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El entusiasmo de Giulio Pellizzari da luz a una subida quemada de una Vuelta policial

Mientras se anuncian dotaciones policiales extra en Madrid y los corredores avisan que, en caso de incidentes, neutralizan la carrera, ni el viento ni tanto tremendismo ha frenado la subida al Morredero, que ha traído el estreno del palmarés del italiano de Red Bull y ningún cambio en la general.

Giulio Pellizzari celebra su primera victoria profesional en un alto del Morredero solitario y requemado. (Miguel RIOPA | AFP PHOTO)

No ha llegado la sangre al río. Después de la histeria y el tremendismo de no pocos medios tras lo sucedido en la etapa del martes en la Vuelta, donde la causa Palestina fue la verdadera vencedora; después del anuncio a bombo y platillo que una dotación de 1.100 miembros de la Policía Española y otros 400 de la Guardia Civil para la etapa final de Madrid; después del anuncio del propio pelotón de neutralizar la etapa en caso de que hubiera incidentes; después de que la organización de la Vuelta anunciase de mañana que el viento impedía la ascensión al alto del Morredero, para luego desdecirse y poder encarar una ascensión espectacular por las rampas, el viento y sobre todo un paisaje abrasado por los incendios de hace un mes escaso, no ha llegado la sangre al río y ha habido etapa de la Vuelta.

Después de tanta sobreactuación a cuenta de lo que no es más que un evento deportivo –y que nadie olvide que el genocidio que Israel está llevando a cabo en Palestina se está produciendo exactamente igual–, la decimoséptima etapa de la Vuelta se ha disputado para alegría del joven Giulio Pellizzari, que a sus 21 años ha estrenado su palmarés y afianzado el maillot blanco de mejor joven.

En vísperas de la contrarreloj de Valladolid de este jueves, ni Vingegaard ni mucho menos un Joao Almeida que ha llegado con lo puesto para salvar el día se han lucido como en jornadas precedentes. En esas, el mano a mano entre el italiano del Red Bull Pellizzari y el estadounidense del Israel Matthew Riccitello se ha decantado en favor del transalpino, entre otros motivos por las buenas piernas del joven ciclista europeo, así como la gran labor de «papel secante» de su compañero de equipo Jay Hindley, que ha permitido a Pellizzari llegar en solitario a una cima del Morredero con muy poca gente y menos ambiente a cuenta del viento y el revuelo policial que empieza a tomar la ronda española, por más que no se pueda tapar el sol con un dedo.

Al final, los 143 kilómetros entre O Carbo de Valdeorras y el alto del Morredero, ya en El Bierzo, han dejado lo mejor para el final. Pese a ser una etapa «unipuerto», el recorrido ha sido de lo más quebrado. Cierto que ha habido una fuga numerosa con corredores de indiscutible nivel, compuesta por Brandon Rivera (Ineos), Madis Mihkels (Education First), Antonio Tiberi (Bahrain), Harold Tejada (Astana), Joel Nicolau (Caja Rural), Patrick Gamper (Jayco), Léandre Lozouet (Arkéa)), Sergio Samitier (Cofidis), Luca Van Boven (Intermarchéy), Gijs Leemreize y Timo Roosen (Picnic) y Jonas Gregaard (Lotto).

Una fuga que quizá en otros momentos hubiera tenido futuro, pero que con el trabajo de los favoritos para llevarse la Vuelta, en especial el equipo Visma, ha estado siempre bajo control. En medio de caminos estrechos, quebrados, repechos sin puntuar y otras trampas camino a la aproximación al Morredero, el grupo se ha ido desgajando, con corredores como Tiberi o Samitier apurando sus exiguas opciones en las primeras rampas de un puerto conocido por la Vuelta, aunque no por la vertiente por la que se ha subido este miércoles.

Fuerzas arrasadas

Entre los favoritos, Felix Gall (Dechatlon) ha sido quien más ha acusado el esfuerzo y el ritmo de subida, un ritmo que un movimiento de Hindley ha puesto a un paso más acelerado. Vingegaard, sin las exuberancias de otros días, Riccitello y Pidcock han conseguido seguir la rueda del ganador del Giro de 2022 en el primer intento, mientras que Almeida y Pellizzari han sufrido un poco más, para terminar de contactar con el grupo.

En ese sentido, ha sido clarificador la actitud de los dos mejores de esta Vuelta, porque aunque sea bien conocida la forma de correr de Almeida, que en no pocos cambios de ritmo parece ceder para luego engancharse a los grupos principales, ni el luso ni el propio Vingegaard han lucido como otros días. Por un lado, el jefe de filas de UAE ha ido siempre a cola del grupo, llegando a perder unos pocos metros en breves ocasiones, sin mostrar siquiera intención de saltar del grupo, básicamente porque bastante ha tenido con mantener la rueda. No obstante, el propio Vingegaard, pudiendo abrir hueco sobre su principal perseguidor, no ha hecho ni ademán de atacar. No ha sido el mejor día del danés, a quien parece que le están pudiendo más las ganas de que se acabe la Vuelta a lucirse ante los aficionados. Eso, o los dos primeros de esta Vuelta tienen las reservas energéticas tan peladas y requemadas como el desolador paisaje de un alto del Morredero arrasado por el fuego.

En esas, el duelo entre Pellizzari y Ricitello en pos de la etapa y el maillot blanco ha empezado a tomar fuerza. Los dos han alternado ataques para neutralizarse después, hasta que el italiano del Red Bull ha abierto hueco. Ahí, el norteamericano ha buscado tapar la ventaja adquirida por su rival, pero Hindley ha ejercido dando una lección de cómo ser gregario de lujo.

Entre las arrancadas y las paradas del pelotón, un Pellizzari muy fatigado ha logrado una renta suficiente para poder presentarse en solitario en la meta del Morredero –en solitario casi también por el número de espectadores presente– y así estrenar un palmarés con un triunfo de mucho nivel.

Reducen la crono por «seguridad»

En cambio, en la pelea para la general, parece que habrá que esperar a la crono de Valladolid para ver si Almeida tiene fuerzas como para limar su desventaja de 50 segundos a Vingegaard o si el danés podrá asegurar su triunfo con relativa suficiencia.

En principio, la prueba individual debía ser de 27 kilómetros, pero según ha anunciado la organización a última hora de este miércoles, quedará reducida a 12 «para dotar de una mayor protección» al desarrollo de la prueba.