Manuel de Irujo, que llegó a ser ministro de Justicia con Negrín. Llegado el caso, tendría por tanto un precedente al que aferrarse.