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Unión de las izquierdas en Baiona, o el matrimonio improbable entre la carpa y el conejo

La fábula sobre la unión imposible entre una carpa y un conejo salta de la literatura popular para explicar las dificultades para que cuaje una «alianza de izquierda» en Baiona que frene las opciones de Jean-René Echegaray de repetir como primer edil. El debate, por momentos apasionado, prosigue con reuniones a varias bandas con la previsión de una asamblea general de Baiona Berdea eta Elkarkidea y un voto cara al fin de semana.

El cabeza de lista abertzale Jean-Claude Iriart vota, el 15M, en presencia de la ex electa del PS, Marie-Christine Aragon. (Guillaume FAUVEAU)

El anuncio de la fecha de la segunda vuelta electoral, el 28 de junio, ha agudizado esta semana la fiebre de las transacciones y la búsqueda de alianzas en la mayorías de las 18 localidades vascas en que las cuentas no quedaron claras el pasado 15 de marzo.

Sin embargo, un interrogante destaca sobre todas las demás: ¿Qué pasará en Baiona?

Jean-René Echegaray se impuso en primera vuelta con un 40,3% en base a una lista amplia en la que a su pequeña formación centrista, la UDI, se sumaron desde la République en Marche hasta la derecha de Les Républicains. Ello con algún toque verde y hasta abertzale.

Con tanto abarcar, a la lista de Echegaray solo le queda a la derecha una plancha sospechosamente compatible con la ultraderecha, la encabezada por Pascal Lesellier, que apenas superó la barrera del 5% de los votos. Bien es cierto que el covid-19 hizo que la abstención trepara al 61%, lo que desdibujó notablemente los resultados.

Mirando a esa parte del tablero, el margen de suma se antoja cerrado. Aunque la reserva de voto podría bastar si se mantienen las tendencias. Y si los nervios no juegan una mala pasada.

En el flanco de la izquierda las cosas no pueden estar más enredadas.

La plancha del Partido Socialista (Bayonne Ville Ouverte) que encabeza Henri Etcheto se alzó con un 29,7% de los sufragios.

Tras ella, la lista Baiona Berdea eta Elkarkidea que lideran el abertzale Jean-Claude Iriart y la ecologista Sophie Bussière cosechó un 13,12% de los sufragios, mientras que la plancha que capitanea el ex electo del PS Mathieu Bergé (Demain Bayonne-Bihar Baiona) logró un 11,2%.

Tensión palpable y una decisión comprometida

Hacia finales de esta semana se espera que la lista Baiona Berdea eta Elkarkidea adopte sus decisiones. Se sabe que abrá debate y voto. La tensión es palpable.

Iriart reconoce la compleja gestión interna que propició ese resultado del 15M. Nada nuevo bajo el sol, ya que en 2014 la partida fue también endiablada.

El perfil jacobino de Etcheto ya fue un lastre entonces y ahora, aunque haciendo lo mismo pretenda –y quizás pueda– lograr un resultado diferente, las cosas no parecen tan distintas.

Etcheto ha cultivado durante una larga década una posición abiertamente contraria a todas las materias sensibles para los abertzales.

Es conocida su opinión contraria al impulso público al euskara, su rechazo a la institucionalización de los tres territorios y su ausencia en movilizaciones en favor de los presos que reúnen prácticamente a todo el arco político de Ipar Euskal Herria.

Desde una posición más global pero sin dejar por ello de mirar a Baiona, Euskal Herria Bai ha empleado el tiempo del confinamiento para explorar las opciones cara a segunda vuelta y ya ha compartido un primer análisis de la situación con sus militantes.

A diferencia de los procesos electorales de 2008 y 2014, EH Bai es hoy un movimiento político organizado y que «toma parte activa de forma regular en la vida política de Iparralde».

Para esta formación, «el hecho mismo de que Baiona sea no solo la capital de Iparralde sino también la villa de elección del presidente de la Mancomunidad Vasca refuerza su aspecto estratégico, lo que desborda con creces el marco local».

Ese prisma diferente con que se mira a la cuestión parece ser, sin embargo, un hándicap cara a alcanzar posiciones comunes dentro de Baiona Berdea y Elkarkidea.

Lastres de pasado y de futuro

A la hora de inclinar la balanza, los argumentos contra Etcheto se antojan contundentes, y no solo por razones de pasado. Ni tampoco exclusivamente por el factor local.

Es indudable que, mientras que el dirigente socialista votó en 2016 contra de la creación de la Mancomunidad Vasca, Etchegaray ha guiado ese embrión de institución hasta conseguir que, tres años después, muy pocos cuestionen su existencia.

Sin embargo, su estabilización, primero, y su evolución progresiva hasta convertirse en una institución a parte entera, es decir con parlamento y sufragio universal, dependerá en buena medida de la correlación de fuerzas que consagren las urnas el 28 de junio.

Hasta la fecha Etcheto no ha dicho nada que anime a pensar que ofrece demasiadas garantías cara a sumar fuerzas y a empujar para hacer ese recorrido.

Lo que no quita para que, desde la candidatura de Iriart-Bussière se reconozca que la estrategia expansionista de Echegaray, incorporando a su lista a alguna referencia abertzale y criticando en campaña a la France Insoumise (FI), formación integrada en Baiona Berdea eta Elkarkidea, «no ha gustado para nada». El calzado aprieta en los dos pies.

26 votos de diferencia en 2014

Mirando seis años atrás, Echegaray sumó en la vuelta definitiva de 2014 7.595 votos y un 45,38% frente a Etcheto que tuvo un 45,22% y 7.569 sufragios.

Finalizado el recuento, en el Ayuntamiento se escucharon insultos de los socialistas presentes a Iriart y los suyos, a los que hicieron responsables de la victoria de Echegaray.

La lista que reúne a militantes abertzales, ecologistas y de formaciones de izquierda hexagonal se mantuvo en la segunda vuelta de hace seis años, logrando un 9,4% que Etcheto interpretó, en un exceso de calculadora y ligereza, como de su propiedad.

No encajó bien que la lista de Iriart concurriera a la segunda vuelta. Hoy, con un porcentaje que, aunque se queda lejos de las ambiciones de partida, mejora en casi 3 puntos sus resultados de 2014, Baiona Berdea eta Elkarkidea está si cabe más autorizada a mantenerse en la liza del 28 de junio. La decisión la tienen sus integrantes.

Jacobinismo versus auzolan

Hoy por hoy pocos se atreverían a apostar por que Etcheto se hiciera finalmente con el apoyo activo de los abertzales. ( Horas después de escribir estas líneas un portavoz de EH Bai, Nikolas Blain, ha declarado a Euskal Irratiak que los abertzales no secundarían una alianza con Etcheto, caso de que que esa fuera la opción de Baiona Berdea eta Elkarkidea).

Los abertzales recuerdan al candidato del PS que, sin abandonar el ideario jacobino caduco, no es posible construir una dinámica de trabajo en común a la izquierda.

Algunas reflexiones parecen dirigirse más bien a centrar los esfuerzos, más allá de la opción que se haga cara al 28J, en perfilar a medio plazo una alternativa progresista y plural, lo que pasaría por seguir reforzando los nexos con los sectores sociales que antes de la pandemia ya advertían a pie de calle de las consecuencias de la quiebra de lo publico que encarna Macron.

Y a partir de ahí, ensanchar espacios, con la vista puesta en repensar Baiona como una ciudad abierta a un territorio, rico en diversidad, y que no cabe en las nociones más centralistas y excluyentes, esas que, hasta la fecha, han sido un lastre mayor para el entendimiento de la izquierda en la capital labortana.