Sonrisas y lágrimas en el corazón del área
Australia alcanza por primera vez las semifinales tras superar a Francia en una tanda de penaltis interminable. Las galas caen en cuartos por tercera edición consecutiva.
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El Mundial puede tener a una de sus anfitrionas en el podio. Tras haberlo pasado mal en la fase de grupos, Australia alcanza las semifinales del torneo por primera vez en su historia. Con máximo suspense porque Francia no ha sido Noruega y las Matildas han tenido que esperar a una tanda de penaltis interminable para asegurarse la clasificación. Diez veces ha habido que acudir al corazón del área para deshacer, con paradas, goles y balones al palo de por medio, el desempate y repartir sonrisas y lágrimas. Le han correspondido estas últimas a una Francia a la que el cambio en el banquillo no se le ha notado a la hora de la verdad; una vez más llegó entre las aspirantes a las medallas y una vez más se marcha dejando la sensación de que tiene futbolistas como para conseguir resultados mejores que la disputa de cuartos de final, barrera que solo ha superado en una ocasión, hace ya doce años.
Pero siempre le falta ese puntito de resolución, de juego, de confianza, incluso de fortuna. También hoy le habría venido bien para resolver un encuentro que ha cambiado de color de un tiempo a otro. Han sido mejores las francesas, sin excesos, en el primer tiempo, en el que Australia ha dejado hacer hasta el centro del campo pero después no ha sabido responder a la contra. Con Francia queriendo llevar la iniciativa pero sin arriesgar en exceso, aunque el partido haya tenido tono azulado, pocas veces se ha visto cerca el gol de las europeas. La potencia de Diani ha sido su mejor arma en un partido en el que le ha costado más entrar por bandas: por la derecha, Dali no ha estado fina y De Almeida, inesperadamente en el lateral, no es Perisset y por la izquierda, Bacha y, sobre todo, Karchaoui han «cobrado» de lo lindo –increíble, o no tanto viendo dónde se disputa el Mundial, que Australia solo haya visto una tarjeta, que además no ha llegado hasta el 92–. Aún así ha habido un par de buenas ocasiones en el área local, un remate desde la frontal de Le Sommer y un despeje en un córner aprovechado por Lakrar, ambos con buena respuesta por parte de Arnold.
Sin embargo, ha sido Australia la que más cerca ha estado de marcar. El equipo de Tony Gustavsson ha empezado estirarse, muy poco a poco, mediado el primer tiempo, y justo antes del descanso ha rozado el gol con dos remates de Fowler. El primero, con Peyraud Magnin batida, lo ha sacado De Almeida cuando estaba a punto de traspasar la línea, apareciendo como un rayo y mientras 50.000 personas cantaban gol y solo tres minutos después, a uno del descanso, era la guardameta francesa la que evitaba marcharse a vestuarios con el marcador en contra.
Las dos acciones han debido convencer a Australia de que presionando un poquito más arriba y equilibrando la atención a las dos porterías, había más posibilidades de ganar. Y ahora ha sido el cuadro local el que ha estado mejor. A su rival le ha costado asumir el cambio y no solo no ha vuelto a asomarse al área australiana en muchos minutos, sino que ha sufrido, y por momentos se ha agobiado, en la propia. Pero el tiempo ha pasado sin que tampoco las Matildas supieran trasladar su superioridad al marcador, Francia ha tomado aire y el segundo tiempo ha acabado igualado y, si no fuera por la tensión propia de las circunstancias, aburrido.
El equilibrio se ha mantenido en la prórroga pero el juego se ha animado, quién sabe si por una mayor ambición de los dos equipos o porque las imprecisiones fruto del cansancio abrían más puertas a las delanteras. Lo cierto es que ha habido un gol, que no ha subido al marcador por falta previa de Renard, una ocasión clara para Vine, otra para Becho… y una caída de la misma Becho ante Foord en el área que ha generado muchas dudas para todos menos para la cuadrilla, cada vez más amplia, arbitral.
Estaba claro que aquello acababa con la tanda de penaltis. Tanto que justo antes de que acabara la prórroga, Hervé Renard ha cambiado de portera y ha dado entrada a Perisset, confiando en sus dotes desde los once metros. De haber ganado Francia le lloverían los elogios pero lo cierto es que la jugada le ha salido regulín, principalmente porque Perisset ha enviado su lanzamiento al palo. Solene Durand ha estado bastante mejor, adivinando casi todos los lanzamientos y deteniendo dos –impresionante la mano que ha salvado el penalti de Hunt–, pero no ha sido suficiente en una tanda de penaltis no apta para cardíacos, en la que ha habido tres lanzamientos al palo, cuatro penaltis detenidos por las porteras e incluso se ha tenido que repetir un penalti, el que le ha parado Arnold a Dali porque la guardameta australiana se había adelantado. Y que ha vuelto a parar a la segunda. En el décimo lanzamiento, Becho ha estrellado el balón en la madera, Vine ha acertado y la historia ha acabado para unas y se ha agrandado para las otras, que pelearán por, como mínimo, colgarse una medalla por primera vez.
Australia: Arnold; Carpenter, Hunt, Kennedy, Catley; Raso (Vine, min.103), Gorry, Cooney-Cross (Yallop, min.115), Foord; Van Egmond (Kerr, min.55) y Fowler.
Francia: Peyraud Magnin (Durand, min.120); De Almeida (Perisset, min.120), Lakrar, Renard, Karchaoui; Daly, Geyoro, Toletti (Becho, min.64), Bacha; Diani, Le Sommer.
Árbitra: María Belén Carvajal (Chile). Amarilla a Foord (92').
Goles: Los 120 minutos de juego han acabado sin goles. En la tanda de penaltis, Foord, Kerr, Fowler, Gorry, Yallop, Carpenter y Vine han marcado siete goles para Australia; y Diani, Renard, Le Sommer, Geyoro, Karcahoui y Lakrar, seis para Francia.
Incidencias: Partido de cuartos de final, disputado en el Estadio de Brisbane ante 49.461 espectadores.